Recientemente leí en una web de marketing un artículo titulado “Storytelling: clave para fidelizar a los consumidores” y me hizo rememorar unos cuantos momentos bíblicos interesantes, reflexionando en la evangelización en el contexto actual.
En el mundo de la comunicación es importante tener un mensaje o contenido que debe ser entregado por un medio o canal de forma estratégica para alcanzar a un público objetivo. Este mismo esquema se repite en el contexto espiritual, tenemos un mensaje que entregar a un mundo entero para lograr “conversiones”. El término conversión es usado en el marketing así como otros muchos términos que tienen origen en el mundo religioso. Incluso se habla de “clientes evangelistas” en vez de consumidores sin más, porque lo que pretenden hoy en día es “discipular” a los consumidores para que comuniquen las bondades de un producto a otros potenciales consumidores y lograr que cada comprador acabe influyendo a otros para que también compren ese mismo producto.
Pero hoy no estamos aquí para hablar de marketing sino de evangelismo. Es triste en cierto modo comprobar que el mundo mercantil está copiando, literalmente, muchas estrategias bíblicas de evangelización para un fin puramente lucrativo y poco o nada espiritual. Con lo difícil que es lograr “vender” cualquier producto que a las personas les cuesta dinero, sorprende que tengan tanto éxito aplicando metodologías bíblicas. Sin duda, que debe funcionar mejor aún cuando lo que intentamos no es vender, sino transmitir un mensaje y valores intangibles que buscan influenciar el modo de vida y beneficiar a las personas, pero puede costar más por el mero hecho de que se está transmitiendo un conocimiento que no se materializa en algo concreto, sino que se debe experimentar, sentir y vivir, y eso cuesta más que un acto tan sencillo como desembolsar una cantidad de dinero y adquirir un bien físico, objeto, tangible del que puedo sentir inmediata posesión.
Cada vez se habla más del Storytelling en el mundo de la comunicación, como una técnica novedosa y revolucionaria. Lo que las marcas comerciales de hoy en día buscan es hacerse un hueco en medio del ruido que provoca el exceso de mensajes que recibe una persona al cabo del día, hacer notar su voz de forma que capte la atención del oyente. Para ello, se han dado cuenta de que el exceso de información (infoxicación) junto con el exceso de datos técnicos se llega al bloqueo de la atención del oyente, y que las personas lo que buscan es un trato más humano, cercano y agradable. Lo mejor es contar historias que muestren de forma práctica las bondades de un producto en vez de hablar del producto en sí mismo y la larga lista de cualidades técnicas que posee. Es una nueva forma que se experimenta sobre todo en las clásicas charlas “TED Talk”.
Lo que muchos no saben es que al Storytelling en la Biblia se le llama contar parábolas, y el Maestro en contar parábolas, unas reales, otras ficticias (como la historia del rico y Lázaro –Lucas 16– o las diez vírgenes –Mateo 25) es Jesús de Nazaret.
En su época Jesús logró captar la atención de un nicho saturado por infoxicación. Todo el mundo estaba aburrido de oír las largas diatribas de los rabinos, maestros, fariseos, saduceos, sus pesadas discusiones teológicas y filosóficas que aburrían al pueblo llano y no les servía de nada. Muchísimos mandamientos, demasiados, era imposible atender a todas las especificaciones técnicas que ese “producto” requería, y hacía que por compromiso social la mayoría de personas viviesen una doble moralidad, la pública para ser bien vistos por los demás, y la privada donde se mostraban como realmente eran, por eso Jesús hablaba de “sepulcros blanqueados” (Mateo 23:27).
Otras personas sencillamente preferían no ser hipócritas y mostrarse en todo momento como realmente eran, pecadores. Por ese motivo Jesús, quien considera las intenciones del corazón y la sinceridad de una persona, en tantas ocasiones menciona que los más desgraciados, prostitutas tienen más posibilidades de alcanzar el reino de los cielos que los fariseos, ricos o personas que muestran las formas de la religión (Mateo 19:23, 24; 21:31), precisamente porque no son hipócritas como los últimos y saben que necesitan ayuda y la piden. En oposición, también menciona los niños, que sin esa doblez de espíritu (Mateo 18:4; 19:14) alcanzan el reino de los cielos.
En ese contexto de saturación de información, de tantas voces que constantemente le decían a todo el mundo lo que tenían que hacer y cómo lo tenían que hacer, surge el Maestro con un discurso diferente. En lugar de hacer teoría sobre doctrina, empatiza con las personas contando historias que ejemplificaban cómo vivir una vida mejor, gracias a los consejos que estaban implícitos en la historia, y que cada persona sacara su propia deducción para tomar su propia decisión.
Jesús contó para qué servían los valores y principios poniendo ejemplos de forma sencilla. Contaba historias donde partía de un punto inicial, planteaba una situación con su problema, y luego acababa mostrando el desenlace, unas veces positivo y otras negativo, pero siempre con moraleja. El oyente quedaba cautivado porque no le hablaban de doctrina pura y dura. Lo que Jesús hizo fue ayudarles a entender cómo los principios subyacentes en la doctrina eran útiles para la vida diaria de los que le seguían. Eso es Storytelling, contar a través de una historia por qué lo que se ofrece es bueno y para qué sirve, y nuestro Salvador es el Maestro del Storytelling.
Sabemos que el método de Cristo es el único que funciona, pero corremos el peligro de encasillar el “método de Cristo” en un par de técnicas nada más. El Storytelling forma parte de las muchísimas técnicas que abarca el método de Cristo. A menudo nosotros tenemos la tendencia de caer en discusiones teológicas con personas de otras denominaciones para, en el fondo, reconocer que lo único que se busca es demostrar “quién tiene la razón”, pero raramente lograremos conquistar el corazón del otro. Usemos el método de Cristo, en lugar de querer demostrar teológica y bíblicamente que es necesario observar el sábado, y estoy seguro de que muchos somos “campeones” en esto, ¿por qué no mostrar la necesidad humana y las infinitas bendiciones y ventajas de tener una cita semanal con nuestro Creador, Esposo, Cuidador, Perdonador, Sanador, Amigo, Consejero, Dios fuerte…? Seguro que el Storytelling, nuestro propio testimonio y experiencia contado a los demás, ganará con la ayuda del Espíritu Santo muchos más corazones que discutir teología a duras penas. Eso sí, hay un momento para todo, y habrá ocasiones que requieran de teología, pero lo que las personas que andan por las calles muriendo de hambre y sed espiritual necesitan es, el Agua de Vida en forma de historias. Tu historia por ejemplo, es una buena historia, compártela.