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Escucha este resumen del capítulo 36 de EL CONFLICTO DE LOS SIGLOS en el podcast de nuestro canal de Youtube o en Spotify. También puedes descargar este resumen en PDF: CS36

Los protestantes consideran hoy al romanismo con más favor que años atrás. Entre los protestantes está ganando terreno la opinión de que, al fin y al cabo, en los puntos vitales las divergencias no son tan grandes como se suponía, y que unas pequeñas concesiones de su parte los pondrían en mejor inteligencia con Roma”. Estas declaraciones con las que se abre este capítulo 36 del Conflicto de los Siglos fueron escritas hace ya mucho tiempo. Hoy son muchos son que sostienen que es injusto juzgar a la iglesia de nuestros días por los errores, abominaciones y abusos del pasado.

¿Será que la pretensión de infalibilidad sostenida por ochocientos años es cosa del pasado? Roma asegura que la iglesia “nunca erró; ni errará jamás”. La iglesia católica no abandonará nunca su pretensión a la infalibilidad y Elena White escribe en un lenguaje que nos puede resultar llamativo en nuestros días: “Deróguense las medidas restrictivas impuestas en la actualidad por los gobiernos civiles y déjese a Roma que recupere su antiguo poder y se verán resucitar en el acto su tiranía y sus persecuciones.

Iglesia Católica Romana vs creyentes católicos

Antes de seguir, es importante resaltar lo que la autora del Conflicto escribe: “Hay verdaderos cristianos en la Iglesia Católica Romana”. Sirven a Dios lo mejor que saben y lo hacen de todo corazón. No se habla de los católicos fervientes y sinceros sino del romanismo como sistema que actualmente “no está en más armonía con el evangelio de Cristo que en cualquier otro período de su historia”.

Hoy en las iglesias protestantes, “muchos son los que atribuyen al fanatismo o a la puerilidad todo temor expresado acerca del catolicismo romano en los Estados Unidos”, pero “la iglesia romana no ha cambiado”. Es una frase categórica y llamativa, pero necesita ser escuchada: Roma sigue extendiendo su influencia y aumentando su poder. Sus iglesias y capillas aumentan en los países protestantes. Sus colegios aumentan en popularidad en Estados Unidos. Hay una tendencia peligrosa a perder de vista el “verdadero carácter del romanismo” y de ahí la importancia de leer con atención este capítulo.

Con frecuencia se supone que “la religión católica no es atractiva y que su culto es una serie de ceremonias áridas y sin significado. Pero están equivocados” Elena White habla del culto católico y sus ceremonias que “impresionan profundamente”. También habla de la belleza de su arte, de sus procesiones, de lo imponente de sus iglesias y altares que son objeto de admiración en todo el mundo. Su música no tiene igual y el esplendor y pompa de sus ceremonias “ejercen un poder seductor, fascinador, que engaña a muchas personas” y les impide ver la pureza, simplicidad y hermosura del verdadero evangelio. Dios ofrece una experiencia transformadora y poderosa. El mundo admira una experiencia religiosa aparente, fascinadora, pero falta de poder.

La figura del sacerdote católico suplanta a Dios

Una iglesia que afirma tener el derecho de perdonar pecados mediante la confesión degrada al ser humano. En lugar de acudir a Dios, el confesor acude al sacerdote que hace el papel de representante de Dios. Elena White afirma: “Para todo aquel a quien le agrada satisfacer sus malas tendencias, es más fácil confesarse con un pobre mortal que abrir su alma a Dios. Es más grato a la naturaleza humana hacer penitencia que renunciar al pecado; es más fácil mortificar la carne usando cilicios, ortigas y cadenas desgarradoras que renunciar a los deseos carnales”.

La iglesia católica coloca la cruz en sus iglesias, sobre sus altares y se reverencia el símbolo del sufrimiento de Cristo, pero lamentablemente “las enseñanzas de Cristo están sepultadas bajo un montón de tradiciones absurdas, interpretaciones falsas y cargas rigurosas”. Almas concienzudas quedan presas constantes del terror, temiendo la ira de un Dios ofendido. Se da culto a imágenes y reliquias; se invoca a santos y se exalta la figura del papa alejando a la gente de Dios y de la obra de su Hijo a favor de la humanidad. Hay un esfuerzo claro y sistemático de distraer la atención de la gente del Único que puede asegurarles la salvación.

Una iglesia que usaba la persecución y la tortura, y volverá a hacerlo

Hablamos de una iglesia que, en su tiempo de supremacía, usaba instrumentos de tortura para obligar a los hombres a aceptar sus doctrinas. Horribles matanzas ocurrieron en la historia hacia aquellos que no quisieron ceder a sus enseñanzas. Los adversarios de Roma fueron víctimas de máquinas de tortura que fueron ideadas por los dignatarios de la que se hacía llamar la iglesia de Dios. Cruel fue el dominio de este gigantesco sistema de engaño en el corazón mismo de la cristiandad.

La Iglesia Católica le pone actualmente al mundo una cara apacible, y presenta disculpas por sus horribles crueldades. Se ha puesto vestiduras como las de Cristo; pero en realidad no ha cambiado. Todos los principios formulados por el papismo en edades pasadas subsisten en nuestros días. Las doctrinas inventadas en los siglos más tenebrosos siguen profesándose aún. Nadie se engañe. El papado que los protestantes están ahora tan dispuestos a honrar, es el mismo que gobernaba al mundo en tiempos de la Reforma, cuando se levantaron hombres de Dios con peligro de sus vidas para denunciar la iniquidad de él. Ante tal realidad, Elena White se pregunta: “¿Será posible que este poder cuya historia se escribió durante mil años con la sangre de los santos, sea ahora reconocido como parte de la iglesia de Cristo?

