A lo largo de las próximas semanas vamos a compartir algunas reflexiones (la reflexión es el primer paso si queremos cambiar, mejorar, crecer). Os invitamos, ante la llegada del nuevo año, a tener estos 21 días de reflexión en torno a nuestras familias, con el propósito de que este próximo año 2020 sea de gran bendición para nuestros hogares.
“Olvidando lo que queda atrás, me extiendo hacia lo que está delante” Fil. 3:13
Pablo había cometido muchos errores en el pasado, y tenía dos opciones: quedarse girando en torno a esos errores, aplastado por la culpabilidad, o aceptar que en Cristo todas las cosas pueden ser hechas nuevas. Él, por la fe, escogió esta segunda opción.
En estos últimos días del 2019 se habla mucho del “nuevo” año. Sin embargo, puede ser tan “viejo” como cualquier otro si no lo hacemos nuevo realmente. Y para ello hemos de ser capaces de extraer del pasado la experiencia (que se obtiene de lo positivo y también de lo negativo), pero dejando atrás la culpabilidad por los propios errores y también el resentimiento si hemos recibido daño de parte de otras personas.
No dejemos que ningún sentimiento limitante, arrastrado desde el pasado “envejezca” este año que iniciaremos. Y especialmente tengámoslo en cuenta en nuestra vida familiar. Reflexionemos, hablemos, tomemos decisiones unidos y conscientes de que los cambios son posibles.
Pero, sobre todo, no olvidemos que, como en el caso de Pablo, los cambios importantes, los verdaderos, son posibles sólo cuando Jesús está en el centro de nuestro proyecto, ya sea a nivel personal o familiar. Sólo con Jesús el año 2020 podrá ser nuevo de verdad.
Autor: Antonio Martínez, departamental de Familia y 60 Plus de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España.
Imagen: Photo by Ann Danilina on Unsplash