Los ñoquis, o gnocchis, se pueden hacer de diversos productos. De patata, de calabaza, de batata, de remolacha….. Incluso se pueden hacer de mezclas muy interesantes. Sin embargo, los más tradicionales son los ñoquis de patata. Son una receta típica italiana, mucho más sabrosa y saludable si se hacen en casa. Además, acompañados por la salsa de nuestra elección, las posibilidades son tan variadas como las que utilizamos para las recetas de pasta.
Hoy vamos a realizar nuestros ñoquis “alla sorentina” con tomate natural triturado, queso y albahaca (muy digestiva).
Propiedades de la patata
Una patata cocida sólo tiene entre 80 – 110 calorías y docenas de saludables fitoquímicos y vitaminas.
La patata contiene vitaminas C (en su piel), A, B1, B2, B6, PP; Minerales: mucho Potasio y Fósforo, también Magnesio, Hierro, Calcio y Sodio. Además contiene un 82% de agua. Es rica en proteínas, almidón, fibra, ácido fólico, glúcidos, e hidratos de carbono. Lo de las calorías depende mucho de la manera de preparación. Al vapor o cocidas tienen pocas calorías y conservan sus propiedades. Fritas tienen muchas calorías y pierden parte de esas propiedades.
La patata es diurética. Recomendable para los problemas estomacales porque combate la acidez. En general se considera un alimento antiinflamatorio que puede aliviar las molestias digestivas asociadas al estrés. Su pulpa, además, se convierte en un excelente cicatrizante si se utiliza como cataplasma.
Por sus características nutricionales y su riqueza en fécula, la patata se equipara con los cereales, porque es rica en hidratos de carbono (15 g/100 g), y con una composición proteica del 2%.
La preparación más sana de las patatas es la cocción al vapor con piel. Si se opta por el asado, conviene hacerlo sin grasa o con una pequeña cantidad de aceite de oliva, y con el horno bajo (a menos de 140º C).
Si se van a cocer en agua, se puede reducir la pérdida de potasio y de vitaminas C y del grupo B hirviendolas con su piel.
Cuando vayamos a comprar las patatas es preferible que las escojamos de un tamaño similar, porque así luego se cocinarán de igual manera, estando todas en el mismo punto. Ya en casa el primer paso será lavar bien las patatas, para quitarle la tierra o suciedad que puedan traer. Las cocemos sin pelar en abundante agua hirviendo, durante 20-25 minutos, dependiendo de la dureza de las patatas y su tamaño. Se cocinan con su piel para evitar que absorban agua durante la cocción.
Vamos a preparar la salsa de tomate con albahaca casera. Echamos en una sartén un chorrito de aceite de oliva y ponemos a sofreír el diente de ajo picado. Es muy importante que no se queme o dará mal sabor.
Cuando esté doradito, echamos el tomate triturado (cuidado, que salta) y lo sofreímos durante un par de minutos a fuego medio-alto. Acto seguido, partimos las hojas de albahaca con los dedos, pues si lo hacemos con el cuchillo se oxidarán al contacto con el metal y se pondrán negras (reservamos 2 o 3 hojas enteras para decorar la fuente después) y las añadimos al tomate. Dejamos que reduzca durante unos 30 minutos a fuego medio, removiendo de vez en cuando. Rectificamos la sal.
Mientras se va haciendo la salsa, ponemos a precalentar el horno a 250º con grill. Picamos la mozzarella en dados de 1 centímetro de lado y rallamos el queso parmesano (si no lo tenemos ya rallado).
Pasado el tiempo, pinchamos las patatas con un tenedor o similar para comprobar si están ya hechas. Lo sabremos cuando al pincharlas, entra y sale el utensilio con facilidad (lo mismo que hacemos cuando horneamos un bizcocho). Retiramos de la cazuela y las dejamos reposar 10-15 minutos, para poder manejarlas sin riesgo a quemarnos. Pelamos y machacamos las patatas para convertirlas en un puré homogéneo, es importante que no queden grumos.
