Misión urbana y discipulado. Viernes 27 de mayo de 2022.
SEMANA DE ORACIÓN: Id y Haced Discípulos. La Carta Magna de Jesús: el discipulado.
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Nuestro mundo es un creciente centro urbano. Las ciudades hoy constituyen un gran desafío. Hace 20 años, el crecimiento de la población urbana ya llamaba la atención, cuando el “80% de los estadounidenses era urbano, Asia con el 90% de la población en las ciudades, y África era el continente con una urbanización más fuerte. Eran 3.450 ciudades con más de 100 mil personas”[1]
Mark Finley, menciona que actualmente son “más de 400 ciudades con más de un millón de personas; de estas, 58 son ciudades con más de 5 millones de habitantes”.[2] Hay aglomeraciones urbanas en Tokio, en la Ciudad de México, en Seúl, en Nueva York y en San Pablo, superando los 20 millones de habitantes en cada una de ellas. El desafío de las ciudades puede ser descrito como numérico y étnico.
Actualmente, “cada día, 200 mil personas dejan el campo y se mudan a las comunidades urbanas, en todo el mundo. Eso significa cerca de 70 millones por año, o 130 personas cada minuto”.[3]
“Menos del 30% de los 2,5 billones de personas vivían en las ciudades en 1950. Hasta 2050, casi el 70% de los estimados 10 billones de personas en el mundo estarán viviendo en las ciudades, de acuerdo con las Naciones Unidas.”[4]
Casi la mitad de la población de la Tierra vive en cinco países. Brasil es el quinto, con 204,5 millones de habitantes (Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas, [IBGE] 2015); Indonesia, con 238 millones; Estados Unidos, con 313,5 millones; India, con 1,21 billón y China, el más poblado del mundo, con 1,34 billón de habitantes.[5]
Acción en nuestras ciudades
Esta realidad nos llama al desarrollo de una nueva reflexión y acción teológica, misiológica y pastoral en nuestras ciudades.[6-7] El autor, como pastor experimentado en ministerio urbano, menciona que más cristianos deberían vivir en los centros urbanos. Justifica su afirmación en la historia: en el año 300 d.C. las poblaciones urbanas del Imperio Romano eran en gran parte cristianas, mientras que el campo era pagano. Lo mismo ocurría durante el primer milenio después de Cristo en Europa. La lección es que cuando las ciudades son cristianas, aunque la mayoría de la población sea pagana, la sociedad es dirigida hacia una trayectoria cristiana, pues como la ciudad se direccione, así se orientará la cultura.
Con pequeñas excepciones, por todo el mundo occidental, tradicional referente del cristianismo, hombres y mujeres están abandonando la verdadera doctrina. “La tendencia es que los fieles cristianos se transformen en minoría”.[8] Por otro lado, aunque la iglesia cristiana esté creciendo numéricamente, no crece tan rápidamente como el resto de la población. “Son bautizados menos cristianos globalmente que la cantidad de personas que nacen en hogares no cristianos.”[9]
Importancia estrateégica de las ciudades
CON PEQUEÑAS EXCEPCIONES, POR TODO EL MUNDO OCCIDENTAL, TRADICIONAL REFERENTE DEL CRISTIANISMO, HOMBRES Y MUJERES ESTÁN ABANDONANDO LA VERDADERA DOCTRINA.
La escritora Elena de White, llamando la atención sobre la importancia estratégica de las ciudades, dice: “El trabajo en las ciudades es esencial para este tiempo, y ahora debemos emprenderlo con fe. Cuando las ciudades se trabajen como Dios desea, el resultado será la puesta en marcha de un poderoso movimiento como nunca hemos contemplado”.[10]
Si tomamos en serio la Gran Comisión de Cristo: “Id y haced discípulos a todas las naciones” (Mat. 28:19), entonces necesitamos ir a las ciudades. Jesús está presente donde hay pecado y dolor, sufrimiento y alienación. Cristo, nuestro modelo, ministraba también en emplazamientos multiculturales y urbanos. No limitó su ministerio a los suburbios de Judea, sino que sirvió, de manera culturalmente diferenciada, en Galilea, Samaria y en la Jerusalén urbana.[11]
Necesidad de nuevos métodos
Existe la necesidad de nuevos conceptos y nuevos métodos, cuando se habla de misión urbana en nuestros países. En los últimos años, una cantidad significativa de literatura escrita refleja la cuestión de la misión urbana. De todas maneras, parece que especialmente en misiología urbana, las personas tienen dificultad en trabajar con el sistema íntegro de la ciudad.[12]
Muchos esfuerzos evangelizadores han despreciado las cuestiones sistemáticas de las ciudades, y raramente buscan una transformación más radical y holística de esas ciudades. Y aunque haya un creciente interés por implantar iglesias en las ciudades, pocos tienen alguna intención misional por ser los agentes de Dios que transformen la propia ciudad.
