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¿Es Jesús una copia original de Horus, Mitra y otras mitologías?

Hoy en día, casi nadie discute la existencia histórica de Jesús, porque, además de los evangelios y otras fuentes cristianas, hay numerosas fuentes no cristianas (romanas e, incluso, judías) que la prueban. Otra cosa bien distinta es la credibilidad que algunos le otorgan al Jesús que presentan los Evangelios, ya que para ellos este Jesús no es el Jesús real, sino el que describieron autores cristianos a través del prisma de la fe cristiana, ya muy desarrollada. Dentro de esa visión, muy en consonancia con la llamada Crítica Histórica, todo lo que en Jesús tenga que ver con lo sobrenatural hay que cuestionarlo o, al menos, reinterpretarlo. Esto último es lo que hizo, con ahínco, Rudolf Bultmann en numerosos escritos y, sobre todo, en su obra Nuevo Testamento y Mitología[1].

Hay algunos autores que piensan que muchos detalles relacionados con la figura del Jesús de los Evangelios son, en realidad, muy parecidos a mitos antiguos, de diversas culturas y religiones, y que estos influyeron en muchos aspectos descriptivos de la persona de Jesús que se encuentran en los evangelios canónicos, sobre todo los que tienen que ver con el nacimiento, la resurrección y la ascensión de Jesús a los cielos, aunque no son los únicos[2]. Se han establecido paralelismos de Jesús con personajes de la mitología grecorromana, del mitraísmo, del antiguo Egipto e, incluso, del budismo, y algunos concluyen que el relato de Jesús en los Evangelios no es original, sino extraído de estas mitologías.

Una idea antigua

Esta idea mitológica de Cristo no es reciente. A finales del s.XVIII la esbozaron los filósofos franceses Constantin Volney y Charles-François Dupuis, pero fue el teólogo alemán David Friedrich Strauss el que, a mediados del s.XIX, más la divulgó[3]. Para Strauss, Jesús existió, pero muchas de las descripciones que sobre él hacen los Evangelios canónicos son “míticas”, y eso hay que tenerlo en cuenta a la hora de leerlos e interpretarlos. Esta idea de Strauss la han seguido y la mantienen algunos autores modernos, aunque con diferentes matices. Últimamente, con la explosión de Internet, estas ideas se discuten en muchos foros.

Ahora bien, cuando uno analiza detenidamente esos mitos antiguos, de diversas culturas y religiones, se da cuenta de que las supuestas analogías de estos con la figura del Jesús de los evangelios son muy forzadas o, sencillamente, no son tales. La lista de paralelismos y analogías es bastante extensa, por lo que, como un botón de muestra, nos vamos a detener únicamente en algunos aspectos, no todos, de la comparación de Jesús con el mito de Horus.

El mito de Horus ¿Quién era Horus?

Horus, cuyo nombre significa “el elevado”, “el distante”, ocupa un lugar muy importante en la mitología egipcia. Era   hijo de Osiris e Isis, quienes, a su vez, eran hermanos. Horus nació de forma un tanto especial, ya que su padre (Osiris) había muerto, pero Isis, su madre, utilizando poderes especiales, logró reanimarlo y de su relación con él nació Horus. Después de muchas luchas y peripecias, Horus logró reinar en el bajo Egipto y, finalmente, en todo el país, siendo declarado por la asamblea de los dioses como el rey legítimo de Egipto y su único Dios.

Algunos han querido ver en el mito de Horus similitudes con el Jesús de los Evangelios, hasta el punto de que la vida de éste sería una copia adaptada del mito de aquél. Veamos algunos ejemplos y la inconsistencia de esas afirmaciones:

Ejemplos:

  • Se dice que Horus era hijo de una Virgen, Isis, igual que Jesús lo era de otra virgen, María. Nada que ver con el relato evangélico. Isis no era una virgen. Aunque era hermana de Osiris, estuvo casada con él antes de su muerte. Cuando murió Osiris, Isis logró reanimarlo con sus poderes extraordinarios y, de nuevo en vida, Osiris engendró a Horus. El nacimiento de Jesús no fue de esta manera.
  • De Horus se afirma que, igual que Jesús, nació el 25 de diciembre. Las dos afirmaciones son incorrectas y, por lo tanto, no equiparables. Horus nació en el mes de Khoiak (diciembre-enero) y los evangelios no dicen ni el día, ni el mes, ni el año en que nació Jesús. No es posible establecer este paralelismo.
  • Se dice que tres reyes fueron a visitar a Horus cuando éste nació, tal como ocurrió con Jesús. Sin embargo, el evangelio de Mateo no dice que tres reyes fueran a visitar a Jesús. Dice que fueron “unos magos”, procedentes, del oriente, sin especificar su número
  • Se dice que Horus fue bautizado, igual que Jesús, pero en el mito de Horus no hallamos nada parecido. Existe un relato de Horus en el que éste es cortado y echado a un río. Isis, su madre, le pidió al dios cocodrilo que lo sacara del agua vivo y esta se lo concedió, pero esto no se parece en nada a los relatos del bautismo de Jesús que nos cuentan los evangelios.
  • Se dice que Horus tenía, igual que Jesús, doce discípulos que lo acompañaban constantemente. Que grandes líderes tengan discípulos no es sorprendente en ninguna cultura, pero entre Horus y Jesús hay grandes diferencias. Horus tenía a su alrededor cuatro semidioses llamados heru-shemsu (“seguidores de Horus”) que fueron seguidores y dieciséis seguidores humanos. También se habla y un número desconocido de herreros que le acompañaban en las en batallas. Nada que ver con los discípulos de Jesús.
  • Hay varios relatos que hacen referencia a la muerte de Horus, algunos bastante diferentes, pero ninguno hace referencia a la muerte de Horus por crucifixión que sí que es descrita con mucho detalle en los Evangelios referente a Jesús.
  • Otro tanto podemos de decir de la resurrección, la cual es descrita, en el caso de Jesús, con mucho detalle en los relatos evangélicos, pero no existen relatos de resurrección de Horus. Lo de su padre Osiris fue otra cosa.

No hay similitudes entre Jesús y Horus

Es pues casi imposible establecer similitudes entre Jesús y Horus, a no ser que se fuercen al máximo las comparaciones, lo cual le resta verosimilitud ala comparación. Además, hay que tener en cuenta que, para crear un mito y que éste quede en la conciencia colectiva, hacen falta muchos años. Ésto no se da en los Evangelios que fueron escritos pocas décadas después de los hechos que narran. De los evangelios más tempranos existían, en el momento de su redacción, testigos oculares, los cuales hubieran denunciado las falsedades si estas se hubieran producido.

Téngase en cuenta, por último, que muchos cristianos fueron duramente perseguidos por proclamar a Jesús haciendo milagros o resucitando. Este es una de las mayores pruebas de que su predicación era verdad. El Jesús de los Evangelios no procede pues de ninguna mitología precedente. Sus palabras y sus hechos fueron, simplemente contadas por quienes las oyeron y las vieron (1ª Jn 1:1).

NOTAS:

[1] Rudolf Bultmann, Nuevo Testamento y Mitología (Buenos Aires: Almagesto,1998).

[2] Ulrich Luz, El evangelio según San Mateo,1-7, vol.I (Salamanca:Sígueme, 1993)196-198 ofrece un listado de personajes, reales y legendarios, en donde algunos autores han querido ver similitudes con el Jesús de los evangelios en diferentes aspectos de su vida.

[3] David Friedrich Strauss, The Life of Jesus, Critically Examined (New York: Cosimo Classics,2010).

Autor: Miguel Ángel Roig, pastor y profesor de teología jubilado

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