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Lección 3 para el 19 de octubre de 2024: LA HISTORIA DE FONDO: EL PRÓLOGO

La lección de esta semana comenzará con el Prólogo (Juan 1:1-18) y resumirá sus temas principales. A continuación, estos temas se examinarán también en otros lugares del Evangelio de Juan.

Los autores del Nuevo Testamento suelen presentar en las primeras palabras y párrafos de sus escritos los temas que luego desarrollarán. Así lo hace Juan, cuya agenda temática forma parte de un gran barrido cósmico que describe verdades primordiales acerca de Jesucristo, verdades que se remontan incluso a la etapa previa a la Creación.

  • En el principio, el Logos divino:

    • El profeta que había de venir. Juan 6:1-15.

      •  «En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios» (Juan 1:1).
        • El Verbo ya estaba presente antes del principio del universo. Juan afirma así la existencia eterna de Jesús.
        • Jesús es Dios; no es Dios el Padre, sino el Hijo divino de Dios, la segunda Persona de la Deidad.
        • Jesús es el Creador de todas las cosas. Es decir, todo lo que una vez no existía llegó a la existencia en virtud de la actividad creadora de Jesús, el Dios creador.
        • «Desde los días de la eternidad, el Señor Jesucristo era uno con el Padre; era ‘”a imagen de Dios”, la imagen de su grandeza y majestad, “el resplandor de su gloria”». (Elena de White, El Deseado de todas las gentes, página 11).
  • La palabra, hecha carne

    • Juan no comienza su Evangelio con el nombre «Jesús» ni con su papel de Mesías/Cristo, sino con el término logos.
    • Algunas filosofías identificaron el logos como un intermediario abstracto entre las formas eternas y las formas terrenales perecederas.
    • El logos, no es un concepto etéreo y abstracto que flota entre el Cielo y la Tierra. El logos es Jesucristo, quien se hizo carne y habitó entre nosotros (Juan 1:14).
    • Para Juan, el logos es la Palabra de Dios. Y, lo que es más importante, Dios se comunicó; es decir, se reveló a la humanidad de la forma más radical: Dios se hizo uno de nosotros.
      • La palabra griega subyacente traducida habitó significa ‘colocar una tienda de campaña’.
      • Alude a Éxodo 25:8, donde Dios dijo a los israelitas que construyeran un santuario, una tienda de campaña, para que él pudiera habitar en medio de ellos. Del mismo modo, en la Encarnación, Jesús, el Hijo divino de Dios, se hizo carne humana, velando su gloria para que la gente pudiera entrar en contacto con él.
  • Oír o no oír la Palabra

    • El prólogo, Juan 1:1 al 18, describe no solo quién es Jesucristo, el Verbo (logos), sino también cómo se relacionaba con él la gente del mundo.
    • Observa las implicaciones de lo que dice Juan 1:9. La Luz llega a todos, pero no todos acogen la Luz.
    • En Romanos 9 al 11, Pablo trata el mismo trágico tema, el de muchos judíos que rechazaron a Jesús. Pero Pablo no termina con una nota negativa, sino diciendo que muchos judíos, junto con los gentiles, aceptarán a Jesús como su Mesías.
    • Todos los que reciban a Jesús como su Salvador se convertirán en hijos de Dios. Esto sucede al creer en su nombre (ver Juan 1:12, 13).
    • He aquí la conexión entre el prólogo y la conclusión del Evangelio. En Juan 20:31, el apóstol presenta por qué escribió: «para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, tengan vida por medio de él».
  • Temas que reaparecen: Creer / no creer

    • En el Evangelio de Juan, la humanidad parece dividirse en dos grandes grupos: los que creen en Jesús y lo aceptan como Mesías, y los que, teniendo la oportunidad de creer, deciden no hacerlo.
    • La palabra, el sustantivo, fe/creencia (griego pistis) nunca aparece en el Evangelio de Juan. Sin embargo, el verbo creer (pisteuō) aparece 98 veces, ¡en comparación con las 241 veces que aparece en todo el Nuevo Testamento!
      • Este uso del verbo en lugar del sustantivo puede apuntar a un sentido muy activo de convertirse en cristiano. Ser creyente en Jesús es algo que hacemos, y esto se expresa en cómo vivimos.
    • Los incrédulos, típicamente, vienen a Jesús para polemizar con Él.
  • Temas que reaparecen: Gloria.

    • La gloria de que se convirtiera en ser humano en la Encarnación (Juan 1:14).
      • La gloria de que se convirtiera en ser humano en la Encarnación (Juan 1:14). Juan utiliza los términos gloria (doxa: brillo, esplendor, fama, honor) y glorificar (doxazō: alabar, honrar, ensalzar, glorificar) para hablar tanto de recibir honor de los humanos como de recibir honor o gloria de Dios.
      • En Juan, la idea de glorificar a Jesús está vinculada al concepto de su hora; es decir, el momento de su muerte (comparar con Juan 2:4; 7:30; 8:20; 12:23-27; 13:1; 16:32; 17:1). La Cruz es su hora de gloria.
      • El lado glorioso de la Cruz se presenta especialmente en Lucas y Juan (Lucas 23:32-47; Juan 19:25-30) como un lugar de salvación, de misericordia, y donde el Hijo de Dios se entrega a su Padre.
      • La mayor gloria de Dios se revela en su mayor vergüenza: cargar con los pecados del mundo.

Para meditar:

«Jesús dijo: “Yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos los atraeré a mí mismo” (Juan 12:32). Cristo debe ser revelado al pecador como el Salvador que muere por los pecados del mundo; y cuando contemplamos al Cordero de Dios sobre la cruz del Calvario, el misterio de la Redención comenzará a revelarse a nuestra mente y la bondad de Dios nos guiará al arrepentimiento. Al morir por los pecadores, Cristo manifestó un amor incomprensible; y este amor, a medida que el pecador lo contempla, enternece el corazón, impresiona la mente e inspira contrición al alma. […] Cuando [los seres humanos] hacen un esfuerzo por reformarse, nacido de un sincero deseo de hacer lo recto, es el poder de Cristo el que los está atrayendo. Una influencia de la cual no son conscientes obra sobre el alma, y la conciencia se vivifica y la vida externa se enmienda. Y, a medida que Cristo los induce a mirar su Cruz y contemplar a quien han traspasado sus pecados, el mandamiento halla cabida en la conciencia». (Elena de White, El camino a Cristo, páginas 23 y 24).

Autora: Esther Azón, teóloga y comunicadora. Redactora y coeditora de revista.adventista.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

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