Nadie tiene amor más grande, que el dar la vida por sus amigos (Juan 15:13)
Una causa de zarandeo es el dolor. Muchas veces estas experiencias traumáticas de pérdida, enfermedad, accidentes… te pueden hacer renegar de tu fe, o dar lugar a la duda. Puedes pararte a pensar y preguntarte ¿Dónde está Dios? ¿por qué permite el sufrimiento?
Pero este tipo de situaciones también pueden hacer que te plantees preguntas existenciales, que te fortalecerán si las enfrentas con la ayuda del Espíritu Santo. Serán momentos difíciles, que te harán apartarte de Dios o fortalecerán tu fe, tu relación con Dios, y te pulirán. Tu decides cómo enfrentar esas situaciones.
Si decides confiar en Dios, aunque no puedas entender nada ahora, obtendrás una nueva perspectiva o relación directa con Jesus autotélica. Superarás así tu zarandeo personal e íntimo, y sabrás que eres una herramienta que en las manos de Dios puede servir a un propósito superior.
Seamos autotélicos
Se considera que la actividad de una persona es autotélica cuando se hace por sí misma, en el sentido de que vivirla es el principal objetivo. Es buscar la gratificación en la misma acción. De este modo se dice que una persona es autotélica si se siente feliz con lo que hace.
Las personas autotélicas son auténticas. No pueden ser manipuladas, ni con recompensas externas ni con amenazas. La persona está absolutamente segura de dónde se encuentra, de lo que está haciendo y de hacia donde pretende ir.
Reflexionemos en algunos pasajes bíblicos:
El hijo pródigo
Un joven está en su casa y decide, un día, pedir a su padre su herencia y marcharse lejos. Sale, y luego de malgastar su fortuna y ser despreciado por sus amigos, decide volver. Comprende que estar con su padre era lo mejor que podía tener…“Disfrutar y gozar de la compañía de Papá “
La mujer que derramó perfume en los pies de Cristo
Jesus está en una casa, rodeado de gente, pero no todos los que estaban allí disfrutaban de su presencia. Tampoco todos entendían lo que estaba diciendo. Entonces, una mujer cruzo la sala con un perfume muy caro entre sus manos y se arrodilló frente a los pies de Jesus. Con abnegación, la mujer ungió sus pies con la esencia. Sin duda ella entendió que… “Estar a los pies de Jesus y cultivar una relación con Él, no es una obligación. Es un placer único, que nace del amor con que el nos amó primero”.
La oveja perdida
Una oveja está perdida. Escucha a los lobos que la persiguen. Ya no tiene a donde huir. No sabe cómo regresar. No tiene fuerzas ya. Viene una tormenta, y se escuchan los truenos. La oveja se rinde. Le queda poco tiempo de vida. En eso escucha la voz de su pastor, y sabe que está cerca, pero no consigue encontrar la ruta para encontrarlo. El pastor auyenta a los lobos. Está herido por las caídas del trayecto. Entonces ve a la oveja y se lanza a salvarla. La toma en sus brazos y la calma. Entendamos… “Siempre estaremos a salvo, amados, cuidados al lado de Papa, De Jesus del Pastor” y eso se recibe y disfruta, porque estar a su lado es nuestra garantía segura de vida, de cuidado, de amor, de comprensión.
Un cristiano, un hijo, una oveja, que se relaciona con Dios para obtener recompensa, o por temor al castigo, no entiende el atractivo hermoso de Jesus nuestro salvador. Andar con Cristo, hablar con Él, confiar en Él y recibir su incomparable amor es la finalidad de nuestra experiencia de vida. Fuera de Él no existe nada.
Experimentemos una verdadera relación con Jesus a través de la oración y el gozo del servicio, y la paz que produce la esperanza vendrá por añadidura.
Autor: Amenothep Zambrano, corresponsal de la Revista Adventista en Badalona
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