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En España existe más de un millón de personas sordas y/o con discapacidad auditiva que, a diario, encuentran impedimentos para acceder a la información. En la mayoría de los casos, esta situación se produce por una falta de conciencia social hacia el colectivo y, al mismo tiempo, por una escasez de recursos que permitan a las personas sordas participar en las mismas condiciones que el resto de la ciudadanía.

Consciente de esta situación, la Unión Adventista Española, en 2014, crea un departamento para la supresión de las barreras de comunicación, una entidad destinada a dar soluciones eficaces a las necesidades de las personas sordas en materia de accesibilidad a la información y a la comunicación.

Así nace (MSAE) Ministerio de Sordos Adventista en España con el objetivo de apoyar la labor que se lleva haciendo por voluntarios desde hace mucho tiempo, en defensa de los derechos de las personas sordas para tener acceso al evangelio. Desde este departamento se está apostando por la normalización lingüística de la Lengua de Signos Española (LSE), la formación, la atención a las familias, el fomento de la cultura, y por las tecnologías al servicio de las personas sordas y con discapacidad auditiva. En definitiva, por impulsar la construcción de una iglesia libre de barreras.

Elena White en el libro “Preparación para enfrentar la crisis” comenta lo siguiente:
Todos los adventistas del séptimo día aguardan con anhelo el día cuando Jesús vendrá para llevarlos al hogar celestial que ha ido a prepararles. En aquella tierra mejor no habrá más pecado, ni chascos, ni hambre, ni pobreza, ni enfermedad, y no habrá muerte. Cuando el apóstol Juan contempló los privilegios que aguardan al fiel, exclamó: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios… Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es”. 1 Juan 3:1. (pág. 6)

La sordera es algo que no se detecta a simple vista, pero cuando vemos a una persona con aparato auditivo o signando, nos damos cuenta de que es sordo y el mensaje que anteriormente acabas de leer también va dirigido a ellos.

No me canso de repetir que como iglesia estamos obligados a predicar este mensaje. Y no estamos alcanzando a este colectivo. Esto no depende de una sola persona, depende de todos, pues somos una familia. Y el amor al prójimo no es algo que se enseña, se practica, se experimenta y cuanto más cerca de Cristo estemos más amor transmitiremos. Dios es amor, y si es amor ¿qué crees que nos enseña Dios? Si deseas que Cristo venga ya, ¿a qué esperas para predicar su evangelio? Nosotros desde nuestro departamento hacemos lo que podemos, pero necesitamos tu ayuda. Serán tus manos las que les hablen de Cristo.

Revista Adventista de España