Enharinamos la tabla, o la encimera, donde vayamos a trabajar con los ingredientes. También echamos un poco de harina en nuestras manos para que no se nos pegue la masa de patata. Con el puré hacemos un volcán y en el hueco echamos la sal, una pizca muy pequeña de nuez moscada molida y las yemas batidas de dos huevos.
Vamos mezclando y amasando con las manos, añadiendo la harina que necesitemos. Dependiendo de la humedad de las patatas podremos necesitar más cantidad de harina para lograr la textura final. Debemos de conseguir una masa homogénea, sin grumos o partes duras, que sea flexible, blanda y no encontremos dificultades para amasarla. Tampoco se nos pegará a los dedos. Hacemos una pelota y dejamos reposar 10 minutos.
Separamos un poco de masa y con la ayuda de las manos la extendemos haciendo un cilindro, que cortaremos en porciones (que serán los ñoquis) de 2 cm. de tamaño. Les damos la forma que queremos. Podemos ayudarnos con un tenedor. Repetimos el proceso con más porciones de masa, hasta terminarla por completo.
Finalmente, en una cazuela con agua hirviendo, sal, y un chorrito de aceite de oliva, vamos echando ñoquis en cantidades pequeñas, por ejemplo de 10 en 10, para que tengan espacio suficiente y no se peguen entre ellos. En un primer momento se irán hacia el fondo de la cazuela. Pasado un rato, comprobaremos que se elevan y comienzan a flotar en la superficie. Ese es el punto ideal de cocción. Retiramos con una espumadera y repetimos con el resto de los ñoquis.
Cuando los tengamos listos, los mezclamos con la salsa de tomate, para que queden bien impregnados, procurando que sea suficiente para que en el horno no se queden secos (aunque es difícil que eso pase). En una fuente apta para horno echamos un chorrito de aceite y echamos la mitad de los ñoquis. Los cubrimos con la mitad de la mozzarella picada y la mitad del parmesano.
Los metemos al horno con aire (si nuestro dispone de ésta funcionalidad) en la parte de arriba durante 5 minutos, para que el queso se funda y gratine. Si vemos que tras 5 minutos no se ha gratinado, lo dejamos un poco más, eso depende de cada horno, pero ojo con dejarlo de más, que no se nos queme. Servir inmediatamente, decorando la fuente con las hojas de albahaca.
Notas:
- En cuanto acabéis de hacerlos debéis hervirlos inmediatamente. Cuando la masa de los ñoquis descansa se humedece y te pide más harina, con lo que al cocinarlos quedarían duros como una piedra.
- Si os han salido muchos podéis congelarlos antes de cocerlos. Primero se ponen en una bandeja dentro del congelador, y pasados 50-60 minutos estarán suficientemente fríos para no pegarse entre ellos. Los pasaremos entonces a una bolsa o tartera y de vuelta al congelador. Si lo quieres hacer de una manera más profesional también puedes blanquearlos. Los hervimos en una cazuela durante un minuto, los colamos y enfriamos en un bol con agua fría. Los colamos y añadimos un chorrito de aceite de oliva virgen extra. El resto sería igual que si los congeláis tal cual, pero conseguiréis un resultado mejor.
- Cuando queramos cocinarlos no necesitan descongelación. Los ponemos a cocer directamente en el agua hirviendo como si estuviesen recién hechos.
- Si queréis darle vuestro toque, en vez de patata podéis preparar un puré con otra verdura (son muy famosos los de calabaza o los de remolacha). Es importante que lo utilicéis tibio cuando lo juntéis con la harina. Si el puré está frío pueden quedarte grumos. Si os animáis con esta opción, la cantidad de harina que lleva es el 30 % del peso del puré, es decir que si haces 700 g. de puré vas a necesitar aproximadamente 210 g. de harina de trigo.
Autora: Esther Azón, teóloga y comunicadora. Coeditora y redactora de Revista.adventista.es y QueCurso.es, gestora de las redes sociales de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España y asistente de dirección y producción en HopeMedia España. Esther tiene la titulación de técnico en nutrición y dietética, impartido por Aula 10 Centro de Formación. Entidad autorizada para Formación Profesional Ocupacional por el SERVEF.
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