En la era digital, las redes sociales se han convertido en una herramienta omnipresente que influye en nuestra vida diaria. Si bien ofrecen oportunidades para conectar con amigos, familiares y el mundo en general, también presentan desafíos profundos, especialmente en lo que respecta a las relaciones familiares y el uso del tiempo.
La Biblia, aunque escrita en un contexto muy diferente, ofrece principios eternos que pueden guiarnos en el uso de estas plataformas modernas, y la Iglesia Adventista del Séptimo Día también aporta una perspectiva valiosa sobre cómo las «avenidas del alma» pueden ser afectadas por el exceso de exposición a estos medios y sobre todo por la calidad de los contenidos elegidos.
Las redes sociales y el uso del tiempo
El tiempo es un recurso valioso que Dios nos ha dado, y la manera en que lo utilizamos refleja nuestras prioridades. En la Escritura, encontramos repetidamente la exhortación a ser buenos administradores del tiempo. Efesios 5:15-16 nos dice: «Mirad, pues, con diligencia cómo andáis, no como necios, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos». Este versículo nos insta a ser conscientes de cómo gastamos nuestro tiempo, especialmente en un mundo lleno de distracciones.
El uso de redes sociales puede fácilmente consumir gran parte de nuestro día, restando tiempo de calidad que podría ser invertido en la familia, en el crecimiento espiritual o en el servicio a los demás. La distracción que provocan estas plataformas es un reto creciente en muchas familias, donde las conversaciones cara a cara y los momentos de conexión auténtica son reemplazados por la interacción superficial en línea.
Las redes sociales y las relaciones familiares
Las relaciones familiares, basadas en el amor, la comunicación y el respeto mutuo, son fundamentales en el diseño de Dios. La Biblia nos enseña a valorar estos vínculos, como se menciona en Colosenses 3:18-21, que instruye a esposos, esposas, padres e hijos a respetarse y amarse. Las redes sociales, aunque pueden servir como herramientas para mantenernos conectados con aquellos que están lejos, también pueden distanciarnos emocionalmente de las personas más cercanas a nosotros.
El peligro surge cuando los miembros de la familia se sumergen en sus teléfonos o dispositivos, perdiendo momentos importantes de interacción y comprensión mutua. La comunicación digital no puede reemplazar la necesidad de contacto físico y emocional que nutre una relación familiar sana. Además, la comparación constante con vidas idealizadas en las redes puede generar frustración, inseguridad y celos, afectando la armonía dentro del hogar.
Las «avenidas del alma» y el uso de las redes sociales
Ellen G. White acuñó el término «avenidas del alma» para referirse a los sentidos. A través de ellas las ideas, imágenes y experiencias del mundo exterior entran en nuestra mente y corazón. Estas avenidas, que incluyen la vista, el oído, el tacto y el pensamiento, deben ser protegidas para mantener una verdadera vida cristiana. Ella advirtió sobre los peligros de la distracción y la contaminación mental a través de la sobreexposición a influencias negativas, lo cual es relevante en el contexto de las redes sociales.
Las redes sociales, con su constante bombardeo de información, imágenes y videos, pueden ser una puerta abierta a contenidos que no siempre edifican ni enriquecen nuestra vida. Filipenses 4:8 nos exhorta: «Todo lo verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad». A la luz de este principio, el uso indiscriminado de las redes sociales puede saturar nuestras «avenidas del alma» con imágenes y pensamientos que nos alejan de lo que es mejor.
La recomendación adventista es vigilar de cerca lo que permitimos entrar en nuestra mente y corazón a través de las redes sociales. Esto no solo incluye contenido inmoral o violento, sino también la distracción constante que nos aparta de la meditación espiritual y de las relaciones profundas con Dios y nuestra familia. Proverbios 4:23 nos recuerda: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. Este principio resuena con el llamado a proteger nuestras avenidas del alma de todo lo que pueda enturbiar nuestra mente y espíritu.
Un llamado a la moderación y a la prioridad de lo espiritual
Ante estos desafíos, la Biblia nos llama a la moderación y al equilibrio en el uso de las redes sociales. 1 Corintios 10:31 nos dice: «Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios». Esto implica que incluso nuestra actividad en línea debe reflejar nuestra fe y glorificar a Dios. Un enfoque consciente y moderado puede permitirnos disfrutar de los beneficios de las redes sociales sin sacrificar nuestra espiritualidad ni nuestras relaciones familiares.
Un paso práctico es establecer límites claros en el uso de las redes sociales, tanto en términos de tiempo como de contenido. El dedicar momentos específicos para la interacción en línea, sin permitir que invada el tiempo familiar o los momentos de comunión con Dios, es un enfoque saludable. Además, debemos ser intencionales en fomentar la comunicación directa y personal con nuestros seres queridos, asegurándonos de que las relaciones familiares sigan siendo una prioridad.
Conclusión
Las redes sociales son una herramienta poderosa que, utilizada adecuadamente, puede fortalecer nuestras relaciones y ampliar nuestra influencia positiva en el mundo. Sin embargo, también tienen el potencial de robar nuestro tiempo, nuestra atención y afectar negativamente nuestras relaciones más cercanas. La Biblia nos invita a ser sabios y cuidadosos con el uso del tiempo, mientras que el concepto adventista de las «avenidas del alma» nos alerta sobre los peligros de la sobreexposición a influencias que pueden desviar nuestra mente y corazón de lo que realmente importa.
Al buscar el equilibrio en nuestra vida digital, recordemos el llamado bíblico a mantener nuestras prioridades espirituales y familiares en primer lugar, protegiendo nuestro tiempo y nuestras avenidas del alma para la gloria de Dios. Seamos responsables de nuestro bienestar físico, mental y espiritual, así como y el de aquellos que amamos, especialmente nuestros niños y jóvenes.
Que nuestras familias sean un referente en el uso adecuado de las redes sociales.
Autora: Esther Azón, teóloga y comunicadora. Redactora y coeditora de revista.adventista.es