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Lección 7 para el 16 de agosto de 2025: EL PAN Y EL AGUA DE VIDA.

Por fin habían traspasado la frontera de Egipto. Ya estaban definitivamente en el camino a Canaán, la tierra que fluye leche y miel.

Durante tres días todo parecía perfecto. Pero las vituallas que llevaban se iban agotando. ¿Cómo alimentar a dos millones de personas en el desierto?

Ante los primeros problemas, el pueblo comenzó a quejarse. ¡Preferían haber muerto en Egipto! Evidentemente, su fe necesitaba crecer y afianzarse. Así que Dios les proveyó de agua y de pan; los protegió de sus enemigos; y les ayudó a organizarse.

«Las variadas experiencias de los hebreos eran una escuela destinada a prepararlos para su prometido hogar en Canaán. Dios quiere que su pueblo de estos días repase con corazón humilde y espíritu dócil las pruebas a través de las cuales el Israel antiguo tuvo que pasar, para que le ayuden en su preparación para la Canaán celestial». (Elena G. White, Patriarcas y profetas, pág. 265).

  • El agua saneada (Éxodo 15:22-27)

    • Si Dios está con nosotros, ¿cómo puede ocurrirnos algo malo? Esta parecía ser la filosofía del pueblo de Israel tras el cruce del Mar Rojo.
    • Al encontrar agua no potable se quejaron: «¿Qué hemos de beber?» (Éxodo 15:24). Dios podía haber saneado el agua antes de que ellos llegasen, pero esperó el momento oportuno.
    • Además, solicitó la colaboración de Moisés para hacer el milagro, pidiéndole que arrojase un árbol para sanear las aguas (Éxodo 15:25).
    • Dios quiere que seamos conscientes de Su presencia, que esperemos Sus órdenes, y que colaboremos con Él.
    • Si Israel cumplía los requerimientos divinos, obedeciendo las leyes que Dios les daba, podía estar seguro de que sería protegido del mal (Éxodo 15:26).
  • El pan del cielo (Éxodo 16:1-36)

    • Las ganas de comer carne hicieron que Israel murmurase contra Moisés y Aarón (Éxodo 16:2-3). Pero, en realidad, su murmuración era contra Dios mismo (Éxodo 16:8). ¿Cuál fue su problema?
      • Olvidaron el pasado
      • Se centraron en las dificultades del presente
      • Perdieron de vista el futuro prometido
    • Tras darles codornices para comer, Dios les proveyó de pan suficiente para alimentarse todos los días… ¡Durante 40 años! (Éxodo 16:35).
    • Este pan del cielo era verdaderamente milagroso:
      • Al salir el sol se derretía (Éxodo 16:21)
      • Caía la misma cantidad durante cinco días (Éxodo 16:16)
      • El sexto día caía el doble (Éxodo 16:22)
      • El sábado no caía nada (Éxodo 16:26)
      • De un día a otro se agusanaba (Éxodo 16:20)
      • Del viernes al sábado no se echaba a perder (Éxodo 16:23-24)
  • La peña de Horeb (Éxodo 17:1-7)

    • «¿Está o no está el SEÑOR entre nosotros?» (Éxodo 17:7 NVI). ¿Acaso no les mandaba Dios el pan del Cielo cada día? ¿No podían verlo en la nube?
    • Es asombrosa la incredulidad manifestada por Israel. Pero, cuidado, Pablo nos advierte que no caigamos nosotros en el mismo ejemplo de incredulidad (Hebreos 3:12).
    • A pesar de su incredulidad, Jesús mismo hendió la roca, y siguió proporcionándoles agua durante todo su peregrinaje. Él es «la roca espiritual que los seguía» (1ª de Corintios 10:4).
  • Las manos alzadas (Éxodo 17:8-16)

    • Mientras avanzaban por el desierto, los amalecitas atacaron a Israel, y Moisés pidió a Josué que los defendiese mientras él, Aarón y Hur subían al monte con «la vara de Dios» (Éxodo 17:8-10).
    • ¿Por qué atacaron los amalecitas? Ellos habían oído lo que Dios había hecho en Egipto. Pero, al contrario que otros cananeos, no tuvieron miedo. Se burlaron de Dios y lo desafiaron atacando a su pueblo, solamente para demostrar que eran más fuertes que Él (Éxodo 17:16).
    • Mientras Moisés alzaba la vara de Dios, Israel ganaba. Pero, al cansarse sus brazos, Israel era derrotado (Éxodo 17:11).
    • Era hora de que el peso de la acción fuese compartido por otros líderes. Aarón y Hur apoyaron a Moisés y le ayudaron a que la obra de Dios fuese exitosa, derrotando así al enemigo (Éxodo 17:12).
  • Un buen consejo (Éxodo 18:1-27)

    • Al ver la señal que Dios había anunciado a Moisés, Jetro, con Séfora y sus hijos, fueron a verle a Horeb (Éxodo 3:12; 18:1-5).
    • Jetro, aunque no era israelita, sí adoraba a Dios. Por ello, tras recibir el informe de Moisés sobre lo que había sucedido en Egipto, alabó a Dios, y le ofreció sacrificios (Éxodo 18:8-12).
    • Al día siguiente, tras observar cómo Moisés juzgaba solo a todo el pueblo, le dio un sabio consejo: reparte responsabilidades (Éxodo 18:17-23).
    • Moisés reconoció humildemente en este consejo las palabras de Dios. Por lo tanto, hizo caso a su suegro y escogió personas capaces de cargar responsabilidades.
    • Sus características (Éxodo 18:21):
      • Respetar a Dios
      • Ser dignos de confianza
      • Odiar el soborno
  • El pan y el agua de vida: Jesús

    • Pablo nos dice que los relatos del Éxodo fueron escritos para nuestra enseñanza, es decir, que tienen una aplicación espiritual para nuestra vida (1ª de Corintios 10:1-11).
    • Estos relatos nos previenen contra la codicia; la idolatría; la fornicación; el tentar a Dios; y la murmuración.
    • Además, Jesús se aplicó especialmente a sí mismo los relatos del agua de la peña y del pan del cielo.
    • Él es el que proporciona el agua de vida, símbolo del Espíritu Santo (Juan 4:14; 7:37-39). Es el único que puede satisfacer nuestra sed interior de paz, alegría y felicidad.
    • Jesús dijo que Él es el verdadero pan que descendió del cielo. Ese pan es su propia carne (Juan 6:51). Es Su cuerpo, quebrantado en la cruz para dar salvación a todo aquel que quiera «comerlo» –esto es, aceptarlo como Salvador y tener una relación diaria con Él. Solo Cristo puede satisfacer nuestra sed y hambre espirituales.

Para meditar:

«El Redentor del mundo conoce las necesidades de cada alma. Cuando estamos oprimidos y fatigados, él lo sabe, y es él quien nos provee del refrigerio espiritual. Pedidle; velad en oración, y vendrá. Jesús es el pan de vida, que se ha de comer todos los días; es el agua de vida para el alma sedienta y desfalleciente, y todos pueden participar de su gracia.

»Las cisternas de la tierra a menudo están vacías, sus estanques se secan; pero en Cristo hay un manantial vivo del que podemos beber continuamente. Por mucho que saquemos y demos a los demás, seguirá habiendo abundancia. No hay peligro de agotar el suministro, porque Cristo es el manantial inagotable de la verdad». (Elena G. White, The Signs of the Times, 22 de abril de 1897).

Autor: Sergio Fustero, de la Iglesia Adventista del 7º Día en Zaragoza. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática.

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