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El 26 de enero de este 2024, en el segundo día de la Conferencia 2024 de Jóvenes Adventistas por Cristo (AYC) que se celebró en Melbourne, Australia, Christiana Leimena, directora de ministerios de salud de la Asociación del Gran Sídney de la Iglesia Adventista, compartió estadísticas y reflexionó sobre el compromiso de los jóvenes adventistas, animándoles a ser influencers para Cristo, a ser la sal de la tierra.

La importancia de la sal

La sal, o el cloruro de sodio, es muy importante para la salud, y no solo porque añade sabor a los alimentos, recordó Leimena a los miembros de AYC. En Australia, la ingesta recomendada es de unos seis gramos por día (2300 miligramos de sodio), dijo, pero los australianos consumen en promedio nueve gramos de sal por día. Y el ochenta por ciento de esa cantidad proviene de los alimentos procesados, lo que puede ser perjudicial para la salud humana.

La sal posee muchos usos y aplicaciones fundamentales, enfatizó Leimena. Mencionó que contrae y relaja los músculos, conduce los impulsos nerviosos, y mantiene un equilibrio apropiado de agua y minerales en el cuerpo. Más allá del cuerpo humano, preserva y saboriza los alimentos, limpia los derrames, alivia la picadura de avispa, y crea tracción en las rutas congeladas.

Un beneficio para los demás

Pero alejándonos de los usos diarios de la sal, Leimena recordó a los asistentes de AYC que en Mateo 5:13, Jesús les dijo a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. ¿Qué quiso decir Jesús?» -preguntó Leimena- «Que ustedes y yo tenemos que ser beneficiosos para los que nos rodean».

En los siguientes minutos, Leimena extrajo lecciones espirituales de diversas imágenes relacionadas con el consumo de sal. En primer lugar, mencionó un salero, que comparó con Jesús. «Jesús quiere espolvorearnos… para que demos sabor a los demás», -dijo-. «Si salamos un huevo, el huevo queda salado, no la sal llena de huevo». Jesús quiso decir que él quiere que demos sazón doquiera estemos, que agreguemos sabor a una experiencia o la atmósfera del momento. Debemos ser influencers de Cristo en los demás, pero no dejarnos influenciar por ellos.

No podemos dar lo que no tenemos

Leimena advirtió, tal como recordó Jesús a sus oyentes en el Sermón del Monte, que la sal puede perder su sabor. «Hay una lección espiritual en esto, -dijo-, porque esa característica salada representa el amor de Cristo y su justicia. A diferencia de la sal, sin embargo, podemos escoger compartir esa sal —ese amor de Cristo— con otras personas. En primer lugar, necesitamos asegurarnos de pasar tiempo con el Salvador, porque “no podemos dar a otros lo que no poseemos”, -dijo Leimena-. Dios nos dice: “Apóyate en mí, y yo haré que des sabor. Pondré el sabor en ti, mi sabor, mi presencia, y entonces lo darás a los demás».

Otra lección espiritual proviene del hecho de que la sal en el salero es inútil, a menos que salga del salero y toque aquello que quiere saborizar, dijo Leimena. «Tiene que haber contacto, y Dios quiere que seamos influencers al tocar la vida de otras personas. Es lo que hizo Jesús cuando estuvo en esta tierra, -dijo-. Solo tenía tres años para ser un influencer; no es demasiado tiempo, pero influyó a su comunidad y aún más allá al enseñar, predicar y sanar».

Leimena recordó a los asistentes de AYC que Jesús dedicó tiempo a estar con personas en contactos individuales. «El contacto personal hace una gran diferencia», -enfatizó-.

Un influencer como Jesús

Ser un influencer como Jesús hoy implica compartir el evangelio de Cristo, pero también combinarlo con el mensaje de salud, -dijo Leimena-.

Para los jóvenes que piensan que quizá los ministerios de salud no son para ellos, Leimena compartió algunas estadísticas para reflexionar. «Las principales causas de muerte entre los varones de 15 a 24 años de Australia incluyen el suicidio y las lesiones autoprovocadas; el uso de alcohol; los accidentes de tráfico; y los trastornos depresivos. En las mujeres, está presente la pesada carga de los trastornos de ansiedad; los trastornos depresivos; los trastornos de la alimentación y otras cuestiones», -contó Leimena-.

«Las necesidades son abrumadoras. Tenemos compañeros que necesitan de aliento, que están quebrantados, que probablemente están desanimados, que necesitan ánimo, o tan solo alguien que los escuche», -dijo a los asistentes-. «El ministerio de salud aún es relevante para los jóvenes». Y añadió: «Quiero que reconsideren sumarse a la misión que Cristo practicó, que fue una combinación de evangelio y salud».

Es clave la participación joven en el ministerio de salud

En la última parte de su presentación, Leimena recordó a los miembros de AYC que la juventud es un período de transición clave en la vida de una persona. Las estadísticas muestran que «si ustedes [como jóvenes] están sanos física y mentalmente, tienen mayores probabilidades de tener mejores resultados educativos, efectuar una transición exitosa al trabajo de tiempo completo, cultivar estilos de vida adultos saludables, [y] experimentar menos desafíos al formar familias y ser padres, es decir, de fertilidad», contó.

Contra ese transfondo, Leimena hizo un llamado a los jóvenes para que adopten el llamado de trabajar en el ministerio de salud. En su experiencia como directora regional de ministerios de salud de la iglesia, dijo, sus voluntarios suelen ser miembros adventistas de más de 50 años. «No hay nada malo en ello, pero para mí, veo que es una oportunidad perdida cuando no veo que más jóvenes se sumen y participen de la misión de salud».

Vivir el mensaje de salud, para poder compartirlo

Al prepararse para esa misión, Leimena hizo un llamado a los jóvenes adventistas para que valoren el mensaje de salud que Dios les ha dado al adoptar factores protectores de salud. Incluyendo la actividad física, el apoyo emocional, y las actividades sociales para conectarse con otros, pero también la nutrición apropiada y el sueño adecuado. «Son cosas básicas, pero a veces las olvidamos», -dijo-.

«Esos factores de protección ayudan a crear resiliencia cuando enfrentamos desafíos, estrés u otras cuestiones», -explicó Leimena-. Y aunque invitó a los que luchan con cuestiones mentales a que busquen ayuda inmediatamente, Leimena también llamó a los jóvenes para que piensen en los que los rodean y necesitan apoyo.

Finalmente, hizo referencia a los muchos canales de medios sociales sobre cuestiones de salud, dirigidos por jóvenes que a menudo no comparten los mismos valores adventistas de salud. «Quiero que consideren dónde pueden encajar dentro del espacio de la salud mental, y no me refiero aquí tan solo a los medios sociales», -dijo-. Describió entonces los recursos que están a disposición de los jóvenes si quieren involucrarse y llegar a ser influencers.

«Ocúpense de sus amigos. Abracen la misión de salud. Conviértanse en influencers, sean la sal de la tierra», -concluyó-.

Autor: Marcos Paseggi, Adventist Review. 

Publicación original: Cómo ser un influencer: La sal de la tierra

Revista Adventista de España