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Lección 11 para el 13 de septiembre de 2025: APOSTASÍA E INTERCESIÓN.

«Demasiado pronto se han apartado del camino que les ordené seguir» (Éxodo. 32:8 NVI).

Poco después de recibir los Diez Mandamientos, y de serles reiterada la orden expresa de no hacer ídolos (Éxodo 20:23), Israel hizo un becerro de oro para adorarlo.

Ante esta apostasía, Dios pidió permiso a Moisés para destruir a Israel, y hacer de él una nueva nación (Éxodo 32:10). A pesar de la apostasía del pueblo, Moisés realiza intercesión dos veces ante Dios para solicitar el perdón que no merecían.

  • Apostasía:

    • La debilidad de Aarón (Éxodo 32:1-5)

      • Aunque la palabra hebrea elohim es el plural de «dios», se usa habitualmente para referirse al Dios único: «Yo soy Jehová tu Dios [elohim], que te saqué de la tierra de Egipto» (Éxodo 20:2).
      • Ante la ausencia de Moisés, el pueblo pidió a Aarón que les hiciese un elohim visible al que pudiesen adorar (Éxodo 32:1). Pronto habían olvidado los mandamientos recibidos, y el compromiso que habían adquirido de obedecerlos (Éxodo 24:7).
      • La vacilación inicial de Aarón, al intentar negociar con el pueblo (Éxodo 32:2), le llevó a liderar la apostasía, en lugar de erradicarla.
      • En lugar de recordarles la prohibición de hacer ídolos, Aarón les fabricó un becerro de oro, y declaró: «¡aquí tienes a tu dios [elohim] que te sacó de Egipto!» (Éxodo 32:4 NVI).
    • La fiesta del becerro (Éxodo 32:6)

      • Al fabricar un ídolo con forma de becerro, los israelitas rebajaron al Dios Omnipotente a la imagen de un animal, adorando a la criatura en lugar de al Creador (Romanos 1:23).
      • De forma irracional, pensaron que una estatua fabricada a buril sería capaz de liderarlos. ¡Tal vez incluso pensaron que el propio elohim se había hecho becerro! (Éxodo 32:24).
      • En realidad, dejaron de adorar a Dios para adorar a los demonios (Deuteronomio 32:17). Mientras adoraban a Dios, crecían moralmente, pues se asemejaban a Dios.
      • Al adorar a los demonios, comenzaron a degradarse, pues se asemejaban a los demonios a los que adoraban.
      • Cuando no entregamos nuestro corazón al Creador, sino que servimos a cualquier otro ídolo (y hay muchísimos), tarde o temprano nos conducirá a la degradación moral.
    • La corrupción de la idolatría (Éxodo 32:7-8)

      • Postrarse ante una imagen (aunque esta represente a Dios mismo, a Cristo, o a sus santos), es desobedecer la Ley de Dios (Éxodo 20:3-6) y, por tanto, adentrarse en el pecado y la corrupción.
      • ¿En qué consiste la idolatría del siglo XXI? Idolatría es rendir culto a algo que sustituye a Dios. Un ídolo es todo aquello que capta nuestra imaginación, afecto, tiempo y mente más que Dios, y que esclaviza nuestro pensamiento.
      • ¿Qué ídolos adoramos? Puedes hacer tu propia lista. Algunas sugerencias: orgullo, dinero, poder, sexo, comida, trabajo, redes sociales…
      • ¿Qué implica adorar a estos ídolos? Nuestra personalidad, la forma de pensar, los afectos, e incluso nuestra vida social son transformados. Cambiamos las relaciones auténticas con Dios por interacciones huecas y sin sentido que no pueden salvarnos.
    • Intercesión:

      • «¡Calma ya tu enojo!» (Éxodo 32:9-29)

        • Dios le dijo a Moisés que «TU pueblo que [TÚ] sacaste de la tierra de Egipto se ha corrompido» (Éxodo 32:7).
        • Moisés reaccionó acertadamente: «no es mi pueblo, sino el tuyo; no los saqué yo, sino Tú» (Éxodo 32:11). Dios le estaba pidiendo que le dejase destruir a Israel (Éxodo 32:10), pero Moisés se negó a conceder semejante permiso.
        • La ira de Dios era justa, pero Moisés sabía que «la misericordia triunfa sobre el juicio» (Santiago 2:13). Tras interceder por Israel, y con la seguridad de que Dios había calmado su enojo, él (enojado) descendió del monte (Éxodo 32:12-15). Al ver la apostasía, rompió el símbolo del pacto: las tablas de piedra (Éxodo 32:19).
        • Después de escuchar las débiles excusas de su hermano, Moisés actuó con contundencia para detener el desenfreno
          (Éxodo 32:20-28).
      • «¡Bórrame del libro que has escrito!» (Éxodo 32:30-32)

        • Con su primera intercesión, Moisés evitó la destrucción del pueblo. Pero era evidente que Dios no podía seguir bendiciéndolos tras este pecado. Por ello, resolvió realizar una segunda intercesión (Éxodo 32:30).
        • Moisés estuvo dispuesto a perder su propia salvación si el pueblo no era perdonado
          (Éxodo 32:31-32). Sin embargo, no era un perdón normal el que Moisés pedía, pues no usó la palabra hebrea usual para «perdonar». Él pidió que Dios ‘cargara’ con el pecado del pueblo.
        • Esto implicaba que Dios haría suyo el pecado y cargaría con él, pagando su precio: la muerte (Isaías 53:6; Romanos 6:23). Esto es, precisamente, lo que Jesús hizo en la cruz. Él cargó sobre sí mismo nuestros pecados para morir la muerte que nosotros merecíamos (1ª de Pedro 2:24).

Para meditar:

«Durante este período de espera, tuvieron tiempo para meditar acerca de la ley de Dios que habían oído, y preparar sus corazones para recibir las futuras revelaciones que Moisés pudiera hacerles. Pero no dedicaron mucho tiempo a esta obra. Si se hubieran consagrado a buscar un entendimiento más claro de los requerimientos de Dios, y hubieran humillado sus corazones ante él, habrían sido escudados contra la tentación. Pero no obraron así y pronto se volvieron descuidados, desatentos y licenciosos. […]

Sintiéndose desamparados por la ausencia de su jefe, volvieron a sus antiguas supersticiones. […] El pueblo deseaba alguna imagen que representara a Dios y que ocupara ante ellos el lugar de Moisés. (Elena G. White, Patriarcas y profetas, páginas 287-288).

Autor: Sergio Fustero, de la Iglesia Adventista del 7º Día en Zaragoza. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática.

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