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Sigue los 10 días de oración con nosotros. Descarga aquí el pdf.: Dia 4 El Bautismo del Espiritu Santo

«Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.  Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días» (Hechos 1:4-5).

Testimonio

«Cuando reciban ustedes el bautismo del Espíritu Santo, entonces conocerán más acerca del gozo de la salvación de lo que han conocido hasta ahora en sus vidas» (Elena G. de White, Manuscritos inéditos, t. 5, p. 231).

Visité a un hombre que estaba agonizando de una enfermedad incurable. Oré y traté de alentarle con la misericordia de Dios, pero, cuando salí de su casa, me encontraba sorprendido por lo impotente que me sentía en aquella situación, y por lo faltos de poder que parecen tantos cristianos. Cuando comparaba mi vida y las de otros miembros de la iglesia con los cristianos del Nuevo Testamento, el contraste era chocante. Como resultado de esa visita, decidí estudiar cuidadosamente el asunto del Espíritu Santo en la Biblia. Acabé examinando 273 textos en las lenguas originales que aludían directamente a la obra del Espíritu, y encontré más de dos mil citas en los escritos de Elena G. de White sobre el mismo tema.

En mi estudio bíblico, descubrí el bautismo del Espíritu Santo. Esa experiencia transformó las vidas de Pedro, Pablo y todos los demás que recibieron al Espíritu de Dios en su plenitud. Aun Jesús fue capacitado por el Espíritu Santo, pues hasta que este descendió sobre él como paloma, nuestro Salvador había permanecido en el taller de carpintería. Una vez que el Espíritu vino sobre él, Jesús emprendió la obra del Mesías.

En las historias bíblicas, siempre encontramos evidencias que indican que el poder del Espíritu Santo ha sido derramado. Cierto viernes, hacia las diez de la noche, nuestra hija de ocho años llamó a gritos a su mamá. Cuando mi esposa acudió, decidí entrar en mi despacho para orar. Mientras oraba, sentía la presencia divina de Jesús entrando en la habitación. Empecé a hablar con el Señor, lleno de fervor y sediento de la presencia de su Espíritu en mi vida. Poco después vi a Jesús a la puerta de mi iglesia posando amorosamente su mano, atravesada por los clavos, en el hombro de cada miembro de la congregación, mientras les dedicaba una agradable expresión de bienvenida.

Jesús me preguntó: «¿Amas a mi pueblo?». Yo podía decir que los amaba, pero tenía que admitir que unos cuantos de ellos eran especialmente difíciles de amar. Empezaron a brotarme las lágrimas mientras confesaba mi pecado. Luego vi los pies perforados de Jesús de pie en el púlpito donde yo predicaba cada semana. Dijo Jesús: «Morí para poder perdonar y salvar a la gente de este mundo. ¿Estás predicando el evangelio cada semana con pasión por las almas perdidas?». Yo podía decir que era mi deseo predicar el evangelio con gran urgencia para salvar a los perdidos, pero me sentía muy indigno en su presencia.

Las lágrimas fluían cuando confesé mis pecados a Jesús. Entonces vi la corona de espinas que le forzaron a llevar en la frente. Oí que Jesús decía: «Me humillé incluso hasta la muerte de la cruz. ¿Buscas las alabanzas de los hombres?». Yo podía decir que no quería las alabanzas humanas, pero admití entre llantos que luchaba con el orgullo. Me sentí completamente indigno e inaceptable en su presencia, y las lágrimas se derramaron aún más abundantemente. De repente, Jesús apartó hacia un lado su túnica y vi su costado traspasado por la lanza. Dijo: «A quienes vienen a mí nunca los echaré fuera».

Entonces sentí el amor y aceptación completa del Señor como nunca antes lo había sentido. Supe que él perdonaba mis pecados y que me aceptaba. Me hallaba disfrutando de esa revelación cuando oí a mi esposa bajando las escaleras. Miré el reloj: eran las doce de la noche. Dos horas que me habían parecido solo unos minutos. Yo no estaba listo para hablar de lo que me había pasado, así que me volví a meter en la cama de espaldas a la puerta para que mi esposa no supiera que estaba despierto. Al entrar en la habitación, preguntó:

–¿Qué te ha pasado?

Yo le dije:

–¿Qué quieres decir?

–Sé que algo te ha pasado– dijo ella–. Puedo asegurarlo. ¿Qué te ha pasado?

Así que le conté todo y mi mujer se marchó al salón para orar sola. Pude oír cómo clamaba a Dios para ser también bendecida por él.

Al día siguiente, sábado, sentí el poder de Dios mientras predicaba mi sermón. Varias personas tomaron decisiones por Cristo ese día. Después, un hombre me preguntó:

–Pastor, ¿le ocurrió algo anoche?

Asombrado, le dije:

–¿Por qué me pregunta eso?

Él dijo:

–Sé que algo le debió de pasar anoche. Mientras usted predicaba, todo el tiempo percibí un brillo en su rostro.

Tras compartir con él lo que me había ocurrido, me dijo:

–Sin duda el Señor le ha visitado.

Aquel día treinta y siete personas entregaron sus vidas a Jesús. En los años transcurridos desde aquella noche, centenares más se han decidido por Cristo. ¡Que el Señor Jesús sea siempre alabado!

Textos bíblicos para orar

  • Hechos 1: 5-8: «Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo».
  • Hechos 2: 1-4: «Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas».
  • Lucas 3: 21-22: Después de su bautismo, Jesús oró para que el Espíritu Santo viniera sobre él.
  • Hechos 4: 31: La iglesia primitiva recibió poder al orar para que el Espíritu de Dios viniese sobre ellos.
  • Hechos 8: 15-17: Habían sido bautizados en agua en el nombre de Jesús, pero necesitaban el Espíritu Santo.
  • Lucas 11: 11-13: El bautismo del Espíritu Santo se concede a quienes le buscan a través de la oración.
  • Hechos 5: 31-32: Se les dará el Espíritu Santo a aquellos que estén dispuestos a obedecer.

Oraciones sugeridas

  • Gratitud por que Él nos ha guiado hasta aquí y sigue abriendo caminos maravillosos.
  • Alabamos el cuidado que tiene por su iglesia en España, por su mano poderosa y toque suave de su Espíritu.
  • Confesamos nuestra incapacidad de amar como Él ama y de perdonar como él lo hace con nosotros.
  • Pedimos por todas nuestras niñas, jovencitas y mujeres de nuestra iglesia, ayúdanos a protegerlas y ser un refugio para ellas.
  • Rogamos por los proyectos y campañas de evangelización en nuestra Unión.
  • Pedimos por las 5 personas que deseamos llevar a Jesús

Materiales y mucho más en: https://revista.adventista.es/este-10-de-enero-del-2020-comenzamos-los-10-dias-de-oracion-buscando-el-espiritu-de-dios/

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