“Gozándoos en la esperanza, perseverando en el sufrimiento, dedicados a la oración” (Rom. 12:12).
Aquí, en el versículo 12, hay una descripción de la vida cristiana: “gozándoos en la esperanza, perseverando en el sufrimiento, dedicados a la oración”. Y, por supuesto, en el contexto más amplio de Romanos, sabemos que este gozo es en Jesús, y que esta paciencia proviene de Jesús, y que este sufrimiento es con Jesús, y que esta oración constante es a través de Jesús para Dios el Padre. Así que no es difícil enlazar este pasaje con los eventos de Navidad en el nacimiento de Jesús, y el propósito de ese nacimiento y de su vida y muerte y resurrección y reinado hoy a la diestra de Dios en los cielos.
Versículo 12: ¡Todo esto es por amor!
Antes de hablar del sufrimiento, la esperanza, el gozo, la perseverancia y la oración, permítanme relacionar todo estos temas con el enfoque principal de los versículos 9-11. El versículo 9 se enfoca en el amor: “El amor sea sin hipocresía”. Y vimos cómo aborrecer lo malo y aferrarnos a lo bueno es esencial para amar. Entonces, el versículo 10 intensifica ese llamado a amar con las palabras fuertes de afecto familiar: “Sed afectuosos unos con otros con amor fraternal”, y muestra cómo preferir dar honor en lugar de ser honrados es parte de ese amor. Otro día volveremos al versículo 11. Pero este versículo bosqueja el celo y el fervor de nuestro amor, y cómo es un servicio para el Señor.
Así que cuando llegamos al versículo 12, tenemos el tema dominante del amor timbrando en nuestros corazones. Esa es la esencia de la voluntad de Dios allá en el versículo 2. Por esa razón debemos ser transformados en la renovación de nuestras mentes, para conocer en cada situación cómo luce el amor (que no es fácil porque siempre hay más de una persona que debe ser amada, y lo que esa persona necesita de nosotros generalmente nos impedirá dar a otra persona lo que necesita). ¡Oh, qué transformación tan profunda necesitamos para encontrar y seguir el camino del amor!
Este capítulo ha sido escrito totalmente para ayudarnos a lograr esa transformación. Así que el versículo 12 tiene un cartel flotando encima suyo: ¡Todo esto es por amor! ¡Todo es por amor! “gozándoos en la esperanza, perseverando en el sufrimiento, dedicados a la oración”, todo con el objetivo de amarnos unos a otros y amar a nuestros enemigos como debiéramos. En este camino, Cristo (el fundamento y meta de todo) se hace más visible y más real y más convincente en el mundo.
Entonces, ¿cómo se relacionan todas estas virtudes entre sí: amor, gozo, esperanza, perseverancia (o paciencia), sufrimiento, y constancia en la oración?
Sufrimiento
Comencemos con el sufrimiento. El sufrimiento es único en esta lista. El amor, el gozo, la esperanza, la perseverancia paciente, son todas virtudes que experimentamos o hacemos. Pero el sufrimiento es algo que es hecho a nosotros, o nos sucede. El amor, el gozo, la esperanza, la paciencia, son todos virtudes, surgen del alma por la gracia de Dios como algo moralmente bueno. El sufrimiento no es una virtud. No entre en la categoría de un acto moral del alma. Así que el sufrimiento es diferente.
Comenzamos con él porque es el ambiente en que ocurren todas las virtudes. El sufrimiento es la experiencia normal de los creyentes en esta vida. Compartimos algunas tribulaciones con los no-creyentes (como la enfermedad, la calamidad y la muerte), y algunas tribulaciones son únicas para los creyentes (como la persecución por amor de Cristo). Pero mi mensaje principal aquí es que ese sufrimiento, o tribulación, es normal y debe ser experimentado en este mundo. Es la base para todo nuestro amor y gozo y esperanza y paciencia y oración. La aflicción es donde vivimos. Si usted no vive allí ahora, ya vivirá allí. Aprender que es normal el sufrimiento, será una gran ayuda cuando venga.
