Dadas las circunstancias en las que vivimos, los sistemas escolares promocionan las tres erres de sostenibilidad del planeta. La tierra se nos agota y es clave que nuestros niños y jóvenes sepan reducir, reutilizar y reciclar. Son conceptos que forman parte del Sistema Educativo Adventista (SEA) y que, superando la cosmovisión “verde”, nos lleva a dimensiones transcendentes.
En nuestros colegios queremos reducir la toxicidad a la que se ven sometidos nuestros alumnos. La vida, desde una perspectiva cristiana, es sencilla. No se necesita tanto cantidad como calidad. Calidad de personas frente a cantidad de cosas; de relaciones frente a cantidad de contactos. Calidad de experiencias frente a cantidad de actividades. Y reutilizar los dones que nos han sido concedidos. Superamos las clasificaciones que nos impone la sociedad y proponemos métodos que fortalecen las capacidades de nuestros alumnos. Cambiamos la etiqueta “disruptivo” por “afectivo”, “perezoso” por “estimulado” y todo con el deseo de acompañar en el proceso de aprendizaje. Nuestros docentes tienen el anhelo de reciclar/se. Se esfuerzan por actualizar sus metodologías e incorporar tecnologías que mejoren la enseñanza/aprendizaje. Tres erres desde lo pedagógico.
Pero hay una cuarta erre que define nuestro sistema educativo como tal. La erre de Redimir. De hecho, nuestro lema es ese: Educar es redimir. Nuestros alumnos son los candidatos a la eternidad y nosotros anhelamos ser sus facilitadores, agentes de mejora y acompañamiento. Por esta razón, durante este extraño año, nos hemos embarcado en continuar dinámicas de fortalecimiento de identidad, de transferencia de conocimiento desde una perspectiva adventista y de transparencia laboral.
La educación reglada del SEA-España
El año 2020 ha marcado nuestra historia como pocas veces entre las instituciones educativas adventistas. La pandemia que hemos padecido y que continuamos padeciendo nos ha confinado a enseñanza online y a instrucción con sumas restricciones. Nuestros colegios han tenido que reinventarse porque las vidas de sus alumnos y personal docente estaban en peligro.
La disposición de nuestros educadores a incorporar la tecnología no solo les ha hecho especialistas en “Zoom” sino que les ha abierto la mente a nuevas propuestas pedagógicas. Han sido jornadas desgastantes pero ellos han estado ahí, cada día. Solo podemos tener palabras de agradecimiento a ese esfuerzo titánico (hay que vivirlo para saber que el adjetivo responde a la realidad). ¡Gracias compañeros!
Los equipos directivos de nuestras instituciones se han entregado al máximo para mantener la “normalidad” a pesar de obstáculos que no eran previsibles ni deseables. La burocracia se ha multiplicado en los colegios que tenemos concertados, llegando a exigir muchos documentos para los diferentes escenarios posibles. Admiro la dedicación de mis compañeros en las directivas. Han lidiado con lo cotidiano y operativo para mantener nuestra identidad. ¡Gracias compañeros!
Los padres, en su mayoría, han mostrado un apoyo vital en todo el proceso de adaptación a las alternativas educativas. Supongo, si superamos esta situación, que algún día recordarán con agrado el tiempo de calidad que pasaron con sus hijos aunque tuvieran que lidiar con ecuaciones matemáticas o las partes que constituyen la célula. La esperanza es que, gracias a ese esfuerzo, sus hijos resolverán mejor las ecuaciones de la vida sin tanto celular (móvil). Nos sentimos “compañeros” en el proceso de aprendizaje-servicio. ¡Gracias “compañeros”!
La batalla aún continúa porque, a pesar de las medidas de control, seguimos teniendo contagiados, alumnos y docentes. Y ahí es donde necesitamos a nuestros hermanos de iglesia. Necesitamos, en primer lugar, vuestras oraciones. Una oración se eleva al cielo pero, además, genera vínculos con los que estamos en la tierra. Al orar por nosotros, por nuestros niños, jóvenes, docentes y padres, nos sentimos más cercanos, aunados en el proyecto de Redimir. Necesitamos, además, vuestras bendiciones. Necesitamos que habléis bien de nuestras instituciones, con esa bondad que nos mejora. Aunque nos recordéis alguna cosa a mejorar (que las hay y muchas), vuestras palabras constituyen corrientes de pensamiento y acción que nos motivan y os motivan. Y, por último, necesitamos vuestra confianza. No hablo de una confianza crédula y sin pensamiento crítico sino esa confianza que se construye con realidades y complicidad. Ahora, más que nunca, os necesitamos.
La educación no reglada del SEA-España
El coronavirus nos ha impedido viajar físicamente pero hemos acompañado, como pocas veces, a nuestra iglesia en España. Los sermones online se han multiplicado aquí y allende do mar (sí, que hemos disfrutado de la compañía de nuestros hermanos de Latinoamérica). Eventos individuales y eventos colectivos. Recordad los momentos en común con el Departamento de Infancia y Familias o con el Instituto de Geociencia. Aún están los que se descargan “El rey Rimas”.
Los cursos de Teología a distancia tuvieron una excelente acogida. Aún recuerdo las caras de interés de algunos de nuestros hermanos-alumnos cuando les hablaba de “Narrratología”. El Dr. Armero nos explicó los detalles del libro de Daniel. El Dr. Ionescu nos hizo disfrutar con los secretos de la música sana. El Dr. Ortiz, con la claridad que le caracteriza, nos hizo comprender los matices que identifican la doctrina. Y de esa experiencia surgió “Teología para todos”. Es una modalidad entre el Departamento de Educación y la Facultad Adventista de Teología que ha comenzado su andadura con un curso de “Homilética” dictado por el Dr. Catalán y que será continuado cada mes por los docentes de la Facultad (el mes de diciembre con el Dr. Badenas). Son cursos de extensión que bendecirán, sin lugar a dudas, a nuestra iglesia.
Aprovechamos los meses de “encierro” para realizar un curso para nuestros profesores sobre “Filosofía de la Educación Adventista”. Este curso forma parte de la formación en identidad que se ha planificado para nuestros docentes recién incorporados. Como resultado, entre otros, estáis leyendo cada mes un artículo sobre educación de cada uno de ellos. Fueron alumnos-docentes muy estimulantes.
También aprovechamos la adversidad para comenzar una prueba piloto: “Escuelas Adventistas en Casa”. Algunos de los profesores del colegio Rigel atendieron online a alumnos de diferentes lugares de España, fortaleciéndoles académica y anímicamente. Es, desde luego, algo que retomaremos más adelante porque parte de nuestro futuro institucional pasa por ahí.
El Señor ha permitido en estos momentos de adversidad que tengamos, juntos, momentos de calidad. ¡Gracias Señor!
Educación lifelong
Cuando, en los ambientes académicos, se habla de educación permanente o lifelong learning, se piensa en la duración media de vida de una persona. ¿Unos 90 años? En el mejor de los casos. Y eso siempre que este planeta recuerde sus tres erres. Pero, en nuestro caso, no es lo mismo porque la cuarta erre convierte nuestra vida en sinónimo de “eterna”. Gracias a la muerte de Cristo somos salvos y eso lo cambia todo. Nuestra mirada no se detiene en la vejez, se atreve ir más allá. Mirar la transformación y una existencia sin limitaciones. ¡Qué fantástico! ¡Qué anhelante! Y hemos comenzado ya, educándonos en Cristo.
Autor: Víctor Armenteros, responsable de Educación de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España.
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