Inmersos en la cultura digital parece que la ficción nos rodea de manera inevitable. La protagonista Mae Holland en la película El Círculo (2017), interpretada por la joven Emma Watson, nos presenta una mirada al futuro de un mundo digital, en el que el fenómeno del Big Data juega un papel fundamental de una forma invasiva y omnipresente. El autor de la historia, Dave Eggers, proclama tres frases lapidarias que nos deberían hacer reflexionar: “Los secretos son mentiras”, “compartir es querer” y “La privacidad es un robo”. Lo que claramente prevalece en esta ficción es el interés general sobre el individual.
Esta situación nos evoca inevitablemente a que recordemos los tres eslóganes que el cineasta George Orwell presentó como principios en su famosa obra “1984”. Esta fue un producto de ficción que impactó a la sociedad de la época: “La guerra es la paz”, “La libertad es esclavitud” y “La ignorancia es fuerza”.
En ambos caso son máximas de una sociedad donde el bienestar común prevalece sobre el individual, con la diferencia de que Orwell es más radical en sus planteamientos y Eggers lo hace de una manera más actual y algo más aceptada por la generación hiperconectada.
Libertad controlada
Ambas referencias me hacen pensar en algunos párrafos de Elena H. de White donde claramente la libertad individual está en juego:
El tono pacífico que Roma emplea en los Estados Unidos no implica un cambio de sentimientos. Es tolerante cuando es impotente. El obispo O’Connor dice: “La libertad religiosa se soporta tan solo hasta que se pueda practicar lo opuesto sin peligro para el mundo católico”… El arzobispo de Saint Louis dijo un día: “La herejía y la incredulidad son crímenes; y en los países cristianos como Italia y España, por ejemplo, donde todo el pueblo es católico y donde la religión católica es parte esencial de la ley del país, se las castigará como a los demás crímenes”… [1]
¿Realmente la libertad individual está en peligro? ¿La capacidad de elección personal puede ser anulada por el interés social? ¿Podremos libremente mantener nuestra privacidad en una sociedad hiperglobalizada e hiperconectada?
Después de Gutenberg y McLuhan, la información y la digitalización han provocado que la sociedad actual nada tenga que ver con los grandes períodos de la civilización que duraban siglos; hoy las etapas duran décadas y a medida que nos acercamos a nuestra era digital los periodos de tiempo se han acortado y ya se identifican las nuevas generaciones como X, M, Z, etc. Todas ellas más influenciadas por las teorías de “El Círculo” que por la libertad individual.
Estamos creando un sistema social cuya única intención está en conocer para controlar, y se alimenta de la información que le regalamos voluntaria e inconscientemente. Hoy todo el mundo habla del Big Data y es cierto que ya existen muchas entidades acumulando datos desde hace años. Pero desde que el Big Data llegó, todo lo que estaba guardado se ha cruzado convirtiéndolo en datos cuantificables y cualificables.
Big Data e identificación
Ante la gratuidad del acceso a Internet y Redes nos hemos convertido en un producto deseado. Con la llegada del G5, el Internet de las cosas y la geolocalización se ha acelerado el proceso de identificación, y ya es una realidad el reconocimiento personal a la llegada a un centro comercial que le permite al sistema mandarnos mensajes personalizados informándonos de las ofertas coincidentes con nuestros gustos, que ya antes habremos manifestado en redes.
Relacionado con el conocimiento que las redes tienen de nosotros, en 2015 los investigadores Youyou, Kosinski y stillwell[2], crearon un algoritmo que aplicaron a 17.000 usuarios de Facebook y los resultados fueron asombrosos:
Basándose solo en 10 likes el algoritmo nos conocía tan bien como un compañero de trabajo. Con 70 “Me gustas”, el sistema era tan preciso como lo sería un compañero de habitación. Con 150 likes la información ya permitía que el algoritmo conociera tanto al usuario como sus propios padres o hermanos. Y con 300 era tan exacto como lo podía ser su pareja.
El Gobierno Chino ha empezado a aplicar otro sistema de control basado en la información, un Sistema de Crédito Social[3]. Este permite al gobierno valorar a sus habitantes. La valoración se fundamenta en los datos recogidos en tres ámbitos:
El campo tradicional, que incluirá información sobre los pagos de impuestos, facturas de servicios y el pago de posibles sanciones judiciales. El ámbito social que recoge datos respeto a nuestro cumplimiento de las normas de tráfico, pagos en el transporte público, honestidad académica, comportamiento con los padres, respeto a las normas y la planificación familiar. Y por último, el ámbito digital que tendrá en cuenta las interacciones en internet, las redes sociales, los hábitos de compra e incluso la fiabilidad de la información compartida en internet y redes.
