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biblia hierva MiqueasEl libro de Miqueas es fascinante. Su tema principal es mostrar la naturaleza humana, condenar el pecado del pueblo de Dios y mostrar las consecuencias de sus transgresiones. No obstante, también anuncia la liberación de Israel y la gloria del reino mesiánico. En esta ocasión veremos dos claves sobre cómo es posible que un pueblo inmerso en la iniquidad sea liberado y forme parte de un reino mesiánico eterno, lleno de gozo y colmado de paz.

La maldad como algo cotidiano

Miqueas 2:1 describe la situación del pueblo de Dios; situación que no es diferente de la condición de la sociedad actual. El texto comienza diciendo lo siguiente sobre los poderosos: «¡Ay de los que en sus camas piensan [heb. hashab] iniquidad y maquinan mal [heb. r’a’]! Cuando viene la mañana lo ejecutan, porque tienen en su mano el poder». La situación en la que se vivía era lamentable. Los actos de maldad eran planificados impunemente por quienes tenían poder.

Pero, eso no es todo; Miqueas 3:2 dice algo más sobre el pueblo de Israel: «Ustedes aborrecen lo bueno [heb. tob] y aman lo malo [heb. ra’a’]». Esta declaración indica que los actos de maldad no eran ocasionales, sino parte de la vida diaria.

Esta situación es similar a la descrita en Génesis 6:5, donde se declara que «todo designio de los pensamientos [heb. hashab] del corazón de ellos era de continuo solamente el mal [heb., ra’a’]. Esto significa que la condición del pueblo era similar a la del mundo antediluviano. Por lo tanto, las
consecuencias de su pecado y su maldad serían inevitables.

La importancia de la revelación divina

Ahora, el profeta dice lo siguiente en Miqueas 3:8: «Yo, en cambio, estoy lleno de poder, del Espíritu del Señor, y de juicio y de valor, para dar a conocer [heb., nagad] a Jacob su rebelión, y a Israel su pecado» (LBLA). Los versículos previos sostienen que había profetas falsos que solo llevaban al pueblo por un camino errado. Pero estos falsos profetas y adivinos serían avergonzados. Incluso, se dice que cerrarían sus labios porque no recibirían mensaje alguno de parte de Dios (Miqueas 3:5-7). En contraste, Miqueas, el verdadero profeta de Dios, es capaz de dar a conocer o revelar a Israel su verdadero problema, su rebelión y su pecado. Los habitantes de Israel aman hacer el mal, planean lo malo y no parecen ser conscientes de su maldad.

Solo la presencia de un profeta de Dios es capaz de hacerlos verdaderamente conscientes de su realidad. Esto indica que solo por medio de la revelación divina, por más dura que sea, es posible entender y aceptar nuestra condición. Esto muestra la importancia de buscar la revelación divina.

El profeta Miqueas expresa cómo es posible que esta revelación se manifieste en el pueblo de Dios. El texto bíblico declara que el Espíritu del Señor está en él (vers. 8). Es justamente la presencia del Espíritu divino en la vida del profeta lo que hace posible que la revelación que viene de lo Alto se manifieste y produzca una transformación en el pueblo.

Falsos profetas vs. el profeta de Dios

Aquí radica la diferencia entre Miqueas, el profeta de Dios, y los falsos profetas, que anuncian oráculos errados. El destino de estos últimos, junto con aquellos que sigan sus oráculos, es la perdición. Por el contrario, seguir los oráculos divinos manifestados por el profeta Miqueas conduce a la vida.

Finalmente, el profeta Miqueas anuncia lo siguiente: «Hombre, el Señor te ha declarado qué es lo bueno y qué pide de ti: solo practicar la justicia, amar la bondad y andar humildemente con tu Dios» (Miqueas 6:8). Mientras que, como vimos anteriormente, el pueblo ama el mal, Dios ahora le indica su voluntad: amar la bondad.

Mientras que en Israel se hace lo malo, ahora Dios les pide que hagan justicia. Finalmente, el Señor les indica que deben humillarse delante de él. Lo trascendente es actuar con justicia, misericordia y humildad ante el Creador del universo.

Recordemos que Miqueas compartió sus mensajes proféticos en un contexto en el que el pueblo vivía en completa oposición a los ideales celestiales. Amaban el mal mientras odiaban lo bueno. Miqueas les reveló su condición por medio de la acción del Espíritu Santo que se manifestó en él. Luego les anunció lo que Dios deseaba de ellos: que se humillaran delante de él para amar la misericordia y actuar con justicia.

Ese mensaje es relevante para hoy. Solo la obra del Espíritu Santo por medio de la revelación de su Palabra es lo que nos puede transformar para humillarnos ante el Creador y ser transformados por su poder.

¡Maranatha!

Autor: Álvaro F. Rodríguez, Doctor en Teología, actualmente sirve como decano de la Facultad de Teología de la Universidad Adventista de Bolivia.
Imagen: Shutterstock

Publicación original: Presencia divina: las revelaciones prácticas del libro de Miqueas

Revista Adventista de España