Lección 6 para el 6 de noviembre de 2021: “PORQUE ¿QUÉ NACIÓN GRANDE HAY…?”
Deuteronomio 4:1-9 es un estudio acerca de la Ley de Dios –una Ley santa, perfecta y sabia–, y de las consecuencias de obedecerla o rechazarla.
¿Podemos añadir o quitar algo de la Ley para hacerla más perfecta? ¿Qué relación existe entre la Ley y la sabiduría? ¿Puede la observancia de la Ley darnos renombre en este mundo? Porque ¿qué nación grande hay?
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Ni añadir ni disminuir. Deuteronomio 4:1-2.
- Añadir o quitar algo de la Ley perfecta para hacerla más perfecta es colocarse en el lugar de Dios. Ese es, precisamente, el deseo de Satanás desde un principio. La “publicidad” de su rebelión se basó precisamente en la imperfección de la Ley, y la necesidad de modificarla.
- A lo largo de la historia, ha inducido al pueblo de Dios a añadir preceptos a la Ley. Por ejemplo, mezclando costumbres paganas; inventando nuevas leyes; creando tradiciones (2R. 17:33; 1R. 12:33; Mt. 15:3-6).
- También ha sido inducido a quitar preceptos de la Ley (2º mandamiento) para poder adorar a Dios a través de imágenes. En todos los casos, el pueblo de Dios ha sufrido las consecuencias.
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Resultados de la rebelión. Deuteronomio 4:3.
- Por incitación de Balaam, las mujeres moabitas se acercaron a los varones israelitas con la intención de seducirlos (Nm. 31:15-16). Aquellos que se dejaron seducir pasaron rápidamente del adulterio físico al espiritual (Nm. 25:1-2).
- Al endurecer la conciencia con el primer pecado, el físico, estaban listos para caer en el último, el espiritual, que debió haber sido el objetivo final de Satanás.
- Dios tuvo que intervenir pidiendo una actitud drástica contra el pecado flagrante (Nm. 25:5-8). El pecado, si no se rechaza, nos lleva a la rebelión y al alejamiento completo de Dios.
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Siguiendo a Dios. Deuteronomio 4:4.
- En contraste con todos los que fueron en pos de Baal-peor (24.000), Moisés presenta a todos los que siguieron a Dios.
- No hay término medio. O sigo a Dios, o al enemigo (Mt. 12:30). La decisión de aferrarme a Dios es mía, el poder para resistir a la tentación es suyo (Judas 24).
- Dios puede evitar que caigamos. Pero tenemos que tomar la decisión consciente de aferrarnos a Dios, como hicieron los fieles en Baal-peor. Si es así, podemos estar seguros de que, sea cual fuere la tentación, podremos permanecer fieles.
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Nuestra sabiduría. Deuteronomio 4:5-6.
- El mundo que los cristianos somos un “pueblo sabio y entendido” cuando se acerquen a oír las leyes que nos gobiernan. Pero solo se acercarán a oír cuando las guardemos y las pongamos por obra. Es decir, cuando vivamos de acuerdo con la Ley de Dios, de manera que nuestro ejemplo sea coherente con nuestra predicación.
- Nosotros somos la sal de la tierra, la luz del mundo (Mt. 5:13-16). Brillemos en el mundo dando testimonio diario a través de nuestra obediencia a la Ley perfecta.
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Una nación grande. Deuteronomio 4:7-9.
- Dios escogió a los descendientes de Abraham para ser una gran nación, con el propósito de bendecir a través de ella a toda la humanidad (Gn. 12:2-3).
- ¿Qué hacía de Israel una “nación grande”?
- Dios estaba con él. Era un Dios cercano.
- Tenía leyes y juicios justos.
- Dios también nos ha escogido para bendecir a la humanidad con el mensaje de la Salvación.
- ¿Qué hace de mí una “persona grande”?
Para meditar:
“El plan que Dios se propone llevar a cabo hoy mediante su pueblo, es el mismo que deseaba llevar a cabo mediante Israel cuando lo sacó de Egipto. Contemplando la bondad, la misericordia, la justicia y el amor de Dios revelados en la iglesia, el mundo ha de obtener una representación de su carácter. Y cuando la ley de Dios quede así manifestada en su vida, el mundo reconocerá la superioridad de los que aman, temen y sirven a Dios por encima de todos los demás habitantes de la tierra”. Elena G. White (Testimonios para la iglesia, tomo 6, pg. 21).
Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática