Los cristianos no celebramos Halloween porque, aunque envuelta en diversión e inocencia, esta fiesta tiene raíces en tradiciones paganas y prácticas que no son bíblicas.
Halloween, una fiesta pagana
Halloween aparenta ser una celebración entretenida, pero sus raíces provienen de tradiciones paganas, como la festividad celta de Samhain, que marcaba el final de la cosecha y el inicio de la temporada de invierno. Con el tiempo, algunas de estas costumbres se mezclaron con celebraciones cristianas como «Todos los Santos», dando lugar a una tradición sincrética que no tiene base bíblica.
Los muertos están muertos y los «santos» no son mediadores
La Biblia muestra que los muertos no tienen conciencia hasta la resurrección, y que Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres:
- Eclesiastés 9:5 «Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben».
- 1 Corintios 15:51-55 «He aquí, os digo un misterio: todos seremos transformados en un momento, a la final trompeta; los muertos serán resucitados incorruptibles».
- Juan 5:28-29 «Todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida».
- 1 Timoteo 2:5 «Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo».
Dios no quiere que participemos en prácticas ocultistas
Aunque algunos cristianos se cuestionen si celebrar Halloween, la respuesta bíblica es clara: no. La luz es antagónica de la oscuridad. La Biblia prohíbe la brujería, la adivinación y la idolatría (Deuteronomio 18:10-14). Cristo llama a sus seguidores a apartarse de todo lo que se relacione con prácticas paganas y ocultas.
Impacto en los niños
Es preocupante cómo Halloween se ha integrado en la vida de los niños a través de disfraces, concursos y actividades escolares, incluso en algunas instituciones que se dicen cristianas. La celebración puede normalizar ideas de oscuridad, miedo o superstición, y enseñar que el mal no es tan malo.
Datos históricos sobre Halloween
La calabaza, adorno típico de Halloween, tiene raíces en tradiciones paganas y rituales antiguos de culturas celtas, como los druidas, quienes la utilizaban durante sus festividades relacionadas con los muertos y la transición de estaciones.
La noche del 31 de octubre al 1 de noviembre se vinculaba con la práctica de adivinación y rituales paganos. En esa época, se realizaban reuniones de brujos y aquelarres con ceremonias que buscaban comunicarse con los espíritus de los muertos y honrar a sus deidades. Estas prácticas reflejan la influencia de creencias ocultistas que la Biblia advierte contra.
El «truco o trato», que hoy parece un juego inocente, tiene su origen en antiguos rituales paganos. Con el tiempo, estas costumbres se transformaron en la tradición moderna de pedir dulces, aunque su origen estaba relacionado con prácticas espiritistas y supersticiosas.
El 31 de octubre es una fecha significativa para algunos grupos satánicos, ocultistas y esotéricos. La influencia cultural de Halloween puede normalizar ideas y comportamientos contrarios a los valores cristianos.
«Gracias» a la popularización de Halloween, muchos niños y adolescentes se ven expuestos a contenidos y conductas que trivializan el mal, la violencia o lo oscuro. Esto puede afectar su percepción de lo que es correcto, cuestionando valores y principios.
La Biblia nos previene sobre la influencia del mal
- Efesios 5:11 «Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas».
- 1 Corintios 10:21 «No podéis beber la copa del Señor y la copa de los demonios».
- 1 Pedro 5:8 «Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario, el diablo, anda alrededor buscando a quien devorar».
- 2 Corintios 6:14-18 «No os unáis en yugo desigual con los incrédulos».
La luz no tiene parte con la oscuridad
Existen fuerzas espirituales que influyen en la vida de las personas: Dios y Satán. Por eso, aunque Halloween parezca inocente, las influencias de prácticas ocultas son peligrosas. Los padres cristianos no deberían apoyar la celebración de esta festividad ni permitir que sus hijos participen.
La celebración de Halloween no es un juego; tiene raíces y símbolos asociados al ocultismo. Los padres deben enseñar a los niños a discernir entre la luz y la oscuridad, y enfocarse en celebrar valores como la gratitud, el amor y la bondad.
Los cristianos no celebramos la muerte, el espiritismo ni el miedo. Nos centramos en la vida, la verdad y la luz de Dios y no participamos en algo que contradice las enseñanzas bíblicas.
¿Calabazas? ¡Para los pasteles!
Autora: Esther Azón. Teóloga y comunicadora. Editora y redactora de revista.adventista.es


