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Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. (1 Corintios 12:4-30)

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INTRODUCIÓN

El capítulo 12 de Primera de Corintios trata uno de los temas más importantes para la iglesia cristiana: los dones espirituales. Pero en este tema no vamos a tratar específicamente de los dones espirituales en sí, sino del propósito primordial de los dones. Por ello, destaco dos extractos del capítulo 12:

  • Versículos del 4 al 12
  • Versículo 27

DESARROLLO

1. UNA DISTINCIÓN

  • A fin de tener una comprensión clara del propósito de los dones espirituales, es importante distinguir entre tres temas relacionados con Espíritu Santo: el don del Espíritu, las gracias del Espíritu y los dones del Espíritu.
    • El don del Espíritu. Es la salvación operada por el Espíritu Santo en la vida de los que lo permiten – Hechos 2:38 / 11:17
    • Las gracias del Espíritu. Son las virtudes de carácter desarrolladas por el Espíritu Santo en la vida de los hijos de Dios. Estas gracias son llamadas en la Biblia como El Fruto del Espíritu: Gálatas 5:22-23
    • Los dones del Espíritu. Son las calificaciones y competencias concedidas por el Espíritu Santo a los miembros del cuerpo de Cristo, la iglesia. Una autora explica que son los dones espirituales en cuatro puntos (June Hunt):
      • Son habilidades sobrenaturales que el Espíritu Santo otorga a cada creyente.
      • Es una concesión inmerecida de poder dada por el Espíritu de Dios.
      • Una oportunidad para que el Señor cumpla su plan y propósito para tu vida.
      • Es un medio por el cual expresas el amor de Dios a los demás.

2. UN PRIVILEGIO

  1. Cuando hablamos de los dones espirituales mostramos que es un privilegio y una bendición al alcance de todos. “Todos” te incluye a ti, aunque te sientas incapaz, débil o inútil. Recuerda que estos son pensamientos y sentimientos subjetivos de tu mente.
  2. El privilegio que todos tenemos, es que los dones espirituales son impartidos por el Espíritu Santo a todos, sin excepción. Mira lo que dice el versículo 7: “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho”.
  3. Así que conocer tus dones y usarlos para beneficio del cuerpo de Cristo es vital para tu propio conocimiento y madurez espiritual. ¡No te pierdas este privilegio! Desarrollar el don que tenemos, o los dones que tenemos, no debe ser entendido como una obligación, o un deber cristiano, sino como un privilegio.
  4. Visualiza esto en tu mente: el Señor te ha capacitado de una manera única y extraordinaria. Lo que tienes que hacer es identificar y desarrollar los dones que te ha dado el Señor. Disfruta este privilegio. Esto dará un nuevo sentido a tu vida cristiana.

3. UN PROPÓSITO

  1. El mismo versículo siete establece el propósito de los dones espirituales: “para provecho”. La idea es que cada miembro del cuerpo de Cristo es un instrumento en las manos de Dios para bendecir a los demás.
  2. Uno de los mayores problemas de nuestras iglesias es que muchos miembros piensan y viven como si la responsabilidad de guiar a la iglesia recayese únicamente sobre los pastores y líderes. Se vuelven meros observadores y casi siempre críticos de los que están llevando las responsabilidades.
  3. Una frase muy repetida por muchos miembros de iglesia: “Este año no voy a coger ningún cargo porque no voy a poder asumir ninguna responsabilidad”.
  4. Es importante comprender que tu responsabilidad ante Dios y la iglesia no proviene del cargo para el que fuiste elegido. ¡No! Nuestra responsabilidad proviene de los dones que nos ha dado Dios. Y, como ya he dicho, más que una responsabilidad es un privilegio ser instrumento de Dios para bendecir a otros.
  5. Y ahora veamos versículo 27:
    1. 1Co 12:12: “Porque, así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo”.
    2. 1Co 12:27: “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular”.
  6. En este capítulo, Pablo usa el término “cuerpo” en 18 ocasiones. Por lo tanto, tenemos que aprender las importantes lecciones de esta metáfora. Una de ellas es que un cuerpo no se puede dividir en varios cuerpos. La iglesia de Cristo es una sola. Aunque existan muchas denominaciones y organizaciones cristianas, el cuerpo espiritual de Cristo es la suma de todos los verdaderos cristianos, nacidos del Espíritu Santo.
  7. Hay una iglesia remanente identificada en la profecía bíblica, pero el cuerpo espiritual de Cristo no está limitado a ella. Dios tiene hijos fieles en muchos lugares.
  8. La característica más importante del cuerpo es la unidad, pero la diversidad es esencial. Un solo cuerpo y muchos miembros. Unidad y diversidad.
  9. Mientras estemos en este mundo tendremos sufrimiento y dolor. Ahora mismo atravesamos una crisis mundial que ha vuelto las personas ansiosas e inseguras. Muchos de nuestros queridos hermanos y hermanas de la iglesia necesitan una palabra de motivación, un gesto de cariño, una demostración de amor y cuidado.
  10. Esta es una oportunidad para actuar fraternalmente. La fraternidad en el Espíritu podrá bendecir, animar, restaurar y motivar a los desanimados. Cada uno de nosotros es parte importante en el cuerpo de Cristo. La iglesia no es parte de nosotros sino que nosotros somos parte de la iglesia. Estamos aquí porque Cristo murió por nosotros y nosotros lo amamos.
  11. Como parte del cuerpo somos llamados a ser parte de una red de seguridad y protección a los demás. Algo que también expresa Ellen G. White:

