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El vino no es beneficioso. A pesar de los informes científicos que afirman lo contrario, su consumo afecta muy negativamente a nuestro organismo, y también a nuestro corazón. 

Los beneficios cardiológicos de consumir vino fueron atribuidos por primera vez por el científico e investigador francés Serge Renaud. Atribuyó el número más bajo de ataques cardíacos en la población francesa, en comparación con otras poblaciones de Europa con dietas similares, al consumo de vino; a «la tentadora copa», en sus palabras.

La hipótesis de Renaud fue publicada en 1992 y bautizada con el nombre de «La paradoja francesa». El científico fue entrevistado en el popular programa de televisión de Estados Unidos 60 minutos y, después de numerosas retransmisiones, fue visto por más de 50 millones de estadounidenses. Al año siguiente, la venta de vino se incrementó un 40 por ciento en los Estados Unidos, y la exportación de vinos franceses creció más del 100 % entre 1994 y 1998[1].

En Francia se han publicado muchos trabajos sobre los supuestos beneficios cardiológicos del consumo moderado de alcohol.

También existen numerosas publicaciones que muestran los problemas significativos de muchos estudios dedicados al uso de alcohol. Esto incluye numerosas variables de confusión, el riesgo de abuso y dependencia, cuestiones metodológicas para evaluar el nivel y la duración del uso de alcohol a lo largo de la vida. Todo eso, aparte de diferencias significativas en las poblaciones estudiadas y las comparaciones para alcanzar esa conclusión positiva[2].

Lo que no beben, un grupo diverso que incrementa la confusión

Los que no beben representan un grupo muy diverso, lo que incrementa la confusión, y es fundamental tomar en cuenta variantes tales como la historia pasada con la bebida, el acceso a la atención y los seguros de salud, la educación y factores socioeconómicos.

Estudios muy grandes y convincentes que usan datos globales confirman las limitaciones de las evidencias de un efecto benéfico con el consumo moderado de alcohol, y han concluido que «la evidencia de los efectos perjudiciales del alcohol es sin duda más sólida que la evidencia de sus efectos benéficos»[3]. También es importante notar que no se reportan beneficios cardiológicos en los jóvenes, y que los más vulnerables a las complicaciones por el uso de alcohol tienen entre 19 y 45 años.

El alcohol continúa siendo el tercer factor más significativo de enfermedad global, y es un gran peso para las familias, lo que incluye su fuerte asociación con la violencia doméstica.

El alcohol es adictivo, y su uso está asociado de manera significativa con el delito y la violencia. Aun los beneficios cardiológicos aparentes se ven superados con creces por los mayores riesgos de padecer cáncer, accidentes cerebrovasculares y afecciones cardiovasculares. El alcohol es un conocido carcinógeno, y no existe un nivel seguro de ingestión que pueda evitar esa temible complicación para la salud.[4]

En general, está claro desde el punto de vista científico que el nivel seguro de consumo de alcohol es “cero”. En los últimos tiempos, la Federación Cardíaca Mundial ha expresado fuertes advertencias sobre el consumo de alcohol.

Te invitamos a leer, a mantenerte informado y a escoger la salud y la vida abundante. ¡Evita por completo el alcohol!

REFERENCIAS

[1] Dominique Lanzmann-Petithory, “Professor Serge C. Renaud (1927-2012): French Paradox and Wine Active Compounds”, Wine Studies 3, Nº 1 (10 de diciembre de 2014), pp. 7, 8.
[2] Alain Marchand, Andree Demers, Pierre Durand, el. al., “The Moderating Effect of Alcohol Intake on the Relationship Between Work Strains and Psychological Distress”, Journal of Studies on Alcohol 64, Nº 3 (mayo de 2003), pp. 419-427.
[3] Hans Olav Fekjaer, “Alcohol — ¿A Universal Preventive Agent? A Critical Analysis”, Addiction 108, Nº 12 (diciembre 2013), pp. 2.051-2.057 (publicación electrónica antes de la versión impresa).
[4] Peter N. Landless y Duane McBride, “There is No Safe Level of Alcohol Use” Adventist Review, 21 de abril de 2018.
[5] World Heart Federation, “The Impact of Alcohol Consumption on Cardiovascular Health: Myths and Measures”.

Autor: Peter N. Landless, médico sudafricano, poseedor de tres especialidades médicas (Cardiología, Medicina familiar y Medicina Interna) que actualmente se desempeña como director del Ministerio de Salud de la Asociación General. Integró el equipo médico de Nelson Mandela, reconocido expresidente de Sudáfrica y Premio Nobel de la Paz.
Imange: Foto de Kelsey Knight en Unsplash

 

PUBLICACIÓN ORIGINAL: ¿Es bueno el alcohol para el corazón?

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Revista Adventista de España