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biblia todos¿Es cierto que todos los seres humanos serán salvos? ¿Qué dice la Biblia?

Introducción

La salvación del pecado, del castigo y de la muerte es la esperanza fundamental del cristianismo. La pregunta «¿qué debo hacer para ser salvo?» (Hech. 16: 30) ha sido respondida a través de los siglos de diversas maneras. Las respuestas podrían resumirse en tres enfoques básicos. La primera sostiene que la salvación es un proceso en el que Dios ofrece su gracia al pecador y él responde de manera afirmativa o negativa. De esta manera, algunos se salvan y otros se pierden. La segunda opción enfatiza la soberanía divina en dar salvación solamente a ciertos «elegidos». La salvación es exclusiva para ellos. Los perdidos no acceden a la salvación porque no han sido elegidos para ser salvos o porque han sido elegidos para perderse por el Dios soberano. Por último, se encuentra la enseñanza que expresa que todos, sin importar su condición, serán salvos. Esta es conocida como universalismo (apokatastasis) o restauracionismo.[1]

En los últimos años, un renovado enfoque universalista está influyendo en el cristianismo actual. La redención de todos los seres racionales es una de las alternativas soteriológicas más antiguas adoptada por algunos cristianos desde de los primeros siglos del cristianismo.[2] Su premisa fundamental es «que al final Dios reconciliará a todas las personas consigo mismo por medio de Cristo».[3] Esta afirmación altera también las creencias escatológicas sobre la forma en que Dios finalmente salvará a los pecadores.[4]

Pero ¿la Biblia afirma que todos se salvarán? ¿Puede el amoroso Dios castigar y exterminar a los pecadores? Para responder estas cuestiones, este artículo primeramente describe los pilares básicos del universalismo. Luego presenta ciertas objeciones a esas premisas a la luz de las Escrituras.

Los postulados básicos del universalismo

El universalismo ofrece diversos enfoques sobre la manera en que Dios restaurará a toda su creación.[5] Sin embargo, sus postulados básicos son similares. A continuación, se describe de forma resumida sus principales argumentos bíblicos y filosóficos/teológicos.

Argumentos bíblicos

Entre los pasajes más utilizados para validar la restauración escatológica se encuentran los que exaltan:

 Argumentos filosóficos y teológicos

  • La soberanía de Dios es fundamental en el proceso de la reconciliación universal (Efe. 1: 11).
  • Él es el Creador de todo lo que existe y tiene un destino final para su creación (Rom. 11: 36).
  • Robin Parry afirma de manera clara que «las cosas creadas tienen un telos, un destino, y el telos es Dios».[9]
  • Como un Dios de amor y omnisapiente, no creó a los seres humanos (y a los seres espirituales) para castigarlos eternamente o extinguirlos.
  • Su bondad demanda la salvación de todos los seres racionales.
  • Además, como es omnipotente, hará hasta lo imposible para reconciliar a cada pecador con él (2 Crón. 20: 6; Prov. 19: 21; Isa. 46: 10; Jer. 32: 27; Mat. 19: 26).
  • El carácter misericordioso de Dios resultaría incoherente si no tuviera la capacidad de salvar a toda su creación perdida.

A pesar de exaltar la soberanía divina, las enseñanzas universalistas pretenden defender la libertad de elección de cada ser.[10] Dios no fuerza la voluntad de sus criaturas. Ellos, finalmente, elegirán su eterna bondad.

Al mismo tiempo que el Creador es amor, también es justo. No niega las consecuencias del pecado, la ira divina ni la existencia de un castigo. Sin embargo, estos tienen la finalidad de purificar y corregir al pecador.[11] El castigo es real, pero temporario. El propósito de la justicia divina para su creación no es punitivo sino redentor.[12]

Luego de repasar de manera breve las enseñanzas básicas del universalismo, a continuación, se analiza brevemente la hermenéutica de quienes serían los fundadores de estas ideas en el cristianismo primitivo: Clemente (ca. 150- 215 d.C.) y Orígenes (ca. 184-c. 253) de Alejandría.

