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Un miércoles por la noche, el 25 de enero de 1837, los conmocionados residentes de los Estados de New England vieron el cielo nocturno iluminarse de rojo oscuro brillante. Los testigos oculares dijeron que el color rojo parecía bailar en olas, a través de la superficie cubierta de nieve. Muchas personas se atemorizaron frente a esta demostración inusual de luces nórdicas, o aurora boreal. Pero eso no le sucedió a la pequeña Elena, de nueve años de edad. Ella se estaba recuperando de un grave accidente, y estaba en cama. No podía levantarse, pero pudo ver las luces extrañas a través de la ventana de la habitación. Y, mientras que otros estaban paralizados por el miedo, Elena sentía gozo puro, porque pensaba que se trataba de la segunda venida de Cristo. Esperar ese gran evento y trabajar con la mira puesta en ello era algo que Elena haría por el resto de su vida. ¿Quién era esta pequeña, que esperaba con tanta ansiedad el regreso de Jesús?

CONOZCA A ELENA DE WHITE

Elena Gould White fue una mujer notable, que vivió la mayor parte de su vida durante el siglo XIX (1827-1915). Sin embargo, a través de sus escritos, aún hoy continúa impactando en las personas alrededor del mundo. Elena de White fue una prolífica escritora. Produjo más de cinco mil artículos periódicos y cuarenta libros. Hoy, incluyendo las compilaciones de las páginas de sus cincuenta mil manuscritos, hay más de cien libros disponibles en inglés. Esos escritos cubren una amplia variedad de temas. Escribió sobre religión, educación, relaciones, evangelismo, profecía, publicaciones, nutrición, e incluso administración. Uno de sus libros más conocidos sobre la experiencia cristiana, El camino a Cristo, ha sido publicado en más de 160 idiomas.

EL DON DE PROFECÍA Y LA SEGUNDA VENIDA

Pero Elena de White fue más que solo una escritora talentosa. La Biblia nos habla de una renovación del don de profecía dentro de la iglesia cristiana, antes de la segunda venida de Jesús. Joel 2:28 y 29 menciona la promesa de Dios de derramar su Espíritu Santo y proporcionar el don de profecía. El profeta dice: “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días”.

El crecimiento dinámico y los dones espirituales visibles en la iglesia cristiana primitiva nos brindan un anticipo de este derramamiento anterior a la Segunda Venida. Pedro, de hecho, cita a Joel en su poderoso sermón de Pentecostés (Hech. 2:16-21). Pero esta no fue la única vez que se concedió este don.

El resto del capítulo de Joel proporciona el contexto para este don de profecía y muestra que esta muestra extraordinaria del poder que brinda Dios sucede antes de la Segunda Venida. En Apocalipsis 12:17, Juan describe las dos mayores características del pueblo de Dios en el tiempo del fin. Quienes vivirían en este tiempo obedecen los Mandamientos de Dios y tienen el “testimonio de Jesús”. (1) No se nos deja sin explicación sobre lo que es el “testimonio de Jesús”. Apocalipsis 19:10 nos dice claramente que “el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía” (Apoc. 19:10; cf. Apoc. 22:9).

AYUDA PARA LA PREPARACIÓN PARA LA SEGUNDA VENIDA

La vida y el ministerio de Elena de White representan, al menos parcialmente, el cumplimiento de estas predicciones bíblicas. Durante sus setenta años de ministerio, recibió cientos de visiones y sueños proféticos. Las visiones variaban en duración, desde menos de un minuto a casi cuatro horas. Ella fue llamada por Dios para ser una mensajera especial, con el fin de dirigir la atención del mundo a la Biblia y para ayudar al pueblo de Dios a prepararse para la segunda venida de Cristo. En sus propias palabras: “El mensaje que estoy encargada de anunciaros es este: Preparaos, preparaos para el encuentro con el Señor. Aderezad vuestras lámparas y que la luz de la verdad brille hasta en los lugares más apartados. Hay un mundo entero que espera que se le anuncie la proximidad del fin de todas las cosas”. (2)

Claro que este don de profecía nunca fue un agregado o un sustituto de la Biblia. La Biblia continúa siendo la única regla por la que deben juzgarse los escritos de Elena de White y todos los demás escritos. (3) La Biblia contiene las pruebas que pueden aplicarse para comprobar si el ministerio de Elena era realmente el don profético predicho en los libros de Joel y de Apocalipsis. (4) Elena de White pasa todas las pruebas bíblicas de un profeta verdadero. Su ministerio llama la atención a un estudio minucioso de la Biblia.

Nadie puede leer los escritos de Elena de White sin sentir un sentido de urgencia. Su relación personal con Jesús comenzó mientras esperaban el pronto regreso de Jesús antes de 1844. Y, aunque ella entendió que antes de la Segunda Venida sucederían otros eventos, vivió la vida impulsada por ese entusiasmo.

VIDAS TRANSFORMADAS

Las predicciones sobre la venida de Dios en juicio y liberación parecen ser un tema central para varios de los profetas del Antiguo Testamento. Una y otra vez, Isaías, Ezequiel, Joel, Sofonías y otros profetas del Antiguo Testamento profetizaron sobre “el día del Señor”. (5) El anuncio de Joel es claro e inminente: “Tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano” (Joel 2:1).

Los escritores del Nuevo Testamento toman el mismo tema en sus escritos. (6) Pedro, Pablo, Santiago y los demás autores del Nuevo Testamento creían y enseñaban que Jesús volvería pronto. Presta atención a lo que Pedro dice en 2 Pedro 3:9 y 10: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas”.

Esta creencia en el pronto regreso de Jesús parece haber sido la precursora del cambio, y era el motor impulsor para la rápida propagación del evangelio a lo largo de la mayor parte del Imperio Romano en una generación.

