Skip to main content

A lo largo de las próximas semanas vamos a compartir algunas reflexiones (la reflexión es el primer paso si queremos cambiar, mejorar, crecer). Os invitamos, ante la llegada del nuevo año, a tener estos 21 días de reflexión en torno a nuestras familias, con el propósito de que este próximo año 2020 sea de gran bendición para nuestros hogares.

“Tampoco yo te condeno…” Jn. 8:12

Con tan pocas letras, ¿cómo se puede expresar tanto? En esas palabras había mucho amor y mucha comprensión. El perfecto, el puro, quien era sin mancha, nuestro Jesús, comprendía la naturaleza humana, sus luchas, sus derrotas y frustraciones. Y las personas sentían su comprensión como un ungüento.

 

¡Cómo necesitamos todos sentirnos comprendidos!  Cuando no es así, nos invade un sentimiento de soledad. Es como si, de pronto nos encontráramos en una isla solitaria, alejados de todos. La comprensión nos conecta a nivel profundo con aquel que es capaz de comprendernos. 

 

Comprender es más que entender, porque este último verbo apela más a lo cognitivo, a la lógica de las cosas, mientras que comprender se refiere más a lo afectivo, a lo más profundo del ser. Cuando nos sentimos comprendidos se produce una conexión del más alto valor.

 

Pero démosle la vuelta a esta bella cualidad mental, porque tan importante como sentirse comprendido, es ser también nosotros capaces de comprender. A nivel familiar seremos “islas” en medio del océano si no fluye la comprensión mutua.

 

Para que haya esa comprensión – y nos referimos ahora especialmente en nuestro hogar – es imprescindible que haya: mucho interés en el otro, disposición a escuchar de verdad (no sólo las palabras) y ser capaces de comprender más allá de las diferencias (no es lo mismos ser mujer que hombre, hijo que padre, joven que adulto, niño ahora que niño hace 30 años,…) Comprender es ser capaz de olvidarte de ti como regla de medida y abrir la mente a lo que la otra persona (o personita en proceso) siente. 

En el hogar, cuando la comprensión fluye, el amor crece y se profundiza. Y si sentirse comprendido es hermoso, comprender es apasionante. Pero no te limites a ”esperar” los momentos, ¡búscalos!

Autor: Antonio Martínez, departamental de Familia y 60 Plus de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España.
Imagen: Photo by Ann Danilina on Unsplash

Revista Adventista de España