La hermenéutica del universalismo

Clemente y Orígenes fueron los grandes maestros alejandrinos del cristianismo temprano. Ellos promovieron la enseñanza de la reconciliación universal. Ambos buscaron armonizar la justicia y bondad de Dios a través de sistemas filosóficos, teológicos y bíblicos. Sin embargo, es importante destacar que ellos no fueron los creadores de esta doctrina. La universalista Ilaria L. E. Ramelli demuestra que esta no nació en el vacío. Es el resultado de la influencia causada por los apócrifos cristianos como el Apocalipsis de Pedro, los oráculos Sibilinos, el Apocalipsis de Elías, la Epistula Apostolorum y Vida de Adán y Eva en los pensadores alejandrinos. Si bien estas fuentes no trataron de manera directa la restauración universal, fueron antecedentes claros de la conversión después de la muerte, la intercesión y el rol de Cristo en la salvación.[13] Además, ella destaca la importancia de las circunstancias intelectuales que dieron origen a esta creencia:

Esta doctrina fue formulada y promulgada en un marco polémico a nivel filosófico y teológico. De hecho, la primera aparición de la teoría de la apokatastasis en Clemente, Bardesano y Orígenes muestra que esta teoría tomó forma en el contexto de discusiones filosóficas sobre el libre albedrío, el destino, la teodicea y el destino eterno de las criaturas racionales.[14]

Las respuestas de Clemente y Orígenes

Clemente y Orígenes respondieron a las acusaciones de sus opositores gnósticos en lo que respecta al amor, la soberanía de Dios y la coherencia bíblica.[15] Para ello, utilizaron el sistema de interpretación alegórico. Ramón Trevijiano Echeverría afirma sobre Orígenes que «su gran principio hermenéutico de la Escritura no puede decirnos nada que sea indigno de Dios. Lo que parezca indigno o impropio habrá que interpretarlo espiritualmente».[16] Fue así como interpretaron los pasajes bíblicos referentes al castigo, la ira, el fuego eterno de forma alegórica en el contexto apologético de su tiempo.[17]

Ellos integraron la doctrina de la restauración final con otras enseñanzas que le dieron coherencia a toda la exposición. Entre ellas, la creencia de la inmortalidad del alma,[18] la conversión postmortem,[19] el castigo pedagógico en esta vida y después de ella.[20] Finalmente, el infinito amor divino terminaría venciendo la infidelidad del pecador.[21] Por eso, el castigo es un proceso de purificación.[22] Lo destacable del pensamiento origeniano fue el vasto uso de las Escrituras para sostener todas sus enseñanzas.

Aunque los pensadores universalistas actuales tal vez rechacen las ideas de los maestros alejandrinos como la hermenéutica alegórica, la prexistencia de las almas, las presuposiciones filosóficas y teológicas junto al uso de las Escritura son similares. Muchos de sus argumentos recurren a los mismos razonamientos fundados en el humanismo y el pluralismo religioso y filosófico.

Continuará… 

En la segunda parte de este artículo veremos como el deseo divino no determina quienes se salvarán o se perderán, que la posibilidad de perder el reino de Dios fue una enseñanza concreta de Jesús, y que la persona puede perder la vida eterna. También examinaremos si hay vida después de la muerte y hablaremos sobre la justicia y el amor de Dios. Las Escrituras son claras al afirmar que muchos aceptarán la salvación de Dios, pero otros no.

Autores: Christian Varela y Joel Iparraguirre. Joel Iparraguirre tiene una licenciatura en Teología y actualmente se desempeña como editor en la Editorial Safeliz, España. Christian Varela tiene una maestría en Teología y viene desempeñándose como pastor distrital en Córdoba, Argentina.
Imágenes: Foto de Aaron Burden en Unsplash 

Lee la segunda parte en: Universalismo, 2ª parte: Justicia y restauración

NOTAS Y REFERENCIAS:

