Al lado un chaval jugando al Fortnite. Atrás una joven en la aplicación de Zara. Delante un adulto reenviando por Whatsapp un mensaje en cadena falso. A su derecha una mujer se levanta del banco porque, al parecer, le llaman del trabajo. Y delante del todo, el predicador, como puede, tratando de hacerle un hueco al mensaje bíblico de ese Sábado. El culto tiene competencia. Pobre.
Y ahí estamos, muriéndonos. Desangrándonos espiritualmente sin (querer) darnos cuenta.
Ya, ni Sábado ni Sábado. Ni Biblia ni Biblio. La Esperanza, medio frustrada. La Fe, casi no ve. El Amor, mucho de boquilla. Nuestra identidad, diluida.
¿Dónde están las Esther, los Daniel o los Pablo?
Y ahí estamos, despistados, poseídos e idos. Y me duele tanto…
—Oye, ¿y a ti qué te importa? ¿Quién te crees que eres?
—Soy tu hermano. Y no quiero ser tu Caín. Sí, hermano, soy tu guardián y tú eres el mío.
—Hombre, es que mira que usar una Comic Sans en el PowerPoint… ¿dónde están los fuegos artificiales? Es que la estructura… la cúpula que administra tiene la culpa. Es que esos que se creen santurrones son los que primero caen…
—Que sí, que sí, que todo eso necesita una vuelta. O setenta. Estamos de acuerdo. Pero dime, ¿dónde están hoy las Esther, los Daniel, los Pablo…? ¿Dónde están las que se enchufan antes a la oración que a Netflix? ¿Los que dedican un tiempo a la lectura bíblica antes que a la novela de moda? ¿Dónde están aquellos cuya atención y mirada busca a Jesús antes que al espejo? ¿Dónde estás? ¿A dónde nos hemos ido?
¿Hacia donde diriges tu atención?
Netflix está gastando este año más de 8.000 millones de dólares para conseguir tu atención.
Amazon ha invertido una cifra parecida (en 2017 gastó 4.500 millones).
Apple tiene un presupuesto en contenidos que supera los 1.000 millones.
La cuarta revolución industrial es tecnológica. Las cuatro compañías más grandes en capitalización bursátil son Google, Facebook, Amazon y Apple. Las aplicaciones de tus marcas y compañías te quieren. Se nutren de tus datos. Dependen de tu atención. Tu mirada es su negocio. Cuanto más tiempo te posean, mejor. Y todo eso va tan rápido que ni lo percibimos. Y ahí estamos…
¿Móvil en modo Avión?
Pero, ¿y si ponemos el móvil en #modoAvión? ¿cómo si nos fuésemos volando con el Maestro, aunque sólo sea un rato el Sábado…? Hay lugares a los que solo se puede llegar prestando atención a las direcciones del Camino. Tantas distracciones se te llevan. Te vas. Y no quiero verte marchar, ya he visto a muchos. No quiero ser tu cómplice.
Brother and Sister, si ves que me estoy muriendo, por favor, avísame. Dame un codazo o una colleja. Aunque me incomodes, hazlo. Sé que todavía hay Esperanza. Recuérdame qué significa el Sábado. Dime para qué estamos aquí. Recuérdame Quién dio su vida por mi. Aunque su cruz no tuviera luces de neon sé que le necesito. Ayúdame a mirarle en vez de rendirme a la pantalla. Soy tu hermano y a ti también te necesito.
Gozo y Paz,
“En todo tiempo ama el amigo; para ayudar en la adversidad nació el hermano” -Proverbios 17:17.
Samuel Gil. Asesor del ministerio de Comunicaciones de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España.