Lección 5 para el 29 de julio de 2023
Efesios 2:11-22 nos guía en un viaje que comienza con dos pueblos enfrentados entre sí, y finaliza con un edificio/templo construido por ellos en paz, conjuntamente, cuyo cimiento y argamasa es Cristo.
En el recorrido de este viaje, Jesús consigue reconciliar a ambos pueblos, derriba los muros que los enfrentaban, y logra que ambos vivan en paz.
¿Qué similitudes encuentras entre estos dos pueblos y los creyentes que formamos actualmente el «templo de Dios»?
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La división. Efesios 2:11-12.
- Los judíos despreciaban a los gentiles porque eran incircuncisos. ¡Y los gentiles despreciaban a los judíos por su circuncisión!
- Pero la diferencia entre ambos pueblos era más profunda que una señal externa. Antes de conocer a Jesús, los gentiles desconocían el verdadero camino de la salvación: no pertenecían al pueblo escogido por Dios; no tenían parte en el pacto hecho con Israel; no tenían esperanza; no tenían a Dios.
- ¿Cómo ayudar a los que se encuentran hoy en la misma condición?
- Los judíos despreciaban a los gentiles porque eran incircuncisos. ¡Y los gentiles despreciaban a los judíos por su circuncisión!
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La reconciliación. Efesios 2:13-14.
- Al aceptar a Jesús, judíos y gentiles han encontrado el punto de unión y de fraternidad.
- Los que estaban lejos (gentiles), ahora están cerca. Ahora son redimidos, igual que los judíos
- Judíos y gentiles dejan sus hostilidades al pie de la cruz. La cruz elimina las enemistades, generando paz
- Jesús los reconcilia creando un solo pueblo. Ahora son hermanos y hermanas; una familia unida
- La reconciliación se experimenta cuando los miembros de iglesia dejan de lado cualquier diferencia, y reconocen a los otros miembros de iglesia como hermanos o hermanas amados. Jesús es el único que puede generar el milagro de la reconciliación.
- Al aceptar a Jesús, judíos y gentiles han encontrado el punto de unión y de fraternidad.
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El muro derribado. Efesios 2:15-16.
- Para conseguir la unión de judíos y gentiles, Jesús derribó “la pared intermedia de separación”. Para conseguirlo, «anuló la ley con sus mandamientos y requisitos» (2:15 NVI). ¿Abolió los 10 mandamientos?
- Si hubiese sido así, ¿por qué Pablo animó a la iglesia a seguir guardándolos? Por otra parte, ¿quién discutiría por no estar de acuerdo en no matar o en no hurtar?
- Pablo habló de los mandamientos: del 5º (6:2-3); del 7º (5:3); del 8º (4:28); del 9º (4:25) y del 10º (5:5).
- La ley que generaba conflictos entre judíos y gentiles era la ley ceremonial de la que los judíos habían hecho un medio de salvación, y a la cual habían añadido sus propios preceptos (Hch. 15:5; 2:20-22; Gál. 2:11-14).
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El mensaje de paz. Efesios 2:17-18.
- Pablo ve en los efesios el cumplimiento de Isaías 52:7 y 57:19. Tanto a gentiles (que estaban lejos) como a judíos (que estaban cerca), Cristo les había anunciado (a través de los apóstoles) el evangelio de paz.
- Jesús nos dio su paz (Jn. 14:27). Él mismo es nuestra paz (Ef. 2:14). Y dondequiera se predica el evangelio, se predica la paz (Hch. 10:36).
- ¿Qué nos produce esa paz? Nos la produce el hecho de sabernos perdonados, redimidos, reconciliados con Dios (Ro. 5:1).
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El templo del Señor. Efesios 2:19-22.
- En la cruz, Jesús ha derribado toda separación entre los creyentes. Ahora, pueden trabajar unidos, formando un «edificio» compacto. Un edificio espiritual que constituye un templo santo.
- Jesucristo es la piedra angular sobre la que el templo se sostiene; la Biblia (la enseñanza de apóstoles y profetas) es su fundamento; el Espíritu Santo coordina cada parte, y hace crecer el edificio.
- Con este símil, Pablo concluye su exposición sobre los dos pueblos. Antes había muros, ahora hay armonía. Todos trabajamos juntos, creciendo “en el Espíritu”.
Para meditar:
«No tenemos seis modelos para imitar, ni tampoco cinco, sino uno solo: Cristo Jesús. Si los hermanos italianos, franceses y alemanes se esfuerzan en parecérsele, colocarán sus pies sobre el mismo fundamento, el de la verdad; el mismo espíritu que anima el uno animará también al otro: Cristo en ellos, esperanza de gloria. Quiero exhortaros, hermanos y hermanas, a no levantar un muro de separación entre las diferentes nacionalidades. Esforzaos, por el contrario, en derribarlo en todas partes donde exista. Deberíamos esforzarnos por llevar a todo el mundo a la armonía que hay en Jesús y trabajar con un solo fin: la salvación de nuestros semejantes». (Elena G. White, Testimonios para la iglesia, tomo 9, pg. 145).
Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática