La Real Academia Española define arqueología: del gr. ἀρχαιολογία, (estudio de lo antiguo), como la “Ciencia que estudia lo que se refiere a las artes, a los monumentos y a los objetos de la antigüedad, especialmente a través de sus restos.” La Arqueología Bíblica es este tipo de investigación, relacionado al mundo de la Biblia. El estudio del mundo en el que se escribió el texto bíblico y vivieron los personajes que en ella encontramos. ¿Es entonces la arqueología bíblica una forma (o la mejor) de probar que la que “La Biblia Tenía Razón”? (1). “De ninguna manera”, citando la forma de negación más enfática del Apóstol Pablo (2). Hay personas, que creen o necesitan probar los hechos acaecidos en los relatos bíblicos. Otros no. La pregunta es evidente, ¿necesitamos pruebas de que la biblia tenía razón?
Hubo un tiempo, en sus orígenes durante la segunda mitad del Siglo XIX, en que la Arqueología Bíblica si fue movida por las ansias de probar el texto bíblico y la historicidad de los hechos en él descritos (3). Pero hoy ya no. La forma de hacer arqueología ha cambiado. (4) El objetivo de la Arqueología Bíblica al día de hoy es iluminar el texto, no probarlo. Es didáctico, no apologético. La Arqueología Bíblica busca enriquecer nuestro entendimiento del texto, para poder comprender mejor su mensaje. Queremos conocer la Biblia mejor, no necesitamos probarla como verdad. Para esto, la Arqueología Bíblica, Filología Bíblica, Estudios del Próximo Oriente Antiguo, son herramientas indispensables para el estudioso que intenta descubrir nuevos tesoros en este texto milenario. Necesitamos saber cómo vivía la gente en el antiguo Israel, como era su cosmovisión, el mundo en el que la biblia fue redactada, sólo así, podremos ondear en el verdadero contexto en el que este libro nació. Así al descubrir el significado del mensaje para los destinatarios originales, podremos disfrutar mejor como lectores del siglo XXI (5).
Necesitamos tomar conciencia de la importancia del estudio de la Biblia. Buscar y utilizar nuevas herramientas que enriquezcan el mismo. Este es el objetivo de esta serie de artículos, que irán saliendo periódicamente.
Volviendo a la pregunta inicial, ¿necesitamos pruebas de que la biblia tenía razón? Vuelvo a citar a Pablo, “de ninguna manera”. Aunque esto ya es una decisión, una elección personal. En este punto entramos en un debate teológico sobre la fe. “La fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios”, “pero el justo por fe vivirá”, “es la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (6).
La arqueología excava la tierra en busca del pasado, lo mismo hacemos nosotros con la Biblia en busca de la verdad: “lámpara es a mis pies tu palabra”, “porque Yahvé da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia” (7).
Notas:
1. En referencia al libro de Werner Keller “Y La Biblia Tenía Razón”.
2. Romanos 3:4
3. Dever, William. 1997. “Biblical Archeology” en Meyers, Eric M. The Oxford Encyclopedia of Archaeology in the Near East. Volumen 1. New York: Oxford University Press, 315.
4. González Echegaray, Joaquín. 1990. La Biblia En Su Entorno. Estella: Verbo Divino, 73.
5. No es lo mismo leer un texto de ánimos del profeta Isaías conscientes del contexto. Jerusalén asediada por ejércitos enemigos y el país entero siendo masacrado, exterminado. Tenemos evidencias gráficas de esto provenientes del sistema de propaganda asirio proporcionadas por la arqueología que veremos en próximos artículos.
6. Romanos 10:17, Habacuc 2:4, Hebreos 11:1
7. Salmo 119:105, Proverbios 2:6
Foto: (cc) Charles Tilford/Flickr.