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Necesitamos una reforma. Vivimos en una época marcada por una profunda crisis espiritual y existencial que refleja, bajo nuevas formas, las tres grandes inquietudes que Paul Tillich identificó en la historia de la civilización occidental: el temor ontológico frente a la muerte; la culpa y el miedo a la condenación; y la falta de sentido en la vida moderna.

Estas tensiones siguen presentes hoy, tanto en la sociedad como en el cristianismo contemporáneo, el cual muchas veces se expresa en eslóganes vacíos y discursos sin una verdadera conexión con la figura central de Jesús.

En medio de esta realidad, se hace evidente la necesidad urgente de una reforma profunda, pero, como afirmaba Elena de White, esta reforma solo será posible si va precedida por un reavivamiento genuino del corazón y del entendimiento.

Necesitamos un cambio en ideas, teorías, hábitos y prácticas; una forma nueva de leer e interpretar la Biblia, centrada en Cristo; una vivencia auténtica de la gracia; una espiritualidad viva y vocacional; una comunidad inclusiva; una ética inspirada en el Sermón del Monte, y una iglesia que actúe con compasión en medio de la sociedad. Esta es la única vía hacia una verdadera renovación. ¿Estamos dispuestos a cambiar para vivir un reavivamiento y una nueva reforma?

Tres grandes inquietudes

Paul Tillich, en El coraje de ser, identificó tres grandes inquietudes o temores existenciales a lo largo de la historia de la civilización occidental, cada una predominante en una época distinta:

  1. Inquietud ontológica (Temor a la muerte y al destino) – Predominó al final de la Antigüedad Clásica. Se relaciona con la angustia ante la finitud del ser humano, el destino inevitable y la muerte.

  2. Inquietud moral (Culpa y condenación) – Dominó al final de la Edad Media. Se centró en el sentimiento de culpa moral y el miedo al juicio y la condenación eterna.

  3. Inquietud espiritual (Falta de sentido) – Caracteriza el final de la Época Moderna y la actualidad. Se manifiesta como una crisis de sentido, vacío existencial y pérdida de orientación espiritual.

Estas tres inquietudes, según Tillich, son expresiones de la ansiedad existencial inherente al ser humano.

Preocupaciones actuales

Sin entrar en debates sobre la interpretación de Paul Tillich, observamos en la actualidad estas tres grandes inquietudes, y preocupaciones, bajo la forma de distintos avatares:

Vivimos una época donde …

  1. El cristianismo es el cristianismo de eslóganes y de discursos, pero le falta el fundamento o el eje central que es Jesús. Hablamos mucho sobre Jesús, sobre la Biblia, sobre conceptos teológicos, pero … Nos parecemos muy poco al sujeto de nuestros eslóganes, canciones, sermones, charlas, programas, etc. 
  2. El hombre es el centro del mundo, pero a la vez es el resultado del azar.
  3. La iglesia o está al margen de la sociedad o intenta controlarla.
  4. La autoridad o la tienen los líderes religiosos o la congregación.
  5. La motivación para la fe cristiana está entre la culpabilidad y la gracia barata.
  6. La ética está entre el utilitarismo y la ley del talión.
  7. La comunidad lucha entre la rigidez cultural y lingüística y una comunidad sin vida comunitaria, con relaciones muy superficiales e individualista.
  8. La narrativa o el discurso del cristianismo está entre el conspiracionismo y la post verdad.
  9. La lectura y la interpretación de la Biblia está entre la literalidad y el relativismo.
  10. Hay una búsqueda incesante por la verdad, sin embargo, rendimos culto a la mentira en todas sus formas.

No podemos más que reconocer que necesitamos un reaviviamiento y una reforma.

Necesitamos reorganización y cambio

Elena de White definía la reforma de esta manera: 

La reforma es: «una reorganización, un cambio en las ideas, un cambio en las teorías, un cambio en los hábitos, un cambio en las prácticas». (Elena de White, Mensajes Selectos, Tomo 1, página 128).

Pero añade una advertencia: «No se podrá hacer una reforma adecuada si, primeramente, no habremos experimentado un reavivamiento».

Y define el reavivamiento de esta manera:

Reavivamiento es: «una renovación de la vida espiritual, una reactivación de los poderes de la mente, una reactivación de los poderes del corazón, y una resurrección de la vida espiritual». (Elena de White, Mensajes Selectos, Tomo 1, página 128).

En otras palabras, necesitamos una actitud abierta, una disposición a cambiarnos y a cambiar nuestra manera de entender y de hacer las cosas, necesitamos cuestionar lo que hacemos de siempre y ver dónde nos equivocamos. 

