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1 Corintios 4:2 «Se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel».

La palabra administradores de este texto es oikónomos, también se traduce como «mayordomos». Dios nos ha hecho sus mayordomos al confiarnos el cuidado de este mundo y valiosos talentos, para cumplir con este elevado propósito se requiere de ciertas características, a continuación enumeramos cuatro de ellas:

1. Reconoce la soberanía de su Señor. Esta es la característica fundamental de un fiel mayordomo, reconocer a Dios como el Creador de todo lo que existe (Éxodo 20:11), como el dueño del dueño del oro y la plata (Hageo 2:8), de nuestro cuerpo (1 Corintios 6:20), nuestra familia, «todo le pertenece».

2. Reconoce su condición de mayordomo. La Mayordomía nos enseña que nuestros derechos tienen límites, como José reconoció ante la esposa de Potifar cuando le dijo: «Ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto eres su mujer.» (Génesis 39:9). A Adán y Eva Dios les dijo: «De todo árbol podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás…» (Génesis 2:16-17); de la misma manera estableció un día específico para su adoración (Éxodo 20:8-11), nos pide el diezmo de todo lo que recibimos reconociendo su soberanía (Malaquías 3:10), ha establecido el decálogo para regir nuestra conducta moral, en fin todo esto es para nuestro propio bien.

3. Es fiel en lo más mínimo. «El que es fiel en lo poco, también lo será en lo mucho; y el que no es íntegro en lo poco, tampoco lo será en lo mucho. Por eso, si ustedes no han sido honrados en el uso de las riquezas mundanas, ¿quién les confiará las venideras?» (Lucas 16:10-11). Nunca pienses que un acto, un pensamiento, una moneda, unos gramos, una pieza de huevo, 5 minutos, etc., son de poca importancia y que nadie se dará cuenta, si eres cuidadoso con los pequeños detalles lo serás también con las grandes responsabilidades. Recuerda que para Dios nada pasa desapercibido.

4. Usa adecuadamente los talentos que le han sido confiados. Es triste ver a personas talentosas desaprovechando o haciendo mal uso de sus dones, pierden el tiempo ante el televisor, en las redes sociales, en conversaciones triviales, etc. La ociosidad es un terreno peligroso y propicio para vicios, malos pensamientos y malos hábitos. Dios desea que usemos sabiamente los talentos que nos ha confiado mediante un servicio fiel a Él y a nuestros semejantes.

Llamado

«Nunca debemos olvidar que se nos ha puesto a prueba en este mundo a fin de determinar nuestra aptitud para la vida futura. No podrá entrar en el cielo ninguna persona cuyo carácter haya sido manchado con la fea mancha del egoísmo. Por lo tanto, Dios nos prueba aquí entregándonos posesiones temporales a fin de que el uso que hagamos de ellas demuestre si se nos pueden confiar riquezas eternas» (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 24).

¿Cuántos desean ser hallados «fieles mayordomos» cuando Cristo venga? Pidámoselo en oración.

Revista Adventista de España