[1] Tradicionalmente se la conoce como la doctrina de la apokatastasis cuyo significado es «restauración». Algunos la han llamado salvación inclusiva o la reconciliación universal.
[2] Véase Ilaria L. E. Ramelli, A Larger Hope? Universal Salvation from Christian Beginnings to Juan of Norwich (Eugene, OR: Cascade Books, 2019). David Burnfield, Patristic Universalism. An Alternative to the Traditional View of Divine Judgment (Irvine, CA: Universal Publishers, 2013).
[3] Robin A. Parry, «A Universalist View», en Four View son Hell, ed. Preston Sprinkle (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2016), p. 101.
[4] Gregory MacDonald, The Evangelical Universalist. 2ª ed. (Eugene, OR: Wipf & Stock, 2012), pp. 9-34, 133-155.
[5] Cf. Millard J. Erickson, Teología Cristiana, 2ª ed. (Barcelona: CLIE, 2008), pp. 1020-1022.
[6] David Artman, Grace Saves All (Eugene, OR: Wipf & Stock, 2020), pp. 5-7. Thomas Talbott, The Inescapable Love of God. 2ª ed. (Eugene, OR: Wipf & Stock, 2014), pp. 37-48. Parry, «A Universalist View», p. 108. Keith Giles, Jesus Undefeated. Condemning the False Doctrine of Eternal Torment (Orange, CA: Quoir, 2019), pp. 95-103.
[7] Artman, Grace Save All, pp. 68-77.
[8] Talbott, The Inescapable Love of God, p. 152.
[9] Parry, «A Universalist View», p. 105.
[10] Talbott, The Inescapable Love of God, pp. 167-189.
[11] La creencia de un lugar de castigo es interpretada de manera metafórica o como si fuera un purgatorio.
[12] Jan Bonda, The One Purpose of God. An Answer to the Doctrine of Eternal Punishment (Grand Rapids, MI/Cambridge, U.K.: Eerdmans, 1998), p. 219. Parry, «A Universalist View», p. 113.
[13] Ilaria L. E. Ramelli, «Origen, Bardaisan, and the Origin of Universal Salvation», Harvard Thelogical Review 102, no. 2 (2009): pp. 135-150.
[14] Ibid., p. 168.
[15] Samuel Fernández, «Itinerario hacia Dios. Elementos de escatología origeniana», Teología y Vida 41, nº 1 (2000): p. 31.
[16] Ramón Trevijano Etcheverría, La Biblia en el cristianismo antiguo (Barcelona: Verbo Divino, 2001), p. 91.
[17] Manlio Simonetti, Biblical Interpretation in the Early Church: An Historical Introduction to Patristic Exegesis (Edinburgh: T&T Clark, 1994), p. 7.
[18] Clemente, Stromata, 5, 14.91.2. Orígenes, Tratado de principios 3.1.13; ídem, Contra Celso 3.25.33, 6.26.
[19] Clemente, Stromata 6.51.2-3; 6.6.44.4-5; 6.6.47.1, 4 Ibid., Quis Dives?, 40. Orígenes, Tratado de princípios, 3.6.3; 2.10.8.
[20] Clemente, Ibid., 6. 6.52.1; 6.26.168.1-2; 7.12.78.3. idem, El pedagogo 1.65.1-3. Orígenes, Tratado de principios 2.10.4; 3.1.13. idem, Comentario de Mateo, 14.11. idem, Homilía sobre Ezequiel, 1.3.1. idem, Homilías sobre Jeremías, 19.3.
[21] Cf. Orígenes, De Orationes 27.
[22] Orígenes, Contra Celso 6, 72.

 

2 comentarios

  • Como un Restauracionista Bíblica que fui criado como un Adventista del Séptimo Día, quiero expresar mi agradecimiento por su forma amena e informada de presentar las creencias del Universalismo. La mayoría de los que han escrito artículos criticándonos construyen hombres de paja y no presentan lo que los Universalistas Evangélicos realmente creemos.

    Con unas pocas aclaraciones, creo que presentaron acertadamente nuestros principales argumentos bíblicos. Sin embargo, quiero aclarar que, como un Universalista Evangélico Conservador, no veo la justicia de Dios como únicamente redentor a la exclusión de castigos, sino penal con un fin restaurativo. Explico esto en mi blog, La Justicia de Dios. También representaron bien algunos de nuestros argumentos filosóficos y teológicos, incluso citando unos de los textos bíblicos que substancian nuestras conclusiones.

    Por eso me sorprendió cuando dijeron de nosotros al final: “Muchos de sus argumentos recurren a los mismos razonamientos fundados en el humanismo y el pluralismo religioso y filosófico.” A mí parecer, este resumen no está de acuerdo con lo que ustedes mismos han reconocido que afirmamos como Universalistas Bíblicas. Al decir esto, nos están poniendo en la misma categoría con los Universalistas no ortodoxos. Explico las diferencias entre Universalistas Bíblicos y los no ortodoxos en mi blog, Distinguiendo el Universalismo Bíblico.