Albert Einstein decía que «es una locura hacer una y otra vez lo mismo y esperar resultados diferentes». Necesitamos salir de este círculo vicioso. 

Nuevo reavivamiento y nueva reforma

Para vivir un nuevo reavivamiento y una nueva reforma:

  1. Necesitamos un conocimiento de la Biblia con discernimiento.

    1. En primer lugar: En Lucas 10: 25-26 dice: «Y he aquí que un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿qué he de hacer para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la lees?» No solamente es importante que leamos la Biblia. Para Jesús es muy importante CÓMO LA LEEMOS.
    2. En segundo lugar: en Hechos 8:30 Felipe le preguntaba al Eunuco: «¿Entiendes lo que lees?» No es suficiente leer la Biblia con asiduidad. Es importante entenderla. Para vivir un reavivamiento hemos de pasar de una lectura literalista a una lectura con significado de la Biblia.
    3. En tercer lugar: La Iglesia está viva y siempre se estará reformando según la palabra de Dios.
  2. Necesitamos redescubrir la centralidad de Cristo en toda nuestra teología y doctrinas: su ofrecimiento, encarnación, vida, muerte, resurrección, ascensión y obra celestial a favor de los creyentes.

    1. En Juan 5:39 Jesús afirma que «las Escrituras (A.T.) dan testimonio de mí». Si no encontramos a Jesús en todos los libros del A.T. y del N.T. es porque hacemos una lectura y una interpretación equivocada de la Biblia. 
    2. En Juan 7:19 Jesús afirma: «¿No os dio Moisés la Ley? Sin embargo, ninguno de vosotros la cumple». Lo dice a los que estudiaban la escuela sabática cada día. Si no encontramos a Jesús en la Biblia y si no nos encontramos con Jesús, podemos cumplir en detalles de letra su palabra. En realidad no la cumplimos si no se reproduce en nosotros. 
  3. Necesitamos renovar continuamente nuestra comprensión sobre la gracia de Cristo.

    1. Podemos experimentar la gracia de Dios solamente si nos encontramos en el concepto de la complejidad irreductible de la gracia: SOLA SCRIPTURA, TOTA SCRIPTURA, SOLA FIDE, SOLA GRATIA y SOLUS CRISTUS. Si tocamos solo uno de estos conceptos, no hay salvación. Por esto, si entendemos mal a Cristo, entenderemos mal la gracia. Si leemos e interpretamos mal las Escrituras, no podremos conocer la gracia, la liberadora gracia de Cristo. 
  4. Necesitamos una espiritualidad vocacional, orgánica y auténtica.

    1. Y ella es resultado de un conocimiento diario y de una relación diaria con Jesús. «Si quieres que Dios sea real en tu vida, actúa como si él ya lo fuera».
  5. Necesitamos convertirnos en una iglesia inclusiva, en un hospital para los enfermos y no en un museo de santos.

    1. Conociendo de verdad a Jesús produce en nosotros vida comunitaria, relaciones cercanas y significativas, amistades saludables. 
  6. Necesitamos una ética basada fundamentalmente en el sermón del monte y en los principios del reino de Dios.

    1. «¿Qué haría Jesús si estuviera en nuestro lugar?».
  7. Entender y aceptar

    1. Necesitamos entender que compartir el Evangelio él es resultado de un corazón convertido, de una persona enamorada de Jesús, de una persona nacida de nuevo. 
    2. Necesitamos entender y aceptar que la iglesia ha de estar en la sociedad de la misma manera que lo hacía Jesús: atendiendo las necesidades conscientes de las personas. 
    3. Necesitamos entender que, como creyentes, no podemos estar callados ante las injusticias del mundo.  Jesús denunció injusticias sociales, económicas y religiosas que el sistema religioso de su tiempo favorecía, pero las denuncias de Jesús no fueron reacciones políticas, sino una muestra de compasión.
    4. Necesitamos entender que antes de conocer y aceptar a Jesús, las personas nos conocen y se relacionan con nosotros. Ellos conocen a Jesús a través de nosotros antes que conocerlo a él personalmente.  

Conclusión

Al profundizar y leer la Biblia con los ojos de Jesús,

  • ¿Estás dispuesto a revisar tus ideas?
  • ¿Estás dispuesto a cambiar tus teorías? 
  • ¿Estás dispuesto a transformar tus hábitos? 
  • ¿Estás dispuesto a modificar tus prácticas?

Solamente así podrás vivir una nueva reforma. Pero para eso, necesitas un reavivamiento, una transformación que el Espíritu Santo obre en tu interior y que te lleve a reflejar, verdaderamente, el carácter de Cristo.

Autor: Stefan Albu, pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España.
Imagen: Shutterstock.

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