El nuevo año ha empezado, y transitarlo eficientemente requiere que nos detengamos unos momentos para evaluar el pasado.
La guía básica del cristiano, la Biblia, nos presenta unos versículos, a los que llamo «textos para el viejo y nuevo año»:
«Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús» (Filipenses 3:13-14).[1]
No obstante, los textos anteriores nos formulan dos cuestiones que desarrollaremos en este estudio. Primero, ¿cuál es la meta a la que se refiere Pablo?; segundo, «olvidando lo que queda atrás», significa ¿olvidar el pasado?
La meta
Para develar el primer asunto, revisar el contexto inmediato es clave. En este caso, el verso 12 no debe pasarse por alto: «No es que ya lo haya conseguido todo, o que ya sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante esperando alcanzar aquello, para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí».
La frase: «No es que ya lo haya conseguido todo», se refiere, por el contexto, a la perfección. Y si nos percatamos, esa misma frase se repite en el verso 13: «no pienso que yo mismo lo haya logrado ya», por lo tanto, la meta que desea alcanzar el apóstol Pablo y está delante de él, es sin duda la perfección.
Justamente el estudio del término «perfecto», respalda lo que afirmamos. La palabra original griega es teleio que significa ‘completar, cumplir, terminar, perfeccionar, consagrar’. El sentido básico de ese término es ‘llegar a la meta’; “esto puede referirse a hacer algo perfecto, cumplir una tarea o cumplir una escritura».[2]
En el camino de la perfección
Pablo quería alcanzar la perfección, había empezado el recorrido y la meta que tenía estaba adelante. Esto nos confirma que la «perfección» es alcanzable y que todo ser humano que aceptó a Jesús como Salvador, ha empezado el proceso para lograrla, o por lo menos está en el punto de partida.
Perfección, la meta de todo cristiano, del hebreo tāmɩ̂m, šālēm; el griego téleios y sus afines suelen significar ‘completo’, ‘entero’, ‘maduro’, ‘sin mancha’ o ‘indiviso’.[3] Esto, en un sentido muy general, conlleva la idea de crecimiento, desarrollo o llegar a la madurez espiritual «conforme a la plena estatura de Cristo».[4]
Esto quiere decir que la meta que está adelante, y que todo seguidor de Jesús debe alcanzar es la perfección; esto es, vivir de acuerdo con los principios de la Palabra de Dios que vayan «puliendo» su vida, «alimentando» su espiritualidad, cortando los errores y malas acciones, y mostrando los frutos del Espíritu que son el «amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio».[5] Todo este progreso y desarrollo debe ser visible antes del retorno de Jesús, por eso que el apóstol Pedro escribió: «Queridos hermanos, mientras esperan estos acontecimientos, esfuércense para que Dios los halle sin mancha y sin defecto, en paz con él».[6]
¿Y el pasado?
El segundo asunto que debemos abordar tiene que ver con el pasado. Cuando Pablo dice: «olvidando lo que queda atrás», ¿quiere decir que el pasado deja de tener importancia?, ¿debemos concentrarnos con firmeza en olvidar el pasado?
La palabra original de «olvidando» es epilanthanomai y la traducción puede ser: ‘dejar que algo se nos escape, olvidar, perder de vista algo’.[7] Y no se refiere al esfuerzo o la presión de no recordar el pasado, sino que el pasado no debería ser una barrera u obstáculo para mejorar y crecer en el presente con consecuencias en el futuro. El pasado puede estar allí, pero no es el sujeto primordial ni el enfoque principal en la vida humana del día a día. Pasa desapercibido, no estorba ni incomoda, simplemente la vista del ser humano no se enfoca en él, se fue, se escapó sin ningún problema.
No obstante, aunque el pasado permanezca y pase desapercibido como un objeto vetusto guardado en alguna caja olvidada del trastero, si en algún momento debemos desempolvarlo, debe ser para aprender y agradecer.
Aprender
Porque el pasado y sus acciones deben darnos lecciones de vida para mejorar, y por supuesto para no volver a caer en las mismas circunstancias que nos lastimaron, para no tropezar en la «misma piedra».
Agradecer
Porque Dios permite ciertos eventos en nuestras vidas ciertamente para aprender, pero también para mostrarnos su control y poder. ¿Te das cuenta de lo que Dios te libró?, ¿observas la mano poderosa de Dios que intervino en el momento exacto? El pasado debe servirnos para agradecer, alabar y reconocer que la voluntad de Dios es mejor que la nuestra.
