Lección 10 para el 11 de marzo de 2023: LA DEVOLUCIÓN.
Al envejecer, aparecen preocupaciones sobre el futuro inmediato, debido en gran medida a nuestra fragilidad. Al hablar de esta etapa, Elena G. White nos aconseja «Deben deponer la ansiedad y las cargas, ocupar su tiempo tan felizmente como puedan, y prepararse así para el Cielo» (TI1, p. 374).
Generalmente, llegamos a esta etapa con más recursos de los que teníamos al nacer. ¿Qué debemos hacer con ellos? Como mayordomos, ¿cuál es la forma correcta de devolvérselos a su Dueño?
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Devolver a Dios lo que le pertenece.
- Un hombre rico ve su hacienda multiplicada. Prepara graneros más grandes y queda satisfecho. ¡Tiene su vejez asegurada! ¿Qué hay de malo en esta historia (Lc. 12:13-21)?
- Ninguna de las acciones de este rico era mala en sí misma. Pero, como Jesús indicó, el problema estaba en el corazón: era avaro, no quería compartir con los demás lo que Dios le había prestado (Lc. 12:15).
- Mientras nuestra salud física y mental nos lo permita, debemos seguir siendo útiles a Dios haciendo un uso correcto de lo que Él nos confía: fuerzas, talentos, recursos…
- Todo esto debe serle devuelto a su Dueño. ¿Cómo?
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Prepararse para el futuro.
- ¿Qué debemos hacer con lo que va a quedar aquí cuando nosotros ya no estemos? (1Tim. 6:7).
- Sea poco o sea mucho, sigue perteneciendo a Dios. La Biblia nos insta a traspasar nuestra mayordomía a nuestros hijos y familiares (Pr. 13:22; 1Tim. 5:8). Si no hay herederos, debemos legarlo a la Iglesia.
- En algunos países, la herencia pasa automáticamente a los hijos, en otros no. Si las leyes de herencia que se aplican en ausencia de testamento no coinciden con lo que nosotros deseamos, es importante hacer un testamento para asegurarnos de que nuestras posesiones pasen a los destinatarios correctos.
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Aprovechar las bendiciones.
- ¿Has recibido bendiciones de Dios? ¡Aprovéchalas! No las despilfarres, úsalas con prudencia (Pr. 27:23). Devuélvele a Dios tus diezmos y tus ofrendas (Dt. 12:11). Provee para las necesidades de tu hogar (Pr. 27:27). No te olvides de los necesitados (Stg. 1:27).
- Depende de nosotros hacer ahora provisiones para que las bendiciones que hemos recibido (y recibimos) puedan ser una bendición para los demás y para el avance de la obra de Dios.
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¿Cuándo devolver?
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Devolución demorada.
- Conforme crecemos, tendemos a aferrarnos más a lo que poseemos. Parece que no importa cuánto tengas. Cuanto más rico seas, más querrás enriquecerte (Ecl. 5:10). Pero esto es una trampa de Satanás para apartar nuestro corazón de Dios.
- La Biblia nos invita a no poner nuestra esperanza en las riquezas (1Tim. 6:17), sino a contentarnos con lo que tenemos, sin acaparar innecesariamente (Pr. 30:8).
- Hay quien, temiendo que le falte durante su vejez, retiene aquello que podría devolver a Dios ahora, pensando: «cuando muera lo dejaré todo a Dios». Sin embargo, con este pensamiento privamos a otros de la bendición que pudiera tener ahora (y nos privamos de nuestra propia bendición).
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Ventajas del “ahora”.
- ¿Qué ventajas nos puede reportar devolverle ahora a Dios parte de lo que le pertenece mientras aún estás vivo?
- El donante realmente puede ver los resultados de la donación: un nuevo edificio de la iglesia, un joven en la universidad, una campaña de evangelización financiada, y otros
- El ministerio o la persona puede beneficiarse ahora cuando la necesidad es mayor
- Da un buen ejemplo de valores familiares de generosidad y amor por los demás
- Minimiza la consecuencia del impuesto al patrimonio
- Garantiza que el donativo se haga a su entidad deseada (sin interferencia de tribunales ni familiares descontentos)
- Demuestra que el corazón del donante ha sido cambiado del egoísmo al altruismo
- Almacena tesoros en el Cielo
- ¿Qué ventajas nos puede reportar devolverle ahora a Dios parte de lo que le pertenece mientras aún estás vivo?
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Para meditar:
«Los legados que se dejan al morir son un mísero substituto de la benevolencia que uno podría hacer mientras vive. En verdad, los siervos de Dios deben hacer sus testamentos cada día en buenas obras y ofrendas generosas a Dios». (Elena G. White, Consejos sobre mayordomía Cristiana, pg. 340).
«Si ellas [las personas mayores] asumiesen la actitud que Dios quiere que asuman, sus postreros días podrían ser los mejores y más felices. Los que tienen hijos en cuya honradez y juicioso manejo tienen motivos para confiar, deben dejar que ellos los hagan felices. A menos que obren así, Satanás se aprovechará de su falta de fuerza mental, y lo manejará todo en su lugar. Deben deponer la ansiedad y las cargas, ocupar su tiempo tan felizmente como puedan, y prepararse así para el cielo». (Elena G. White, Testimonios para la iglesia, tomo 1, pg. 374).
Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática