Estrenamos calendario y repetimos una y otra vez la expresión que da título a este escrito: ¡Feliz año nuevo! … a todo aquel con el que tenemos la oportunidad de cruzarnos estos primeros días del año.
Hay un debate en cuanto a cuándo debemos dejar de usar la frase. Algunos estiran el uso de la frase hasta el mes de febrero. Otros lo dicen por última vez a la media hora de haberse comido las uvas.
Sea como sea, y sabiendo que lo de «feliz» es muy relativo a este lado de la eternidad, desde la Unión Adventista en España os proponemos un año de crecimiento en el Espíritu, un año de preparación para el encuentro con Jesús.
Cuando me disponía a escribir estas líneas, vino rápidamente a mi cabeza el texto escrito por Pablo: «Pero nosotros tenemos la mente de Cristo» (1 Cor. 2: 16). Frente a las muchas formas de pensar que el mundo propone, nosotros, la iglesia, tenemos la mente de Cristo.
El contexto bíblico es claro en cuanto a qué significa y qué supone tener la mente de Cristo. Amigos – dirá Pablo – «nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado… esto se ha entender espiritualmente, pero el que no es guiado por el Espíritu (el que es natural) no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura y no las puede entender» (1 Cor. 2: 12-15).
Dios en primer lugar
Para entender el mensaje de Dios hay que dejarse guiar, moldear y transformar por Dios. Así de simple. Podemos desearnos un feliz año, pero solo será feliz, pase lo que pase, si priorizamos bien. Si ponemos a Dios donde ha de estar. Si ocupa el lugar en nuestra mente (corazón) que ha de ocupar.
Más espiritual. Más como Jesús. Más cerca, más íntimo, más relación, más amistad. Más de Él y menos de todo lo demás. Es el momento, ¿por qué no lo iba a ser?, de tomarse en serio la salvación.
Seamos una iglesia espiritual que camina, actúa, predica, canta y piensa como Jesús. Más lectura de la Biblia y menos entretenimiento carnal. Más cantos espirituales y menos música frívola, profana y mundanal. Más tiempo para él y menos para el yo. Más amor por los demás y menos debates estériles que para nada edifican. Más amar y mucho menos criticar, juzgar y condenar.
¿Te parece? ¿Nos deseamos un feliz año de verdad?
El mismo Pablo nos invitará a tomarnos en serio esto de la mente de Cristo cuando nos dice: «No os amoldéis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento (mente), para que comprobéis cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto» (Rom. 12: 2).
Dios nos guíe a la fuente de agua viva que nos hará ser manantiales de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio en el Espíritu. Solo en el Espíritu el cambio es posible.
Cambiemos pues, ¿vale?
Con cariño en Cristo,
Autor: Òscar López Teulé, presidente UAE, en nombre de todo el equipo de la Unión.
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