Esta cita de la escritora White, resume lo anterior: «Al recapacitar en nuestra historia pasada, habiendo recorrido cada paso de su progreso hasta nuestra situación actual, puedo decir: ¡Alabemos a Dios! Mientras contemplo lo que el Señor ha hecho, me siento llena de asombro y confianza en Cristo como nuestro caudillo. No tenemos nada que temer en lo futuro, excepto que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido y sus enseñanzas en nuestra historia pasada».[8]
Una meta clara
El período 2025 empieza, y para recorrerlo con éxito, retírate a un lugar sosegado para evaluar el año que se fue. Mira al pasado como un aliado, aprende, agradece a Dios y pídele fortaleza para que no cometas los mismos errores.
Asimismo, en esa evaluación de vida, vuelve a colocarte metas y objetivos personales, nunca dejes de planificar, emprender y soñar. El día que dejes de hacerlo, tu vida dejó de tener sentido y estarás listo para la tumba. Mi abuelita, una mujer sabia, me decía cuando le replicaba que no quería hacer nada y solo deseaba dormir: «No harás nada y dormirás todo lo que quieras cuando te mueras».
En medio de esas nuevas metas o las que te volviste a replantear para este nuevo año, la principal debe ser la meta cristiana, la que Pablo deseaba alcanzar, la perfección. Ese camino se allana cuando te respondas estas preguntas: ¿qué me separa del amor de Jesús?, ¿qué acciones que hago entristecen a mi Salvador?, ¿cuáles frutos del espíritu debo anhelar y buscar?, ¿qué debo hacer para ser útil en la Obra del Maestro? Tus respuestas te llevarán a seguir caminando con firmeza en el camino de la madurez espiritual.
Sigamos caminando
La buena noticia, esperanzadora, es que el apóstol Pablo estaba en camino de la perfección, no la había alcanzado todavía, su propia vida «es una clave importante para vernos a nosotros mismos. Mientras estemos aquí en la tierra, por ser pecadores, no alcanzaremos la perfección. Eso será solamente en la gloria de los cielos. Sin embargo, nuestra vida cristiana, en la que aumenta el conocimiento de Cristo y en la que vivimos para él, debe ser una lucha constante por alcanzar la perfección»[9] terrenal que nos «ponga a punto» para la perfección final y definitiva.
Porque «en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al toque final de la trompeta. Pues sonará la trompeta y los muertos resucitarán con un cuerpo incorruptible, y nosotros seremos transformados. Porque lo corruptible tiene que revestirse de lo incorruptible, y lo mortal, de inmortalidad. Cuando lo corruptible se revista de lo incorruptible, y lo mortal, de inmortalidad, entonces se cumplirá lo que está escrito: «La muerte ha sido devorada por la victoria»».[10]
Que este sea el año de nuestra perfección y que, al acabar nuestra breve evaluación de vida, miremos el futuro con estas palabras en mente: «Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús».
Nuestro amado Dios nos dará la victoria «por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por lo tanto, mis queridos hermanos, manténganse firmes e inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que su trabajo en el Señor no es en vano».[11]
¡Feliz año 2025!
Autor: Joe Saavedra ThD and PhD, pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España.
Imagen: Shutterstock
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Referencias
[1]Todos los textos bíblicos mencionados en este artículo pertenecen a la Nueva Versión Internacional (NVI), a menos que se indique otra.
[2] Adriani Milli Rodrigues, «Perfection», ed. Douglas Mangum et al., Lexham Theological Wordbook, Lexham Bible Reference Series (Bellingham, WA: Lexham Press, 2014).
[3] Jeffrey S. Lamp, «Perfection», ed. David Noel Freedman, Allen C. Myers, y Astrid B. Beck, Eerdmans dictionary of the Bible (Grand Rapids, MI: W.B. Eerdmans, 2000), 1028.
[4] Efesios 4:13
[5] Gálatas 5:22,23
[6] 2 Pedro 3:14
[7] Henry George Liddell et al., A Greek-English lexicon (Oxford: Clarendon Press, 1996), 643.
[8] Elena de White, Joyas de los Testimonios, Tomo 3, 443.
[9] Roland Cap Ehlke, «Prefacio Del Editor», en Filipenses, Colosenses, Filemón, ed. Roland Cap Ehlke, Armin J. Panning, y G. Jerome Albrecht, La Biblia Popular (Milwaukee, WI: Editorial Northwestern, 2000), 76.
[10] 1 Corintios 15:52–54
[11] 1 Corintios 15:57–59