Las iglesias protestantes, cerca del catolicismo

Hoy las iglesias protestantes están más cerca del catolicismo. “Se ha verificado un cambio; pero no es el papado el que ha cambiado”.  Se piden disculpas a Roma por haberla juzgado con tan poca caridad creyendo que fueron las tinieblas espirituales y morales de la Edad Media las que favorecían las actitudes supersticiosas y perseguidoras de Roma. Se cree que nunca podríamos volver a vivir la intolerancia y la tiranía que hubo en el pasado porque vivimos en un siglo donde brilla la luz intelectual, moral y religiosa. Es cierto que hoy hay más luz que en el pasado, pero también es cierto que donde más luz hay, más densa es la oscuridad cuando se rechaza esa luz.

Las verdades que muestra la Biblia no pueden ser cambiadas. El verdadero carácter de este sistema religioso está manifiesto en sus páginas. Hay quienes prefieren dejarse por la mayoría porque es más cómodo pero que sea más cómodo no quiere decir que sea lo correcto. Los que quieren salvarse por sus méritos y los que quieren salvarse en sus pecados se unen en un formalismo religioso que adormece las consciencias.

Sin fundamento bíblico para ello, las iglesias protestantes defienden la idea de venerar el domingo como día sagrado. Sin darse cuenta, están siguiendo las huellas del papado. La profecía advierte que esta actitud permitirá que el papado recobre la supremacía que perdió en el Viejo Mundo. El papado ve en la santidad del domingo una señal de su autoridad y las iglesias protestantes están colaborando en exaltar este día como lo hizo el catolicismo en el pasado. La tradición humana, por antigua que sea, no puede anular el mandamiento de Dios.

El cambio del sábado al domingo

Elena White dedica una gran porción de este capítulo a recordar la historia de este fatídico cambio. Siglo tras siglo, la autoridad de la iglesia hizo todo lo posible por transferir la santidad del sábado bíblico al domingo. Así, “en el s.XVI un concilio papal ordenó explícitamente: “Recuerden todos los cristianos que el séptimo día fue consagrado por Dios y aceptado y observado no solo por los judíos, sino también por todos los que querían adorar a Dios; no obstante, nosotros los cristianos hemos cambiado el sábado de ellos en el día del Señor, domingo”. Recordar el cómo se forzó a los cristianos para que obedecieran un mandato humano es importante porque la “Palabra de Dios nos enseña que estas escenas han de repetirse cuando los católicos romanos y los protestantes se unan para exaltar el domingo”.

La profecía bíblica afirma que el poder representado por la bestia con cuernos de cordero hará que los habitantes de la tierra adoren a la primera bestia que presenta el capítulo 13 de Apocalipsis. Este importante tema que nos anuncia que tarde o temprano se impondrá una marca que declarará la autoridad de ese poder que proclama tener el derecho de cambiar la ley divina. Como ya vimos en el capítulo 26, se ha demostrado que “los Estados Unidos de Norteamérica son el poder representado por la bestia de dos cuernos semejantes a los de un cordero, y que esta profecía se cumplirá cuando los Estados Unidos hagan obligatoria la observancia del domingo, que Roma declara ser el signo característico de su supremacía”.

Roma no cambia

Pablo afirma que “el hombre de pecado” subsistirá hasta la Segunda Venida (2ª Ts.2:8). La obra de engaño llegará hasta el final del tiempo y toda la tierra se verá obligada a elegir o bien la señal de autoridad creadora del Señor (el sábado) o, por el contrario, darle honor a la institución del domingo, que descansa únicamente sobre la autoridad de la iglesia romana.

Las advertencias bíblicas que se nos presentan en este capítulo son desconcertantes, pero conviene que, como creyentes, nos tomemos en serio las exhortaciones bíblicas. Elena White afirma: “La sagacidad y astucia de la iglesia romana asombran. Puede leer el porvenir. Se da tiempo viendo que las iglesias protestantes le están rindiendo homenaje con la aceptación del falso día de reposo y que se preparan a imponerlo con los mismos medios que ella empleó en tiempos pasados. Los que rechazan la luz de la verdad buscarán aún la ayuda de este poder que se titula infalible, a fin de exaltar una institución que debe su origen a Roma. No es difícil prever cuán apresuradamente ella acudirá en ayuda de los protestantes en este movimiento”.

La sutil trampa del ecumenismo

Tengamos presente que Roma se jacta de no variar jamás. Poco saben los protestantes lo que están haciendo al proponerse aceptar la ayuda de Roma en la tarea de exaltar el domingo. Puede que las razones que presenten para encontrar un día común de adoración sean buenas y que se vea como un símbolo positivo en este complicado mundo la unión de todos los cristianos, pero la Biblia advierte que la finalidad de esta aparente unidad es la de conceder autoridad a la esta iglesia que entiende que nunca tendría que haber perdido tal autoridad.

Así termina Elena White este apasionante capítulo: “Roma está aumentando sigilosamente su poder. Sus doctrinas están ejerciendo su influencia en las cámaras legislativas, en las iglesias y en los corazones de los hombres. La Palabra de Dios ha dado advertencias respecto a tan inminente peligro; descuide estos avisos y el mundo protestante sabrá cuáles son los verdaderos propósitos de Roma, pero ya será tarde para salir de la trampa. Todo lo que Roma desea es asegurarse alguna ventaja, y esta ya le ha sido concedida. Pronto veremos y palparemos los propósitos del romanismo. Cualquiera que crea u obedezca a la Palabra de Dios incurrirá en oprobio y persecución”.

Dios nos ayude a permanecer fieles a su Palabra.

Autor: Óscar López. Presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España. 

Revista Adventista de España