El resultado de esta realidad, Cowen la expone como un mundo en el que “unos cuantos se ganarán muy bien la vida -porque saben aprovechar las nuevas tecnologías- y la mayor parte quedarán al margen del mercado laboral o trabajarán en unas condiciones precarias.”[4]
Comportamiento digital versus Realidad bíblica
Reflexionemos sobre algunos conceptos:
- El momento actual debe hacernos replantearnos algunos conceptos sobre nuestro comportamiento digital, nuestra Educación Mediática y la situación de los creyentes en tiempos finales.
“No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal” (Jn. 17:15)
- La cultura mediática ha cambiado tanto nuestra sociedad que lo que era ya no es y lo que es no será. Así que aunque el fundamento en la Fe será probado en cada uno de nosotros en los últimos días, la manera será diferente.
… Porque los que sean fieles a Dios serán perseguidos, sus motivos serán condenados, sus mejores esfuerzos serán desfigurados y sus nombres serán denigrados. (Los Hechos de los Apóstoles, 344 (1911) EUD 126.3)
- La privacidad es algo que nos preocupa a todos y estamos muy alerta a cualquier decisión o ley que pueda aprobar cualquier Estado que atente sobre nuestra libertad de culto pero, ¿para qué tanto interés y miedo de los últimos días y los momentos finales?, ¿para qué querrán perseguirnos si ya lo saben todo de nosotros? Facebook define quiénes somos, Amazon define qué queremos, Google define qué pensamos, nuestros teléfonos por motivos de seguridad graban todas nuestras conversaciones y Apple guarda todas las órdenes a Siri al menos por dos años[5], y todo ello se lo proporcionamos nosotros voluntariamente.
“Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a la luz” (Mc. 4:22)
- Esta situación de riesgo, que actualmente pone a los más jóvenes en situaciones de peligro es la que nos lleva a advertir de la falta de una Educación Mediática, para no caer “inconscientemente” en situaciones irreversibles ante las redes equivocadas.
“Y ellos dejando al instante las redes, le siguieron” (Mt. 4:20)
- Durante mucho tiempo algunos cristianos dudaron de que los libros que nos presenta Apocalipsis en 20:12 pudieran contener todas las obras de los juzgados por su limitación de espacio o capacidad.
Una breve reseña para recordar que ya en 1986 se podía guardar, con los dispositivos existentes en todo el mundo, 2,6 exabytes, y en 2007 ya eran 295 exabytes. Estos casi suponen unos 45 millones de años de vídeo en alta definición.
Hoy ya se utiliza el ADN para guardar información. A cada píxel le corresponde una secuencia de ADN, y en teoría guardar toda la información de la humanidad a lo largo de su historia ocuparía una sola habitación[6].
Hoy con el Big Data no solo se puede almacenar sino recuperar y cruzar toda esta información en cuestiones de segundos.
“Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las cosas que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Cor. 2:9)
Ya tenemos los datos; ya tenemos las herramientas… Ahora tú decides qué haces con todo ello.
Autor: Antonio Lerma, licenciado en Comunicación Social, master en Teología y doctor en Ciencias de la Comunicación. Le gusta investigar, y enseñar, sobre Educación Mediática.
Imagen: Photo by Markus Spiske on Unsplash
NOTAS:
[1] HARMON de White, Elena. El conflicto inminente- La libertad de conciencia amenazada. Cap. 5. (CI 50.1)
[2] YOUYOU, W., Kosinski, M., y Stillwell, D. (2015) Computer-based personality judgements are more accurate tan tohose made by humans, PNAS, vol. 112, pp. 1036-1040.
[3] DUMA, Xavier (2019) El imperio de los datos. El Big Data, la privacidad y la sociedad del futuro. Unitat de Cultura Científica i de la Innovació de la Universitat de València. pp. 96
[4] CONWEN, Tyler (2014) Se acabó la clase media. Antonio Boch Editor. Barcelona.
[5] ob. cit. DUMA, Xavier. (2019) p. 75.
[6] SERVICE, Robert (2017) DNA could store all of the worlds’s data in one room. Science, 2 de marzo.