Esta creencia tuvo poder de transformar vidas; incluso la de un granjero que se dedicó a estudiar la Biblia personalmente.

Después de estudiar la profecía de Daniel 8, referida a las 2.300 tardes y mañanas, Guillermo Miller llegó a la conclusión de que Jesús vendría otra vez, pronto. Lo impresionaba el pensamiento de que “en unos 20 o 25 años […] todos los asuntos de nuestro estado presente se terminarían”. (7) Estas noticias eran demasiado buenas como para quedárselas para él solo. Aunque se sentía totalmente inapropiado para la tarea, y sabía que no tenía capacitación ni experiencia como predicador público, se sentía decidido a contarlo a los demás. Su mayor deseo era ver a las personas aceptar a Jesús como Salvador y esperar con gozo su pronto regreso. La creencia en esta gloriosa promesa tiene el poder de motivar e inspirar hasta al creyente más débil.

Esta esperanza bíblica en la venida de Jesús fue un ancla segura para los confundidos adventistas, cuando Jesús no regresó en 1844, como habían esperado. Los llevó de regreso a sus Biblias; de regreso a las profecías, donde descubrieron que tenían la fecha correcta, pero que el evento estaba equivocado. En vez de venir a la Tierra, Jesús había entrado en la fase final de su ministerio en el Santuario celestial. Estaban de regreso en el camino profético; y Jesús otra vez vendría… pronto.

Fue esta creencia en el regreso de Jesús lo que motivó el crecimiento y la transmisión del adventismo, de unos pocos cientos de creyentes, a un movimiento mundial, que llega a más de 18 millones de miembros. Para Elena de White, esta esperanza de la segunda venida de Jesús proporcionó orientación para su vida y obra en la incipiente Iglesia Adventista del Séptimo Día. El regreso de Jesús no era un mero acontecimiento futuro hipotético. Para ella, el regreso de Jesús tenía un sentido de inmediatez que demandaba urgencia en la predicación de las buenas nuevas de su venida a todo el mundo, en el menor tiempo posible. Elena escribió: “El Señor está por venir. Oímos los pasos de un Dios que se aproxima […]. Debemos prepararle el camino desempeñando nuestra parte en la preparación de un pueblo para este gran día”. (8)

SALVAGUARDA CONTRA EL FANATISMO

Para algunos adventistas, la creencia en el pronto regreso de Jesús llevaba al fanatismo; (9) pero Elena de White insistió en una creencia firmemente anclada en las Escrituras, no solamente en la emoción. Ella demostró, en sus escritos y en su vida, el delicado arte de vivir entre el aquí y la eternidad. Las cartas y los artículos de Elena de White están llenos de casos de estudio sobre cómo hacer planes prácticos para la construcción del Reino de Dios, mientras se enfoca todo el tiempo en la Segunda Venida. Nos muestran que, en vez de inhabilitar a los verdaderos cristianos para una vida útil, es precisamente esta creencia lo que nos motiva a vivir nuestras vidas conscientes de la necesidad colectiva e individual de preparar al mundo para la venida de Jesús.

“Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”, escribió Amós hace más de 2.750 años (Amós 3:7). Para mantener su Palabra, Dios siempre ha brindado dirección especial a través de sus profetas.

Ahora, mientras estamos en el clímax de la historia de la Tierra, permitamos que Dios obre nuevamente. Seamos animados y orientados por la lectura y la aplicación de los consejos de Dios presentes en los escritos de Elena de White. Debemos mostrar la visión de nuestro hogar futuro en el vecindario de Dios. Él está listo para realizar un segundo Pentecostés, y guiarnos a través de la palabra profética. La pregunta es: ¿También nosotros estamos listos?

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Referencias:

(1) Los textos bíblicos corresponden a la versión Reina-Valera de 1960. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.

(2) Elena de White, Testimonios para la iglesia (Florida, EE.UU.: Asociación Publicadora Interamericana, 2008), t. 9, p. 87.

(3) Creencias de los adventistas del séptimo día (Silver Spring, Md.: Asociación Ministerial, Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, 2006), p. 246.

(4) Cinco pruebas bíblicas para los profetas han sido reconocidas. Estas incluyen: 1) Comunicación divina por medio de visiones y sueños (Núm. 12:6); 2) Coincidencia con las Sagradas Escrituras, la revelación de Dios (Isa. 8:20); 3) Señalar a Jesús (1 Juan 4:1, 2); 4) Profecía cumplida (Jer. 28:9); y 5) Frutos del ministerio profético (Mat. 7:20).

(5) Ver, por ejemplo, Isa. 13:6; Eze. 30:2-4; Joel 1:15; Sof. 1:6-8; Abdías 15.

(6) Compare, por ejemplo: 2 Pedro 3; 1 Tes. 4:15; 5:3; Sant. 5:7, 8.

(7) R. W. Schwarz y F. Greenleaf, Light Bearers [Portadores de luz] (Nampa, Idaho: Pacific Press Pub. Assn., 1995), p. 33.

(8) White, El evangelismo (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1975), p. 219.

(9) Para una introducción al escenario fanático del millerismo posterior a 1844, ver George Knight, William Miller and the Rise of Adventism [Guillermo Miller y el nacimiento del adventismo] (Nampa, Idaho: Pacific Press Publishing Assn., 2010), pp. 209-227.

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PREGUNTAS PARA PENSAR

1. ¿De qué modo la comprensión de que formamos parte de un movimiento profético puede inspirarnos a un compromiso mayor en la evangelización?

2. ¿Cuál es la relación entre la creencia en el regreso de Jesús y el reavivamiento y la reforma?

3. ¿De qué maneras los Escritos de Elena de White nos ayudan a evitar el fanatismo?

Revista Adventista de España