¿Te comunicas bien?
¿Sabes expresar tus sentimientos de forma que generas confianza? ¿Piensas que no has nacido con las habilidades necesarias para transmitir tus pensamientos y emociones? Si es así, debes recordar que las personas somos seres sociales y que precisamos de la compañía y de compartir experiencias. También debes recordar que todos, en mayor o menor medida, podemos desarrollarnos hasta convertir nuestras debilidades en competencias adecuadas.
El poder del amor en la comunicación
En este sentido, en el desarrollo de las capacidades de comunicación hace mucho el amor. Sí, te parecerá extraño pero a mayor manifestación de amor, mejor comunicación. Cuando ejercitamos el principio del amor tenemos beneficios que facilitan la relación con otras personas. Por ejemplo, amar nos ayuda a apartar las emociones tóxicas que todos padecemos. No sabemos muy bien las razones pero esa o aquella persona no nos cae bien. Bajo esa premisa, la comunicación se hace escasa o, en ocasiones, de influencia negativa.
Amar compensa esa falta de afinidad y propone nuevas relaciones más positivas. Otro ejemplo, amar nos hace más inteligentes. Los esfuerzos por desarrollar un lenguaje positivo y una actitud benigna mejoran las actividades de nuestro cerebro. Tal desarrollo nos permite ser más empáticos y, por tanto, comprender y comunicar mejor.
Como indica Ellen G. White: “No es la posición mundanal, ni el nacimiento, ni la nacionalidad, ni los privilegios religiosos, lo que prueba que somos miembros de la familia de Dios; es el amor, un amor que abarca a toda la humanidad.” (Discurso maestro de Jesucristo, 66)
También en la comunicación no verbal
Vaya, parece que el asunto no es tan complicado. Quizá no tengas un vocabulario erudito pero cuando miras con amor las palabras más humildes se llenan de contenido. Quizá tu fluidez verbal sea escasa pero cuando actúas con amor, hasta el gesto más nimio se convierte en un símbolo. Es posible que metas la pata cada vez que abras la boca, pero cuando la metes con amor, tu rostro refleja tanto cariño que no hay reproche. De verdad, no es tan complicado.
De nuevo, ¿te comunicas bien? Mientras contestas a la pregunta, te regalo este versículo: “Aquel que es la Palabra habitó entre nosotros y fue como uno de nosotros. Vimos el poder que le pertenece como Hijo único de Dios, pues nos ha mostrado todo el amor y toda la verdad.” (Juan 1:14)
Víctor Armenteros. Responsable de Ministerio de Gestión de Vida cristiana / Educación, de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España.
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