Jesús fue el mejor hombre que vivió. Ninguno de nosotros tenemos derecho a experimentar menos aflicción que la que él experimentó. Si experimentamos menos, es misericordia. No merecemos las vidas pacíficas que tenemos. Son regalos misericordiosos. Para Jesús fue aflicción desde el principio. Su nacimiento fue escandaloso (concebido antes del matrimonio). Estuvo en un pesebre. Fue amenazado y odiado por los poderes políticos (Herodes). Apenas escapó de la muerte cuando niño, y tuvo que volverse un refugiado en Egipto. Y de esa manera continuó hasta ser acusado de sedición contra el César y ser crucificado.
Así comenzó el cristianismo. Jesús dijo: “El que no carga su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:27). “Le basta al discípulo llegar a ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al dueño de la casa lo han llamado Belcebú, ¡cuánto más a los de su casa!” (Mateo 10:25). Pablo enseñó a todas las jóvenes iglesias que estableció: “Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hechos 14:22). Pedro enseñó a las iglesias: “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que en medio de vosotros ha venido para probaros, como si alguna cosa extraña os estuviera aconteciendo” (1 Pedro 4:12). No es extraño. Es normal. Viene con el mundo caído, pecaminoso, fútil. “nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo” (Romanos 8:23).
La aflicción de nuestras vidas se extiende desde la calamidad del cáncer hasta el conflicto de la muerte. Todo sufrimiento es normal y es parte de aquello con que debemos vivir en nuestro camino al cielo. Es lo que Pablo dice en el versículo 12: “perseverando en el sufrimiento”. Seamos bíblicamente equilibrados en nuestra celebración de Navidad. Son buenas noticias de gran gozo (Lucas 2:10). ¡Ha nacido un Salvador, Cristo el Señor! Pero también ha nacido un llamado a sufrir con Cristo. El niño Jesús creció y dijo:”No penséis que vine a traer paz a la tierra; no vine a traer paz, sino espada. Porque vine a poner al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su misma casa” (Mateo 10:34-36).
Así que el “gran gozo” anunciado por los ángeles y es un gozo muy atacado. Es un gozo que debe defenderse, y un gozo que siempre está bajo ataque. Siempre es amenazado por el sufrimiento. Y el llamado de Romanos 12:12 no es a regocijarnos sin sufrimiento, sino a alegrarnos a pesar de, e incluso a causa del sufrimiento.
Romanos 5:1-6
Los tres están entrelazados entre sí para nosotros, no solo aquí, sino en Romanos 5:1-6 (esperanza, gozo, sufrimiento, y perseverancia). Leamos estos versículos cruciales que Pablo trae a nuestra mente nuevamente aquí en Romanos 12:12:
“Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por medio de quien también hemos obtenido entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones (=sufrimientos), sabiendo que la tribulación produce paciencia y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza; y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado. Porque mientras aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos” (Romanos 5:1-6).
Aquí está claro que el gozo cristiano, y la esperanza, la perseverancia paciente no son independientes de la tribulación, sino a pesar de, e incluso a causa de, la tribulación. Versículo 3: “nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia…” Pablo no solo tolera la tribulación, sino que la convierte en sierva del cristiano. La convierte de ama a esclava. Lo que Satanás quiso para nuestra destrucción, Dios lo dispuso para nuestro bien. En el mismo acto de tratar de destruir nuestro gozo, Satanás es obligado a hacer que nuestro gozo sea más profundo en Dios.
Nuestro gozo está fundamentado en la esperanza.
Demos una buena mirada a la raíz de este gozo. Lo vemos cuando distinguimos el gozo y la esperanza y vemos cómo están relacionados. Romanos 12:12 dice: “gozándoos en la esperanza”. Parece como si la esperanza fuera el suelo, o la roca en que está enraizado el gozo, el fundamento sobre el cual crece el gozo. Fíjese en la frase similar aquí en Romanos 5:2: “por medio de quien también hemos obtenido entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios”. Nuestro gozo está fundamentado en la esperanza. ¡Es tan crucial ver esta verdad! Entonces, ¿qué significa?