Los que llevan el yugo de Cristo marcharán unidos; cultivarán la simpatía y la tolerancia, y con santa imitación lucharán por mostrar a los demás la tierna simpatía y el amor que ellos mismos necesitan grandemente. El que es débil y carece de experiencia, aunque sea débil puede ser fortalecido por el que tiene más esperanza y por los que poseen una experiencia madura. Aunque sea el menor de todos es una piedra que debe brillar en el edificio. Es un miembro vital del cuerpo organizado, unido a Cristo, la cabeza viviente, y por medio de Cristo está identificado a tal punto con todas las excelencias del carácter del Señor, que éste no se avergüenza de llamarlo hermano. (Ellen G. White, Mensajes Selectos, tomo 3, 16).

  1. Esta analogía del cuerpo puede enseñarnos muchas lecciones. Destaco algunas de ellas:
  2. No somos lo mismo pero sí somos distintos miembros del cuerpo, y cada uno de nosotros es importante para el todo. Pablo menciona que, aun los que piensan que no son importantes o muy útiles, puede que sean más importantes que los primeros cargos.
  3. Una segunda lección de la analogía es que nos necesitamos desesperadamente los unos a los otros. Aunque la salvación es una experiencia individual con Jesús, la iglesia tiene su importancia. En la iglesia nos completamos los unos a los otros, nos motivamos unos a otros y nos confortamos mutuamente.
  4. Una tercera lección de la analogía del cuerpo es que lo que afecta a un miembro afecta a todos. Piensa en un cuerpo humano que se enferma. No importa que parte del cuerpo esté enferma, ya sea la cabeza, o el estómago, o el corazón, todo el cuerpo va a sufrir.

CONCLUSIÓN

  1. Hay dos actitudes equivocadas que debemos evitar:
    1. Yo no necesito a la iglesia
    2. La iglesia no me necesita a mi
  2. El cuerpo de Cristo es una edificación del Espíritu Santo. Sus miembros son nacidos del Espíritu, capacitados por el Espíritu, sostenidos por el Espíritu y, lo más importante, unidos por el Espíritu. Somos muchos miembros, pero un solo cuerpo.
  3. Todo lo que tienda a separarnos y dividirnos, es lo contrario a la obra del Espíritu Santo.

CAMBIO DE PARADIGMA

  1. En lugar de participar de la iglesia, o acudir a la iglesia, debemos “vivir” la iglesia. La iglesia no son “ellos”, somos “nosotros”.
  2. La iglesia no es un lugar donde puedo satisfacer mis necesidades solamente, sino que es el lugar donde yo soy importante e indispensable para todos los demás. Somos una fraternidad y no un club.

ORACIÓN

  • Te invito a buscar en Dios, la capacidad de “vivir” la iglesia, con más compromiso, con más dedicación, con más amor y perdón hacia las personas.

Autor: Ranieri Sales, pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. 

Revista Adventista de España