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Lección 6 para el 8 de noviembre de 2025: EL ENEMIGO INTERNO.

Tras una ilógica táctica militar contra el enemigo, los muros de Jericó cayeron. Israel entró en la ciudad y la arrasó. ¡Victoria! ¿De quién? De Dios, ya que Israel poco tuvo que ver con ella.

Tras una meditada táctica militar, Hai vence. ¡Derrota! ¿De quién? Del pueblo de Israel, ya que no contaron con Dios.

Cuando finalmente preguntaron a Dios, la respuesta fue contundente: Israel ha pecado y ya no podrá vencer más a su enemigo. ¿Cómo volver a contar con el favor divino?

  • La causa de la derrota (Josué 7:1-5, 10-13)

    • Tras el informe favorable de los espías enviados a Jericó, Josué consultó a Dios y recibió de Él la estrategia para la toma de la ciudad.
    • Si, tras recibir el informe de los espías enviados a Hai, Josué hubiera hecho lo mismo, se habría evitado la muerte de 36 personas (Josué 7:1-5).
    • Pero ¿cuál fue el motivo real de la derrota, o cuál hubiera sido la razón por la que Dios le hubiese dicho a Josué que no atacara Hai (Josué 7:11)?
    • Dios había visto que «Israel ha pecado». En ningún lugar de la Biblia se describe un pecado con tantos matices: «han quebrantado … han tomado … hurtado …  mentido … han guardado».
    • Observa el plural. Dios consideró responsable a todo el pueblo. Habían roto el pacto, el pecado debía ser cortado de raíz para poder restaurarlo.
  • Consternados y afligidos (Josué 7:6-9)

    • Josué y los ancianos quedaron consternados por la derrota ante Hai, y lo manifestaron con claras señales de duelo (Josué 7:6).
    • Luego, Josué reacciona con una pataleta similar a la repetida reacción de Israel durante los 40 años de peregrinación: «¿Por qué nos hiciste pasar…? ¡Ojalá nos hubiéramos quedado…!» (Josué 7:7).
    • Sin embargo, el espíritu de Josué no era el mismo que el de los israelitas del desierto. Su queja no estaba motivada por su decepción, sino por el temor a que el nombre de Dios fuese deshonrado entre los gentiles (Josué 7:8-9).
    • Él veía claramente que el carácter de Dios sería interpretado por los incrédulos según actuase Su pueblo. Hoy seguimos siendo el testimonio de Dios en el mundo. ¡Qué gran responsabilidad!
  • Descubriendo al transgresor (Josué 7:14-19)

    • Para quitar el pecado corporativo (la culpa de todo el pueblo), debía ser eliminado el pecador (Josué 7:15). ¿Eliminado? ¿No sería perdonado si se arrepentía? ¡Por supuesto que sí! Pero Acán no mostró ningún signo de arrepentimiento sincero (y tuvo muchas oportunidades para hacerlo).
      • Se anunció el proceso de investigación y se postergó hasta el día siguiente (Josué 7:14-15). Acán calló.
      • Se tomó a la tribu de Judá (Josué 7:16). Acán calló.
      • Se tomó a la familia de Zera (Josué 7:17a). Acán calló.
      • Se tomó al líder Zabdi (Josué 7:17b). Acán calló.
      • Se tomó a Acán (Josué 7:18). Acán calló.
    • Reflejando la bondad y el amor divinos, Josué pidió a Acán que confesase su pecado (Josué 7:19).
    • El caso de Acán estaba perdido. Confesó, pero no pidió perdón (Josué 7:20). No obstante, Dios lloraba por la dureza de su corazón, demostrada en cada llamada que le hizo al arrepentimiento.
  • El pecado de Acán (Josué 7:20-26)

    • Josué pidió a Acán que diese gloria a Dios y confesase su pecado (Josué 7:19). Era su última oportunidad. Sí, al confesar, hubiese pedido perdón… Pero no lo hizo, y no hubo perdón para él (Números 15:30-31).
    • Al igual que Eva, Acán «vio», «deseó» y «tomó», y su pecado afectó a muchos (Génesis 3:6). Al igual que Ananías y Safira, Acán tomó del anatema que estaba dedicado a Dios y pagó por ello (Hechos 5:1-2).
    • Las decisiones que Acán tomó en Jericó fueron diametralmente opuestas a las de Rahab:
RAHAB Escondió a los espías en la azotea Actuó con bondad hacia Israel Favoreció la victoria por su fe Hizo un pacto con Israel Libró su vida y la de su familia
ACÁN Escondió el botín en el suelo Trajo problemas a Israel Provocó la derrota por sus obras Quebrantó el pacto de Israel Murió junto a su familia
  • Victoriosos de nuevo (Josué 8:1-29)

    • Al igual que en Jericó, Dios le proporcionó a Josué la estrategia para obtener la victoria sobre el enemigo. (Josué 8:1-2).
    • Durante la noche, se colocó una emboscada tras la ciudad. De madrugada, el ejército se acercó a Hai y fingió que huía de nuevo ante el enemigo.
    • Como Moisés alzó su vara hasta obtener la victoria sobre los amalecitas, a la orden de Dios, Josué levantó su «lanza» (seguramente, una espada de hoz usada por los egipcios), y la mantuvo alzada hasta obtener la victoria completa (Josué 8:18-22, 26).
    • Dios volvía a dar la victoria a su pueblo. El valle de Acor, donde Acán y su familia fueron ejecutados, abrió la puerta a la victoria, una «puerta de esperanza» (Oseas 2:15).
    • Cuando por fe aceptamos el perdón divino, Dios sepulta nuestro pecado en Acor, y nos abre la puerta a la esperanza.

Para meditar:

«La influencia que más debe temer la iglesia no es la de los opositores abiertos, infieles y blasfemos, sino la de los miembros profesos de Cristo que son inconsecuentes. Estos son los que impiden la llegada de las bendiciones del Dios de Israel y traen debilidad a la iglesia, una mancha que no es fácil de quitar.

»El cristianismo no es sólo para ser lucido el sábado y desplegado en el templo; es para cada día de la semana y para cada lugar. Sus exigencias deben reconocerse en el taller, en el hogar, y en las transacciones comerciales con los hermanos y con el mundo…». (Elena G. White, Conflicto y valor, 23 de abril).

Autor: Sergio Fustero, de la Iglesia Adventista del 7º Día en Zaragoza. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática.

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