El contexto en el que nos encontramos en la docencia nos hace investigar con la intención de encontrar nuevas estrategias y metodologías para mejorar la calidad de la enseñanza. Ciertos estudios demuestran el fracaso escolar como uno de los problemas actuales en la educación obligatoria. También es conocida la complejidad en la que nos encontramos dentro del aula, impulsada por el sistema educativo de nuestro país. A menudo carece de estrategias para llegar a las necesidades de nuestros alumnos. Pero los docentes, basándonos en la pedagogía de Jesús, no dejamos de buscar e indagar metodologías. Fórmulas que ayuden a nuestros alumnos a desarrollar su propio pensamiento y a construir su propia integridad.
La acción educativa se desarrolla en una sociedad que se ha transformado de manera vertiginosa. En las últimas décadas, la institución familiar es la gran protagonista de muchos de estos cambios, afectando también a la realidad social del núcleo escolar. La actividad laboral de la madre, separaciones y el flujo de inmigración, son algunos ejemplos que promueven nuevas estrategias educativas. El incremento de alumnos inmigrantes en las escuelas nos permite ver la necesidad de cambio en las estructuras y las realidades sociales receptoras.
Música para las relaciones humanas
La sociedad y las aulas deben fomentar la integración como un elemento básico de relación humana. La integración es un proyecto sociocultural colectivo, un proceso de construcción de un espacio de convivencia donde todos nos deberíamos sentir acogidos, identificados y respetados. Los centros educativos deben fomentar la convivencia y prever en la diversidad un elemento enriquecedor de la sociedad actual. La integración es básica para la convivencia y es necesario trabajarla en el ámbito educativo como lugar de socialización entre niños y niñas.
En la música hallamos una herramienta vital y necesaria en todos los colectivos humanos. La música es uno de los rituales más antiguos que refleja y expresa nuestras emociones, pasiones y sentimientos. Es el lenguaje que va más allá de los límites del propio lenguaje. Tradicionalmente nos hemos socializado a través de la música. Nuestros deseos, valores, creencias e ideas han encontrado un canal de expresión a través de los sonidos. En este sentido, hemos reconocidos determinadas melodías o canciones que nos han identificado como individuos y como sociedad.
Acercarse a Dios a través de la música
La música nos acerca a Dios, nos acompaña en nuestro ejercicio espiritual y nos ayuda en la construcción de nuestra integridad. La música tiene el poder de evocar, asociar e integrar, es un recurso excepcional para la auto expresión y la liberación personal, es un medio ideal para la psicoterapia. De aquí la importancia del uso musical como recurso favorable para la integración social dentro del sistema educativo y para el desarrollo personal del alumno favoreciendo su crecimiento personal.
Encontramos un ejemplo del poder de la música como agente terapéutico en la Biblia, (concretamente en el versículo de 1 Samuel 16, 14-23), cuando Saúl, el rey de Israel, era atacado por un espíritu maligno que le atormentaba y gracias a la música del arpa tocada por David lograba la calma y aliviar su dolor.
Musicoterapia como herramienta educativa
Y es que la musicoterapia es otra herramienta educativa, donde la música se convierte en un agente terapéutico con el objetivo de alcanzar una mejora en la salud física y mental del individuo. Su uso en diferentes entornos y colectivos ha demostrado su efectividad , permitiéndole explorar sus sentimientos, aprender a resolver problemas y conflictos, aumentar su autoestima, mejorar sus habilidades de socialización, aumentar su atención y concentración, hasta favorecer en el resto de aprendizajes individuales.
La música es también un medio en el cual los alumnos pueden tener una relación con Dios y sentir su poder. Que bonita son las clases de coro en la escuela donde los alumnos de una manera auténtica, sin máscaras, alaban a Dios con alegría y la vemos reflejada en sus caras.
La musicoterapia se convierte también en un agente educativo que te permite obtener mejores resultados en una escuela inclusiva donde las realidades individuales de nuestros alumnos son variables.
Un ejemplo de su efectividad es el uso de la musicoterapia dentro del aula de acogida, espacio donde aquellos alumnos llegados de otros países con distintas realidades, encuentren un ambiente acogedor que garantice el desarrollo de una buena integración y fomente su inclusión social y escolar.
La música como desencadenante del poder de Dios
En definitiva, el poder musical es un recurso que garantiza el crecimiento personal e individual, colectivo y espiritual. Espacio donde aquellos alumnos llegados de otros países con distintas realidades, encuentren un ambiente acogedor que garantice el desarrollo de una buena integración y fomente su inclusión social y escolar.
Encontramos un segundo pasaje bíblico en el cual vemos la música como desencadenante del poder de Dios, o como medio o soporte a través del cual la palabra profética pudiese inspirar al profeta. (2 Reyes 3:14-17). Este pasaje es bastante revelador, la influencia de la música sobre el espíritu de Eliseo era un canal a través del cual se movía el poder de Dios. Era, al mismo tiempo, el soporte para la palabra profética. En 1 Samuel 10:3-6 encontramos nuevamente esa relación tan directa entre música y profecía. La simbiosis música-profecía era algo común en el tiempo de Saúl y de Eliseo. Así hemos descubierto que la música no solamente era empleada como relajante, sino también como desencadenante o soporte del poder de Dios.
Autoras: Anna Remartínez y Judit Pujol, profesoras del Col.legi Urgell de Barcelona.
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