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El sábado 12 de agosto, a pesar de que muchos hermanos estaban de vacaciones, celebramos una gran fiesta en nuestra iglesia adventista de Burgos ¡Se bautizaba nuestra hermana Johana! Además, despedimos a una familia muy querida, y dimos la bienvenida a otra. 

Johana P. había sido bautizada en su infancia, pero por circunstancias de la vida, estuvo viviendo apartada de los caminos del Señor, aunque Él ha estado siempre a su lado.

Después de caminar por el desierto de este mundo, no pudo resistir por más tiempo la voz del Espíritu Santo que la llamaba a volver a los amorosos brazos del Padre celestial.

Un día, se sinceró con el hermano Luis Hernández, y le dijo que deseaba, fervientemente, poner orden en su vida y volver a los brazos de Aquel, que tanto la amó que su vida dio por ella. El hermano Luis, entonces anciano de la iglesia de Burgos, empezó los estudios bíblicos con la hermana Johana. Todo iba marchando bien, pero el hermano Luis no pudo seguir, y un servidor tomo relevo. Seguimos la misma dinámica de estudios semanales, ¡y hasta dos estudios cada vez!, porque la hermana Johana deseaba intensamente lavarse en las aguas del bautismo, y, sobre todo, sentirse lavada en la sangre del Cordero.

Una «hija pródiga», deseosa de ser bautizada

Llegaban las vacaciones y a Johana le parecía mucho tiempo esperar el retorno de la familia pastoral de sus vacaciones. Deseaba ser bautizada antes de que se ausentase por un mes, ¡eso le parecía una eternidad!, ¡quería nacer de nuevo!

Así que el consejo de iglesia, aunque algunos de ellos iban a estar de vacaciones, estuvieron conforme con que recibiéramos a nuestra hermana de vuelta a la casa del Padre antes de las vacaciones pastorales.

Este día, además, la iglesia tenía decisiones importantes que tomar en una reunión administrativa, en la que la hermana Johana pudo hacer su primera aportación como parte integrante y activa de nuestra comunidad.

Con vistas a la mejor adecuación y crecimiento de la iglesia con voz y voto, la hermana Johana participó de la decisión del cambio de horario en la iglesia de Burgos. A partir del primer sábado de octubre, comenzaremos a las 10 de la mañana, como la mayoría de las iglesias en España.

La iglesia vivió momentos maravillosos por este primer bautismo realizado dentro del templo de Burgos. Y, aunque no contamos con un tanque bautismal definitivo, eso no impidió que la iglesia reunida y la iglesia extendida que acompañaba por el Zoom (incluyendo a los familiares de la hermana Johana desde su Colombia natal), pudiesen disfrutar del reencuentro de una hija prodiga con su Padre amante. Ella sabe que Él siempre estuvo con los brazos abiertos y mirando al horizonte para verla volver y darle un fuerte abrazo.

Comida fraternal

Para celebrar el bautismo de Johana, para despedir a una familia muy querida, y para dar la bienvenida a nuevos hermanos, tuvimos una preciosa comida fraternal.

Despedimos a la familia Molnar Prates quienes, desde Brasil, estuvieron con nosotros un año desde que comenzaron a cursar estudios superiores en España.
Al doctor Thierry (el padre), a Marcelo (el primogénito), Mauricio (el pequeño) y a la mamá, la doctora Juliana C. Ribeiro Prates. Nuestra gratitud por vuestra simpatía, amor fraternal y, porque no, vuestra aportación al piano, que os estaba esperando para ser usado en el servicio de alabanza al Señor.
Les hemos despedido, no con un adiós, sino con un ¡hasta pronto! Si no nos reencontramos en esta tierra, lo haremos en la patria celestial. Un compromiso hecho por todos los presente frente a los testigos invisibles y humanos. ¡Que el Señor nos ayuda a cumplirlo!

También hemos dado la bienvenida a la familia de nuestro hermano Jesús Rodríguez Manso y Eriane Souza, quienes estará al frente del ancianato de nuestra Comunidad de Esperanza, por lo que nos comprometemos a apoyarles con nuestro servicio y oraciones.

A Dios sea la honra y la gloria, desde ahora y para siempre. ¡Amén!

Autor: Amarildo Guimaraes, pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Burgos. 

Revista Adventista de España