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ultraprocesadosKaren Corbin, Ph.D., una científica en nutrición muy reconocida, autora publicada e investigadora asociada en el AdventHealth Translational Research Institute, comparte los amplios efectos de los alimentos ultraprocesados y cómo impactan el estado de ánimo, el metabolismo y la salud integral de las personas que los consumen. 

Más allá de la salud física

Los alimentos ultraprocesados se han arraigado profundamente en la vida cotidiana, apareciendo cada vez más en despensas, comidas y meriendas en las últimas décadas.

Estos productos están por todas partes, y la creciente evidencia clínica sugiere que podrían estar causando aún más daño del que se entendía anteriormente, con consecuencias que van más allá de la salud física para afectar la salud integral de las personas.

«La dieta tiene un efecto dominó en la salud integral, influyendo en el bienestar físico, mental e incluso espiritual. La conexión con la persona en su totalidad es innegable» —afirmó Corbin—.

Estudios recientes han vinculado las dietas ricas en ultraprocesados con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca, enfermedad de Parkinson, obesidad, adicción a la comida e incluso ansiedad, depresión y problemas de sueño.

Si bien los hallazgos pueden parecer alarmantes, los expertos en nutrición enfatizan que comprender exactamente a qué llamamos ultraprocesados, así como cómo afectan al cuerpo, es un paso importante hacia elecciones más saludables.

Una nueva estrategia de control de peso

Corbin, además de su experiencia en metabolismo, microbioma intestinal y nutrición personalizada, se especializa en traducir investigaciones científicas complejas en ideas prácticas y comprensibles. Su innovador estudio, publicado en Nature Communications, demostró que una dieta favorable al microbioma y baja en procesados puede reducir la absorción de calorías, ofreciendo una nueva perspectiva para las estrategias de control de peso.

«Los ultraprocesados han cambiado más que nuestra forma de comer: han cambiado la manera en que nuestros cuerpos responden a los alimentos», —dijo Corbin—. «Pueden interrumpir las señales entre el intestino y el cerebro, afectando el apetito, el estado de ánimo e incluso nuestra capacidad para reconocer la saciedad. No se trata solo de calorías, sino de cómo esas calorías son procesadas y percibidas».

Corbin añadió: «Los ultraprocesados están diseñados para la vida útil, la conveniencia y el sabor, a veces a expensas de la nutrición. Pueden elaborarse con ingredientes que probablemente no encontrarías en una cocina casera, como colorantes artificiales, potenciadores del sabor, conservantes y edulcorantes añadidos, cuyos efectos a largo plazo —conocidos y desconocidos— son motivo de preocupación».

Ejemplos de alimentos ultraprocesados

Ejemplos de alimentos ultraprocesados incluyen yogures saborizados, cereales azucarados, barritas energéticas y proteicas, panes envasados, pastelitos, bebidas azucaradas y algunas comidas congeladas. Incluso productos comercializados como «saludables», como golosinas de fruta «real» o snacks de proteína, pueden estar altamente procesados, lo que hace importante leer y comprender las etiquetas de nutrición.

Cuando las dietas altas en ultraprocesados se convierten en la norma, pueden tener efectos generalizados en la salud integral, tal como muestran las investigaciones.

«La conversación sobre los ultraprocesados es importante, pero requiere matices», —señaló Corbin—. «Con moderación, estos alimentos pueden ser funcionales cuando los alimentos frescos no están disponibles o no son prácticos. También son críticos para planificar emergencias, como fenómenos meteorológicos. Comprender el contexto es clave para tomar decisiones informadas y equilibradas».

Su impacto no es el mismo para todos

«Ese contexto, —añadió—, incluye a quién consume los alimentos, no solo a los alimentos en sí». «La nutrición no es igual para todos. El impacto de los ultraprocesados puede variar según la genética, el microbioma intestinal, la dieta general e incluso factores como el sexo o la etnia».

La buena noticia es que mejorar la dieta no requiere eliminar completamente los ultraprocesados de golpe. Corbin recomendaba un enfoque reflexivo y gradual para construir mejores hábitos, una comida o snack a la vez.

«Comienza eligiendo alimentos con ingredientes simples y reconocibles, cosas que usarías en la cocina de tu casa, incorporando más alimentos integrales y mínimamente procesados como frutas, verduras, granos enteros, legumbres y proteínas magras», —aconsejó—. «Presta atención a las palabras llamativas en los envasados como ‘natural’, ‘bajo en grasa’ o ‘fortificado’, que no siempre significan lo que parece».

Comprender lo que contienen, nos ayuda a elegir mejor

Según Corbin, no se trata de un estilo de vida rígido que se derrumba por un solo snack o comida. Una dieta equilibrada consiste en «patrones de decisiones diarias, de por vida».

«Comprender lo que contienen nuestros alimentos ayuda a construir una base para elecciones que apoyen la salud a largo plazo de una manera que funcione para la vida única de cada persona», —concluyó—.

Autora: Shelby Mulholland, de www.adventhealth.com/news, traducido por Esther Azón Fernández.
Imagen: Shutterstock.

Publicación original: The ‘undeniable’ effects of ultraprocessed foods on your whole health

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