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“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor. (2 Timoteo 4:7).

La maestra Violeta Balué Iserte pasó al descanso el 4 de noviembre de 2021, en la residencia adventista Maranatha. El acto de recuerdo se celebró el 6 de noviembre en la iglesia adventista de Urgell.

Biografía de Violeta Balué

Primeros años

Violeta Balué nació el 30 de octubre de 1937 en pleno bombardeo de la ciudad de Valencia y la ayudó a venir al mundo Dña. Asunción, esposa del pastor Don Isidro Aguilar, que era comadrona.

Nació en el seno de una familia cristiana adventista. Su padre Manuel Balué Mor había conocido el evangelio en Lérida, cuando con 18 años, alrededor del año 1923, paseando por la calle donde vivía oyó música de trompeta en un bajo. Allí se daban unas conferencias y entró a interesarse. Quedó tan impresionado de lo que escuchó que ya nunca más “salió de la iglesia”. Marchó a estudiar al Seminario Adventista de Collonges y después se dedicó al colportaje.

Su madre, Noemí Iserte Badenas era cristiana adventista de 3ª generación. Sus padres habían conocido el Evangelio de la mano de los hermanos Bond en 1906. Su padre dedicó el resto de su vida al colportaje, en ocasiones acompañando a Frank Bond en esa dura tarea. Sus abuelos también aceptaron el mensaje adventista. La familia sufrió persecución en el pueblo donde vivían, Rubielos de Mora, llegando incluso a ser apedreados (buena prueba de ello era una  cicatriz que Noemí tenía: una ceja partida por  una piedra que databa de cuando ella tenía 3 años).

El hogar en el que Violeta se crió era un hogar modesto pero lleno de amor. La única calefacción que tenían era un pequeño brasero alrededor del cual se reunía toda la familia (sus padres, sus hermanas Luz y Noemí y ella) y así, todos juntos, leían la Palabra de Dios. Las niñas aprendían los versículos de la Biblia y compartían el amor de Dios con los demás. A veces hacían hueco alrededor del pequeño brasero para que algún vecino, o persona interesada en aprender de Jesús, pudiese unirse a ellos.

Titulada en Magisterio

Con muchos problemas y vicisitudes consiguió obtener el título de Magisterio. Como no era católica cada dos por tres tenía obstáculos que superar, castigos por no ir a clase los sábados, burlas e injusticias por parte de sus profesoras. Especialmente en su etapa escolar. Pero con fe, valentía y la ayuda de Dios consiguió el título, quedando entre las tres primeras de la promoción. Eso la hizo ganadora de un premio en metálico (que le hubiese ido muy bien a la familia), pero que no recibió pues había faltado todos los sábados a las clases. Como compensación por no otorgarle el premio se substituyó el “apto”, que normalmente se indicaba en el título oficial, por la mención de “Sobresaliente”.

Ella nos decía, y así lo escribió en su libro, que tenía tres sueños en su infancia, cuando era injustamente tratada en el colegio por ser cristiana adventista: uno, ser maestra, otro trabajar en un colegio en el que no hubiera discriminación alguna y el tercero ser “maestra de maestros”. Y los tres los consiguió. Trabajó primero en la Academia Excelsior en Madrid, calle Alenza  6, junto a Don Isidro Aguilar, formando a jóvenes que por vocación deseaban entrar en el ministerio pastoral y que necesitaban los estudios previos al Bachillerato para ingresar en el Seminario Adventista de Collonges-sous-Saléve (Francia). Entre sus alumnos de aquella época se encontraban personas tan queridas como el pastor Carlos Puyol o el pastor Navarro.

Más tarde trabajó en el Seminario Adventista de Collonges-sous-Saléve como profesora de español, aprovechando su estancia allí para cursar estudios de Teología.

Escuelas de iglesia en Barcelona y Zaragoza

Tras su paso como docente por el Seminario de Collonges, junto al Sr. Avelino, fundó el Colegio Adventista de Urgell en Barcelona, como respuesta a las inquietudes de varios padres de la iglesia que deseaban formar una escuela de iglesia. El Señor David Rose pastor presidente de la Iglesia Adventista Española en aquel momento, le comentó que habían pensado en ella para llevar a cabo todas las gestiones para poner en marcha la escuela de iglesia. Cosa que hizo, convirtiéndose en la primera maestra de la misma. Fueron años con una gran cantidad de problemas que afrontar, pero con la ayuda de Dios salieron victoriosos de todos.

Fue llamada para colaborar en  poner en funcionamiento, en Zaragoza, la escuela de iglesia. Ya se había hecho un primer intento pero las autoridades no habían dado los permisos oportunos . Se consiguió escolarizar el primer año a los niños en tres zonas diferentes. Una de ellas el propio domicilio particular de Violeta, al cual durante un curso acudieron los niños desde 5 hasta 14 años. Al curso siguiente ya contaban con aulas, en lo que sería la semilla del Colegio Rigel. Es aquí en Zaragoza dónde nace su hija Alba. Su hijo Héctor nacería en Gijón, y su hijo Artur en Vigo, última parada hasta que volvió otra vez a ejercer de profesora en el colegio Urgell de Barcelona, ya hasta su jubilación.

Medalla President Macià

En el año 2004 le fue concedida  la Medalla “President Macià”  como reconocimiento a su profesionalidad y espíritu de servicio en el campo de la docencia. Le fue entregada el año 2005, por el President de la Generalitat el Honorable Pascual Maragall.

La vida de Violeta Balué ha sido una vida marcada por la fe y la confianza en Dios, las cuales transmitía constantemente a sus alumnos ya fuera dando clases de matemáticas, como de Biblia. También a sus hijos y allegados en cada ocasión posible, con sus comentarios y su ejemplo. Una vida entera de testimonio, plagada de experiencias propias, en las que sintió en primera persona la ayuda y el socorro de nuestro Salvador. Testimonios que compartió de continuo con gran generosidad con nosotros sus hijos, y con sus nietos. También con sus alumnos, con todo aquel que quisiera escucharla y finalmente con todo el personal y residentes de la Residencia Maranatha con los que compartió su último año de vida.

Transcribo unas palabras que escribió acerca de Violeta mi cuñada Marta, su nuera y exalumna.

“Tu manera de Amar a Dios te hizo LIBRE, tu Vocación te hizo GRANDIOSA y tu Gran Corazón te hizo GENEROSA. Gracias por enseñarnos el Camino, gracias por ser maestra como El Maestro.”

Dios tenía un proyecto para Violeta y ella respondió, y fue fiel al llamado hasta el final de sus días.

Autora: Alba G. Balué, hija de Violeta Balué. 

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Revista Adventista de España