El texto inspirado que dice “la formación de pequeños grupos como base del esfuerzo cristiano, me fue presentada por Aquel que no puede errar”,[13] parece presentar un camino para la movilización de la iglesia, transformándola en agente de cambio de las ciudades. El trabajo con Grupos pequeños no es contemporáneo. En realidad, se extiende por toda la historia del cristianismo, comenzando con Jesús, quien “subió́ al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció́ a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar” (Mar. 3:13, 14).
“Jesús tenía una estrategia de liderazgo, no una estrategia para las multitudes ni una estrategia de números”.[14] Por eso, los Grupos pequeños / Iglesias Hogar en ningún momento deben ser vistos como “un fin en sí mismos”;[15] es mucho más amplio su significado. Es una estrategia de discipulado.
El posmodernismo es la marca de las personas en las ciudades. Entre todas las características pertinentes, las personas posmodernas están orientadas hacia el grupo. Esa percepción conduce a la estructura de la “metaiglesia”, en la cual “metaiglesias” enormes e impersonales se dividen en Grupos pequeños para que haya comunión personal.[16]
Preparar discípulos
Jesús sabía que toda la misión no estaba solamente en sus manos. Era necesario preparar a otros para que dieran continuidad a ese trabajo. La gran cuestión no era solamente enviar a los discípulos, sino también prepararlos para la tarea. Cristo lo hizo “por medio del contacto y la asociación personales”.[17]
Los métodos de Cristo son fundamentales. “El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía a sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les decía: ‘Seguidme’ ”.[18]
“La genialidad del ministerio de Cristo fue que él se dedicó primeramente a unas pocas personas, en lugar de a las masas, para que estas pudieran ser más eficazmente alcanzadas por el evangelio”.[19]
El Señor no estaba preocupado en construir grandes instituciones; se preocupaba en edificar personas. Para Jesús, las relaciones eran el tema más importante sobre el cual hablaba. El Dios que vive en comunidad vino a la Tierra con la intención de dar a los hombres una demostración de lo que significa que las personas vivan en comunidad. El motivo que hizo que la iglesia primitiva entendiera el ministerio de las relaciones interpersonales fue lo que vio realizado en la práctica. LeRoy Eims, dice: “Cuando Jesús regresó al cielo, en su ascensión, después de su ministerio terrenal, un ángel le hizo una pregunta: ¿cuáles son tus planes, Señor, para dar continuidad al trabajo que comenzaste en la Tierra? Sin dudarlo, Jesús respondió́: Dejé esa tarea en las manos de los apóstoles. Otro ángel, entonces, preguntó: ¿Y si ellos fracasan? Sin titubear, Jesús respondió́: No tengo ningún plan alternativo”.[20]
PARTICIPAR DE LA MISIÓN NO ES UNA ACTIVIDAD EXTRA NI OPCIONAL; NO ES SOLO PARA UN DISCÍPULO MADURO. FORMAR PARTE DE LA MISIÓN ES FUNDAMENTAL PARA EL DISCIPULADO.
Alcanzar al mundo con los medios
Alcanzar el mundo de hoy, aparentemente, es fácil con la utilización de la comunicación en masa. “Se calcula que Jesús, en poco más de tres años de ministerio, predicó a unas treinta mil personas. Actualmente, un evangelista puede predicar, vía satélite, a unos treinta millones de personas en una hora”[21] La Red Nuevo Tiempo de radio y televisión ha alcanzado a millones de personas, y muchas han concurrido a nuestras iglesias. Pero eso no es todo; necesitan ser transformadas en discípulos.
El énfasis dado en el programa de Comunión, Relación y Misión expresa, en su esencia, el desafío del discipulado cristiano.
Comunión
Más que conocer las doctrinas, las personas necesitan desarrollar una relación personal con Jesús y el hábito de orar con profundidad, estudiar la Biblia y la lección de la Escuela Sabática cada día.
Relación
Integrar a las personas en una pequeña comunidad de fe en la que puedan relacionarse con otros cristianos, compartir experiencias y crecer espiritualmente. Eso puede lograrse por medio de los Grupos pequeños / Iglesias Hogar. La Escuela Sabática también auxilia en ese aspecto, aunque su énfasis sea más cognitivo. La recomendación hoy es integrar las Unidades de Acción y las Iglesias Hogar /Grupos pequeños, con la finalidad de potenciar el desarrollo de los aspectos cognitivo, relacional y misional.
