De nada valen las pólizas si su bien más precioso está desprotegido. Considere su estrés y verifique honestamente cómo está conduciendo su vida.
No se preocupe porque no estoy vendiendo ningún seguro de vida y no tengo ningún amigo o pariente que trabaje para una agencia de seguros. Mi asunto es sobre la vida y la salud en términos más profundos. La historia que contaré es sobre un agricultor próspero que murió. Él tenía todo en la vida y todo tipo de seguro para protegerse a sí mismo y su familia, sus posesiones y demás.
El hombre tenía hasta un avión privado para viajar de una de sus haciendas a otra. Ese avión tenía un paracaídas especial que podría activarse en caso de emergencia para permitir un aterrizaje con seguridad. Le mencioné esto a mi hijo, y él me contó que una vez que ese paracaídas se usa, se debe pagar una fortuna para remontarlo, casi el precio total de la aeronave. Pero el individuo estaba dispuesto a pagarlo para proteger su vida.
Cuatro lecciones para no romperse la cabeza
Sin embargo, le dio poca atención a un punto muy importante: su estilo de vida. Adquirió su riqueza con una vida de severo estrés y pérdida de sueño. Él no tenía tiempo para hacer ejercicios, su dieta no era saludable, tenía el peso elevado y, además, su vida matrimonial estaba en apuros.
Con todo aquel dinero gastado en seguro de vida y protección para sus viajes, aun así, perdió su vida. Anteriormente, el individuo había tenido un ataque cardíaco que fue insuficiente para hacerlo cambiar. Y ahora tuvo un segundo, esta vez fulminante. ¡Qué pena! Pero muchas personas están en la misma situación.
Atentos a los indicadores
Las personas pueden no tener tanto dinero, pero están llenas de estrés. El estrés puede matarlas cuando no tienen tiempo suficiente para cuidarse a sí mismas, no se ejercitan, no duermen y no cuidan de sus familias. El estrés puede matarlas cuando su trabajo asume el control y cuando corren para tener el primer lugar, más poder, fama y éxito.
Yo estaba en Bolivia presentando este mismo tema sobre el control del estrés y estilo de vida a una audiencia de profesionales de salud y profesores de la Universidad Adventista de Bolivia. Entonces, uno de los participantes me preguntó: “¿Cómo puedo saber si tengo exceso de estrés?” Mencioné algunas señales de estrés, como no tener tiempo para nada y tener las prioridades equivocadas en la vida. Pero él no estaba convencido. Entonces, le dije claramente: “¡Pregúntele a su esposa y ella le dará el diagnóstico!”
Diagnóstico, reconocimiento y cambio
Sorprendentemente, a veces las personas no se dan cuenta de lo que ocurre en sus vidas. Ellas solo trabajan, trabajan, trabajan. Y llevan una vida peligrosa, semejante a una persona que está caminando al borde de un precipicio de noche. Así, necesitan una alerta, una luz, alguien de afuera que las guíe.
La razón por la cual le dije al individuo que le preguntara a su esposa fue muy sencilla: yo lo hice y no quedé muy feliz con el diagnóstico de mi esposa. Pero la historia del hacendado me hizo pensar. Me abrió los ojos. Aun siguiendo un estilo de vida mejor que él, tengo una vida de alto estrés.
En mi caso, estoy consciente de eso y estoy haciendo algo para mejorar. ¿Y usted? ¿Está estresado? ¿Está haciendo algo para su control? El tiempo es corto, pero la vida puede ser todavía más corta.
Entonces, considere su estrés y verifique honestamente cómo está conduciendo su vida.
“Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?” (Lucas 12:18-20).
Autor: Hildemar Santos, médico y docente de la Faculdad de Salud Pública en la Universidad de Loma Linda, Estados Unidos.
Imagen: Foto de Tim Gouw en Unsplash
Publicación original: Seguro de vida real