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Queridos hermanos,

Deseo que todos os encontréis bien, y si no fuese así, deciros que mi esposa y yo oramos constantemente por vosotros, y cualquier cosa que necesitéis, sabed que me tenéis a vuestra disposición. Que nuestro Dios de paz os acompañe y colme vuestra vida de sus bendiciones.

El motivo de mi mensaje es una breve reflexión sobre la manifestación contra el cambio climático que se realizó en Madrid el domingo 29 de noviembre. La asistencia a esta manifestación había sido promocionada en todas las iglesias de Madrid por Naturalia (Asociación Adventista para la defensa de la creación) y por AEGUAE. En Alenza se anunció el sábado a toda la congregación y se promocionó especialmente en varios departamentos. Finalmente, de todo el distrito acudimos diez personas…

Cuando el domingo leía el lema del cartel de Naturalia, dirigido a los gobiernos reunidos en la cumbre del cambio climático en París, yo pensaba en mi iglesia: “¡Toda la creación sufre! ¿No haremos nada?”

Joan Llorca, el vicepresidente de Naturalia escribió una nota, que resume el sentimiento de los que estábamos allí. La comparto con vosotros:

“Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.

Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.

Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.

Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.

Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada”.

Nota: Erróneamente atribuida a Bertolt Brecht. En realidad fue escrita en 1945 por Martin Niemoeller, pastor protestante.

Ayer estuvimos en la manifestación convocada por la Alianza por el clima. Había mucha gente: Vimos familias con sus hijos, niños con sus peluches, bicicletas, muchos globos de colores, coros, apicultores con sus trajes, tamboradas, al pastor de nuestra iglesia, a la directora de ADRA, compañeros y alumnos del Timón, un grupo de miembros y directivos de Naturalia. Todos bajo una pancarta que decía: ¡Toda la creación sufre! ¿No haremos nada?

Aunque éramos muchos y llenos de razón, puede que prevalezcan intereses económicos. En cualquier caso hemos aprovechado la ocasión para presentarnos como creacionistas preocupados por la angustia de la naturaleza, dar voz a los que no la tienen y apoyar iniciativas que, coherentemente, deberíamos liderar nosotros.
 
Había mucha gente, pero no te vimos a ti. Cierto que fuimos de tu parte, pero la próxima vez mejor si vamos juntos.

Quizá pudiste dar testimonio en otra de las manifestaciones que hubo en diferentes ciudades españolas. Si fue así, nos gustaría que lo compartieses con todos nosotros. Te enviamos un par de fotos de la manifestación en Madrid, pero queremos compartir también las tuyas.

Nuestro abrazo.
Joan Llorca (Vicepresidente y secretario de Naturalia).

Ayer mientras preparaba el tema de la semana de oración del Shaday, un texto me golpeó especialmente Apocalipsis 14:7 “Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.” Generalmente enfocamos este texto desde un ámbito estrictamente espiritual. Pero la segunda parte del texto es absolutamente material, y me recuerda que el Dios al que adoramos y al que queremos glorificar,  es el Creador y dueño nuestro planeta. Nuestra casa, la iglesia, todo lugar donde nos movemos y vivimos está en ese “HOGAR”.

Como iglesia, deberíamos ser los primeros defensores de la limpieza y el orden dentro de este “HOGAR”.  Por otro lado, ¿cómo pretendemos ser relevantes en nuestra sociedad, si no manifestamos interés por lo que les preocupa a nuestros vecinos?  Emulemos el ejemplo de Jesús, que no comulgaba con los pecados, ni prácticas o ideas torcidas de sus conciudadanos, pero estaba donde ellos estaban, comía con publicanos y pecadores, para alcanzarlos desde su amistad. Nuestro mensaje nunca será relevante si nuestros conciudadanos no nos ven a su lado

Los del grupo ecologista Greenpeace, que estuvieron hace poco en nuestra iglesia y se emocionaron cuando para despedir el sábado cantamos juntos “Al final de la semana”, le preguntaron a Celedonio: “¿Y los de tu iglesia? ¿dónde están?”. Ellos pensaban que a nuestra iglesia le preocupaba el futuro de nuestro planeta y quizás se llevaron un chasco…

Pensemos en ello, y cuando la iglesia nos convoque a una acción social en apoyo a la no violencia, la ecología, la libertad religiosa, o los desfavorecidos, acudamos. Recordemos que Jesús no nos llama a vivir una religión teórica, sino una práctica, que se demuestra estando presente en los lugares donde hay necesidad.  “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;  estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí” (Mt. 25:35-36).

Que el Señor te bendiga.

Revista Adventista de España