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Lección 1 para el 2 de abril de 2022: LA CREACIÓN.

Los dos primeros capítulos de la Biblia contienen la historia de la creación de la humanidad y de su hábitat. Gracias a ellos, podemos conocer el propósito para el cual fuimos creados: vivir eternamente felices al lado de nuestro Creador.

No es un relato científico, ya que no estamos preparados (ni siquiera ahora en el siglo XXI) para comprender el proceso creador.

Es un relato sencillo, poético, que nos permite conocer nuestros orígenes. Conocer que somos la corona de la creación, criaturas perfectas de Dios, y no el resultado del azar.

La Creación

  • En el principio… Dios.

    • Los dos relatos de la creación nos presentan a Dios desde dos aspectos distintos:
      • Génesis 1:1-2:3 nos presenta a Dios poderoso: Él puede crear con sólo su voz. Su gran poder nos llena de alabanza, y nos invita a postrarnos a sus pies (Salmo 95:3-6).
      • Génesis 2:4-25 nos presenta a Dios cercano: Nos prepara un hogar, nos moldea tiernamente con sus manos, se preocupa por nuestra felicidad, y nos enseña a vivir.
    • Aún hoy, separados de la presencia de Dios por el pecado, podemos apreciar su poder y su cercanía. Podemos disfrutar de la maravillosa y amorosa presencia de Dios en nuestra vida.
  • Las obras de Dios:

    • Una Creación perfecta.
      • La expresión “bueno” [en hebreo, tov], implica que la creación funcionaba bien, que era perfecta y hermosa, y que no había nada malo en ella. Y, por supuesto, no había muerte. La muerte no fue parte en manera alguna del proceso de creación.
      • Nada en el relato nos puede hacer pensar en un proceso de miles o de millones de años. Los árboles dan fruto (Gn. 1:12; 2:9). Las aves vuelan, los animales andan (Gn. 1:20, 25). Adán es creado adulto, capaz de hablar y razonar (Gn. 2:19).
      • Al finalizar la Creación, se nos informa que “quedaron terminados los cielos y la tierra, y TODO lo que hay en ellos” (Génesis 2:1 NVI). Seis días literales, nada más.
    • Un tiempo perfecto.
      • La luz1, el mar2, la tierra3, la vegetación4, los astros5, los peces6, las aves7, los animales8, el ser humano9. Todo fue terminado en seis días. Pero aún faltaba algo importante, la décima creación que culminaba el proceso: el séptimo día10.
      • Un tiempo de descanso, de meditación, de compañía mutua, y de compañía con el Creador. Tiempo necesario para una humanidad perfecta. ¿Cuánto más necesario para una humanidad lastrada por el pecado? (Éxodo 20:8-11).
      • El sábado nos recuerda nuestros orígenes, y eleva nuestra mirada a lo que llegaremos a ser gracias a la Redención (Dt. 5:15; Is. 66:23).
    • Una humanidad perfecta.
      • La imagen de Dios implica:
        • Una naturaleza espiritual que nos permite comunicarnos con Dios.
        • Una semejanza física con nuestro Creador.
        • La capacidad de razonar, y de tomar decisiones morales.
      • Según Génesis 2:7, cuando el soplo de vida (espíritu) se juntó con la imagen de barro moldeada por la mano de Dios (cuerpo), apareció un ser vivo (alma).
      • En un segundo acto creativo (Gn. 2:21-22), Dios lo completo, creando así al “ser humano” perfecto: varón y hembra, hombre y mujer.
  • Los regalos de Dios.

    • Cuando Dios creó al primer hombre, le ofreció tres regalos, que implicaban tres responsabilidades:
      • El jardín del Edén (Gn. 2:8): Era el hogar perfecto, que debía cuidar y cultivar. Somos responsables de preservar lo recibido de Dios.
      • Alimento (Gn. 2:16): Dios le proporcionó un alimento adecuado a su cuerpo perfecto, aunque añadió una restricción que le ayudase a mostrar su lealtad a Aquel que le daba todo (Gn. 2:17).
      • La mujer (Gn. 2:22): El regalo perfecto. Alguien a quien amar. Una persona con quien compartir todo. Alguien con quien llegar a ser “una sola carne” (Gn. 2:24).

Para meditar:

“¡Cuán hermosa era la tierra cuando salió de las manos de su Creador! Dios presentó delante del universo un mundo en el que su minuciosa mirada no pudo encontrar mancha ni error, defecto ni imperfección. Cada parte de su creación ocupó el lugar que se le asignó, respondiendo de este modo al propósito para el cual fue creada. […] Dios contempló la obra de sus manos forjada por Cristo y declaró que todo era “bueno en gran manera”. El Señor contemplaba un mundo perfecto, sin rastro de pecado ni imperfección”. Elena G. White (El Cristo triunfante, 2 de enero).

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

 

Revista Adventista de España