Misión
Necesitamos utilizar nuestros dones para llevar la salvación a otras personas.
El ciclo del discipulado para los nuevos conversos persigue ese propósito. Ocurre en la Escuela Sabática, donde las personas recién bautizadas cuentan con el auxilio de un grupo que las ayudará en su proceso de discipulado. Se profundizan sus conocimientos de la Biblia y de la iglesia, y luego son encaminadas a una Iglesia Hogar / Grupo pequeño (si todavía no forman parte de ninguno). Y de allí son enviadas para cumplir la misión. Descubren sus dones, aprenden a interceder por las personas, a dar estudios bíblicos y a utilizar sus dones para salvar a otros. No olvidemos que el discipulado en es un proceso de toda la vida, es vital que la persona continúe integrada a una Iglesia Hogar / Grupo pequeño.
Cristo fue un misionero. Si así actuó Jesús, entonces nosotros, sus seguidores, debemos hacer lo mismo. Participar de la misión no es una actividad extra ni opcional; no es upgrade o categoría para un discípulo maduro. Formar parte de la misión es fundamental para la trayectoria del discipulado.[22]
Finalmente, deben organizarse escuelas de capacitación para el evangelismo urbano. “Más atención debe ser dada a la preparación y a la educación de misioneros, teniendo en vista, de modo especial, el trabajo en las ciudades”.[23]
Conclusión
Los nuevos desafíos abren puertas para nuevas oportunidades. Todo depende de la percepción que tengamos de la realidad que nos rodea. Hoy, más que nunca, la iglesia necesita de hombres y mujeres que tengan la habilidad de los hijos de Isacar como conocedores de su época (1 Crón. 12:32). Hombres y mujeres que tengan la capacidad de mirar alrededor y ver más allá de lo que todos ven. Líderes que tengan el coraje y la humildad para cambiar paradigmas ya superados, a fin de que sean eficaces y efectivos en la proclamación del evangelio y en el cumplimiento de la misión de hacer discípulos en el contexto urbano.
Autor: Ricardo J. Ferrer
Referencias:
[1] B. C. Moyer, “The challenge of the cities”, Ministry, noviembre de 1992.
[2] http://ministrymagazine.org/archive/2006/February/ tell-the-world.html, recuperado el 04 de febrero de 2015.
[3] IASD, Informe 2011, p. 1.
[4] Sarah E. Zylstra, “Urban Urgency”, Christianity Today, agosto de 2010.
[5] http://fantastico.globo.com/Jornalismo/ FANT/0,,MUL1680454-15605,00-CHINA+E+RUANDA+ENFR ENTAM+PROBLEMA+DA+SUPERPOPULACAO.html>, recuperado el 20 junio de 2012.
[6] Jorge H. Barro. O Pastor Urbano (Londrina: Descoberta, 2004).
[7] http://www.missaourbana.com.br/v1/index. php?option=com_content&view=article&id=7:tim- keller&catid=9:artigos-de-outros&Itemid=14, recuperado el 20 de junio de 2012.
[8] http://ministrymagazine.org/archive/1974/July/peter- in-the-new-testament, recuperado el 20 junio de 2012.
[9] Ricardo Norton, Cómo alcanzar al mundo de hoy (Buenos Aires: ACES, 2010).
[10] Elena de White, El ministerio médico, p. 440.
[11] Moyer, ibíd.
[12] Jorge H. Barro, O Pastor Urbano (Londrina: Descoberta,
2004).
[13] Elena de White, Joyas de los testimonios, t.3, pág. 84.
[14] William A. Beckham, A Segunda Reforma (Curitiba:
Ministério Igreja em Células, 2007).
[15] José Filho Santos, Uma Proposta de Crescimento de
Igreja (Curitiba: Sergraf, 2006).
[16] G. E. Veith, Tempos Pós-Modernos: Uma avaliação cristã
do pensamento e da cultura da nossa época (San Pablo: Editora Cultura Cristã, 1999).
[17] Elena de White, El Deseado de todas las gentes. p. 126.
[18]Elena de White, El ministerio de curación. p. 102.
[19] J. Mallison, Growing Christians in Small Groups (Sydney: Anzea Publishers, 1989).
[20] LeRoy Eims, A Arte Perdida de Fazer Discípulos (Belo Horizonte: Atos, 2000).
[21] Ricardo Norton, Cómo alcanzar al mundo de hoy (Buenos Aires: ACES, 2010).
[22] M. B. Absalom, Launching Missional Communities: A Field Guide (Ministries Publishing, 2010).
[23] GCDB, 30 de enero de 1893, p. 37.