Skip to main content

Este año 2023, la semana de oración tendrá lugar del 11 al 18 de noviembre. 

Durante más de 100 años, nosotros, como Iglesia Adventista del Séptimo Día, hemos realizado una ofrenda especial al final de la Semana de oración para apoyar las misiones en todo el mundo. 

Descarga la revista completa, en pdf, aquí: REVISTA Semana de oración 2023
(Disfruta, en familia, de la sección infantil de la Semana de oración desde la página 23 en adelante ¡Haz que tus hijos también vivan la experiencia!).

En 1922, fueron las consecuencias de la Gran Depresión las que impulsaron la introducción de una ofrenda especial durante la Semana de oración. Gracias a los aproximadamente 200 000 miembros de la iglesia que ofrendaron en ese momento, fue posible evitar que los misioneros regresaran del campo misionero.

Aunque nuestra iglesia hoy tiene alrededor de 23 millones de miembros, el desafío misionero sigue siendo inmenso. A nivel internacional, representan un especial desafío los países del Cercano y Medio Oriente, el Norte de África o los países del Lejano Oriente.

La situación también se complica por el hecho de que en muchos países la actividad pública de evangelización es difícil o, a menudo, imposible. Por lo tanto, se deben encontrar otras formas de llegar a las personas con el evangelio y la noticia del pronto regreso de Jesús.

Necesitamos personas dispuestas a aceptar el llamado de Dios

Al igual que Michael Czechowski o John N. Andrews y sus hijas hace unos 160 años, hoy necesitamos personas que estén dispuestas a ser llamadas por Dios y a poner sus talentos y habilidades al servicio de Dios y de las personas. Como líderes eclesiásticos interregionales, estamos en el proceso de asociarnos directamente con los líderes eclesiásticos del Medio Oriente y África del Norte para enviar misioneros a ese área.

Si queremos que el compromiso misionero vuelva a fortalecerse en nuestro país, estamos invitados a revivirlo nosotros mismos. También necesitamos un despertar misionero sobre el terreno. La Semana de oración tiene aquí una importancia fundamental: sin oración no hay avivamiento misionero. Es importante que seamos conscientes de la conexión entre la obra misionera en países lejanos y la obra misionera sobre el terreno.

Elena G. de White escribió a este respecto: «Mostrar un espíritu liberal y abnegado para el éxito de las misiones en el extranjero es una manera segura de hacer avanzar la obra misionera en el país; porque la prosperidad de la obra en el país depende en gran medida, bajo la dirección de Dios, de la influencia refleja de la obra evangélica realizada en países lejanos». (Elena G. de White, Obreros evangélicos, página 465.4 [1915/sección X])

Convirtámonos en bendición

Este principio es divino: al convertirnos en una bendición para los demás (en tierras lejanas), nosotros mismos somos bendecidos. La bendición siempre funciona en ambos sentidos, por así decirlo. Sin embargo, no es actuar según el principio de quid pro quo, es decir, sin la voluntad sincera de convertirnos en una bendición para los demás, es posible que no recibamos la bendición.

Es interesante que inmediatamente antes de que Jesús hable en el Evangelio de Lucas sobre los desafíos y problemas especiales que surgirán inmediatamente antes del regreso del Hijo del Hombre, Lucas hable de Jesús colocándose frente al arca del tesoro y observando a la gente dando sus ofrendas. Al hacerlo, Jesús ve cómo los ricos dan sus dones. Pero Jesús está realmente impresionado por una viuda pobre que pone «dos blancas».

A Dios no le preocupa la cantidad del regalo o la donación, es la actitud del corazón, la voluntad de sacrificio, lo que lo impresiona. Él dice: «Pero ésta, de lo que le falta, echó todo el sustento que tenía».

Elena G. de White escribe acerca de esto: «Es el motivo que da carácter a nuestros actos, marcándolos con ignominia o con un alto valor moral. No son las grandes cosas que todo ojo ve y toda lengua alaba las que Dios considera más preciosas. Los pequeños deberes son alegremente hechos, los pequeños regalos que no hacen ostentación, y que a los ojos humanos pueden parecer sin valor, a menudo son los más altos a su vista. Un corazón de fe y amor es más querido para Dios que el regalo más costoso». (Elena G. de White, El Deseado de todas las gentes, página 615.3 [1940/capítulo 67])

Con este espíritu, agradezco su compromiso en tantas áreas por el bien de la gente, y especialmente su apoyo a la misión mundial a través de sus ofrendas de la Semana de oración también este año.

Con los mejores deseos y bendiciones.

Autor: Norbert Zens, tesorero de la División Intereuropea de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Traducción de Esther Azón, coeditora de revista.adventista.es

Revista Adventista de España