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Aunque el Año Nuevo no es más que un día que sigue a otro día, marca un hito que podemos aprovechar. Cada nuevo año es como una hoja en blanco que nos recuerda que podemos mejorar. Es un buen momento para hacer planes y propósitos. Y, sin duda, es una excelente oportunidad para renovar nuestra vida espiritual. 

El Año Nuevo nos invita a reflexionar sobre el pasado y proyectarnos hacia el futuro. Como cristianos, es un momento propicio para fortalecer nuestra relación con Dios, renovar nuestras metas espirituales y buscar Su guía para el año que comenzamos.

Reflexión sobre el tiempo y la eternidad

La Biblia nos recuerda la importancia de aprovechar cada momento:
«Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría» (Salmos 90:12).

El tiempo es un don de Dios, y cada día es una oportunidad para vivir en comunión con Él. Elena de White enfatiza:
«El tiempo es un talento que nos ha sido confiado, y Dios pedirá cuenta de cómo lo hemos usado» (Elena de White, Palabras de Vida del Gran Maestro, página 342).

Por eso, al comenzar un nuevo año, somos llamados a dedicarnos nuevamente a Dios:
«Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús». (Filipenses 3:13-14).

Elena de White anima a una entrega diaria:
«Cada día debe dedicarse a Dios. Comenzad cada mañana con oración ferviente, no como una forma vana, sino como una realidad. Pedid a Dios que os conceda sabiduría para conduciros con rectitud» (Elena de White, El camino a Cristo, página 70).

Renovando el compromiso con la misión, confiando en el cuidado de Dios

El Año Nuevo nos brinda la oportunidad de redoblar esfuerzos en nuestra misión como cristianos:
«Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura» (Marcos 16:15).

Elena de White nos recuerda:
«La obra de Dios en la Tierra no puede ser terminada hasta que los hombres y mujeres que componen la iglesia colaboren con los ángeles celestiales» (Elena de White, El Deseado de todas las gentes, página 107).

Enfrentamos el nuevo año con confianza en la dirección y el cuidado de Dios. Su promesa es segura:
«Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis» (Jeremías 29:11).

Elena de White nos asegura que podemos confiar plenamente en Su providencia:
«Dios tiene un propósito para cada uno de nosotros, y no debemos temer al futuro. Confiemos en Él y sigamos adelante con fe» (Profetas y Reyes, página 202).

Resoluciones espirituales

Este Año Nuevo, busquemos crecer en la fe, en el amor y en el servicio.

Como dice Elena de White:
«Es en los tiempos de quietud y oración cuando podemos escuchar la voz de Dios y recibir fuerza para avanzar» (La educación, página 260).

Que este año sea una oportunidad para renovar nuestra entrega a Cristo, reforzar nuestro compromiso con Su misión y vivir cada día con esperanza y fe. Al hacer esto, podemos estar seguros de que el Señor nos guiará y bendecirá en cada paso del camino.

¡Feliz 2025, de Su mano!

Autora: Esther Azón, teóloga y comunicadora. Redactora y coeditora de revista.adventista.es 

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