    Otra observación desfavorable que hice es que intentan establecer culpa por asociación, implicando que Clemente (150 – 215 d.C.) y Orígenes (ca. 184-c. 253), quienes eran los primeros Padres de la Iglesia Primitiva en desarrollar una teología sistemática sobre la restauración final de todos, fueron influenciados por unos escritos apócrifos, a la vez que reconocen que esos escritos ni enseñaban la restauración universal. De hecho, uno de esos escritos que nombran, El Apocalipsis de Pedro, dedica los últimos 14 de sus 34 versículos a describir los tormentos de un infierno eterno con detalles tan grotescas como los de Dante.

    En realidad, las primeras declaraciones extrabíblicas acerca del destino final de los impíos se encuentran en los escritos judaicos intertestamentarios apócrifos. Mientras los de la secta de los fariseos enseñaron la doctrina del castigo eterno, algunos rabinos enseñaban la restauración de todos por medio de fuego purificador, menos los peores que, según ellos, son aniquilados.

    Algunos dirían que los fariseos derivaron su creencia en el castigo eterno de los griegos, mientras los rabinos que creían en la restauración de la mayoría por fuego derivaron sus creencias de los zoroastrianos persas. Sin embargo, la pregunta que debemos responder no es, ¿qué similitudes tiene una doctrina con otras creencias extrabíblicas? sino, ¿qué es lo que nos enseñan las Escrituras?

    Otra representación equivocada que observé fue donde definen el Universalismo o Restauracionismo como “la enseñanza que expresa que todos, sin importar su condición, serán salvos.” Creemos según la Biblia que “sin la santidad nadie verá al Señor” (Heb 12:14). Lo que sí creemos es que los juicios de Dios finalmente resultarán en purificación y restauración, en vez de exterminación o castigos sin fin. Creemos que la solución final de Dios es restauración en vez de exterminación o Dios perpetuando el mal en un infierno eterno.

    Ustedes mismos reconocieron esto al decir que nuestra doctrina, “no niega las consecuencias del pecado, la ira divina, ni la existencia de un castigo. Sin embargo, estos tienen la finalidad de purificar y corregir al pecador.”

    En cuanto a la hermenéutica de los Universalistas, como indicaron, no todos seguimos el ejemplo de Orígenes, interpretando alegóricamente las porciones de la Biblia que presentan la severidad de Dios en Sus juicios. Los Padres Apostólicos anteriores a Clemente aún no habían fundado escuelas teológicas y por lo tanto sus escritos carecen de consistencia en cuanto a la hermenéutica o una teología sistemática y consistente.

    No fue hasta finales del siglo II que surgieron las seis escuelas teológicas principales: Una de ellas era Aniquilacionista, una enseñaba el castigo eterno, mientras los otras cuatro enseñaban el Universalismo o la restauración final de todos.

    De las cuatro que enseñaban el Universalismo, había dos (la de Alejandría y la de Cesarea) que eran universalistas de la escuela de Orígenes. Las otras dos (la de Antioquía y la de Edessa) eran universalistas de la escuela de Teodoro de Mopsuestia y Diodoro de Tarso. Las escuelas de Teodoro y Diodore comenzaron independientemente de la escuela de Alejandría y se oponían a la hermenéutica espiritual/alegórica de Orígenes, insistiendo en una interpretación histórica y literal de todas las Escrituras y no simplemente las que afirmaban la reconciliación universal.

    Ellos independientemente llegaron a la misma conclusión acerca de la restauración final de todos a pesar de sus diferencias debido a que, tanto los de la escuela de Teodoro, como también la escuela de Orígenes, interpretaron los textos acerca de la apocatástasis o restauración universal de manera literal.

    Aunque hoy en día hay Universalistas que alegorizan o simplemente rechazan ciertas Escrituras que presentan la severidad de Dios en Sus juicios, los Universalistas Bíblicas y Conservadores insisten en que toda escritura de las Sagradas Escrituras es inspirada por Dios y, por lo tanto, deben de ser entendidas tal como fueron escritas.

    Su artículo es una buena introducción a una discusión constructiva sobre este tema. Solo pensé que estas pequeñas aclaraciones a lo que presentaron acerca de nosotros en su artículo haría más constructivo cualquier diálogo que el parte 2 provocaría sobre el fundamento de nuestros distintos argumentos escriturales.

Revista Adventista de España