Significa que para el cristiano, las cosas pueden ir muy mal ahora mismo y sin embargo no perderá el gozo. El gozo es el gozo de la esperanza. Los cristianos ponen su corazón en cuán bueno será en la era venidera y en la presencia de Cristo, después de la muerte. Por esta razón, los cristianos se pueden regocijar en la tribulación y no solo en la salud, en la paz y en la seguridad. El sufrimiento hace que la raíz del gozo descienda hasta la esperanza. El gozo futuro vuelve como un manantial hacia el presente e ilumina cada carga.
El fundamento y la meta de la esperanza cristiana
¿Cuál es el fundamento y la meta de la esperanza cristiana que hace que sea posible el gozo en la tribulación? ¿Sabe lo que quiero decir con “fundamento y meta”? Si fuéramos parte de la causa de la Unión en la Guerra Civil, pudiéramos decir: “Ulíses Grant es nuestra esperanza para la victoria”. En esta oración Ulíses es el fundamento de nuestra esperanza, y la victoria es la meta de nuestra esperanza. Eso es lo que quiero decir. Por tanto, ¿cuál es el fundamento y la meta de la esperanza cristiana?
El fundamento de la esperanza cristiana: la justicia de Cristo en la justificación
Romanos 5:1-2 da la clara respuesta: “Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo“. Ese es el fundamento de nuestra esperanza. Dios nos declara justos (justificación) sobre la base de la sangre de Cristo y su justicia. Versículo 6: “Porque mientras aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos“. Ese es el fundamento de nuestra esperanza.
¿Cómo va estar usted delante de Dios ese día? ¿Qué alegará? Su consciencia susurra ahora lo que gritará aquel día: ¡no soy suficientemente bueno! Solo hay una base para la aceptación con Dios. Solo hay un camino para ser aceptados con Dios, solo un camino para la esperanza de vida eterna, es decir: la justificación por fe sola, sobre el fundamento de Cristo solamente. Ese es el mensaje de Romanos 5:1 y 6. Ese es el fundamento de nuestra esperanza.
La meta de la esperanza cristiana: la gloria de Dios en la faz de Jesucristo
La meta u objeto de nuestra esperanza está al final del versículo 2: “y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios“. La meta suprema del corazón humano no es el perdón, o la justificación, o el cielo, o la liberación de la enfermedad. La meta suprema de cada corazón es la gloria de Dios. Usted fue creado para ver y disfrutar la gloria de Dios. La Navidad ocurrió, ocurrió el Viernes Santo, ocurrió la Pascua para que los pecadores no fueran incinerados por la belleza de Dios sino que pudieran verla y disfrutarla con un gozo cada vez mayor. Romanos 12:12 dice: “gozándoos en la esperanza” y Romanos 5:2 completa la idea: “nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios” (NVI).
Esta es la experiencia suprema que secará toda lágrima. Rectificará todo lo errado. Les hará decir que todo valió la pena, no importa lo que hayan sufrido. Escuche cómo lo dice Pablo en 2da a los Corintios 4:17: “Pues esta aflicción [= todas las aflicciones de esta vida] leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación”. Esta fue la esperanza que sostuvo el gozo de Pablo en la aflicción. Él se predicó a sí mismo (y nosotros debemos): esta aflicción no carece de sentido, no es absurda, no es cruel, no es innecesaria. No, está obrando en mí una experiencia de la gloria de Dios que sobrepasará cada momento y cada grado de sufrimiento en esta vida.
Esa es nuestra esperanza. Su fundamento es la sangre y justicia de Cristo por la cuál somos justificados mediante la fe. Su meta u objetivo es la gloria de Dios que un día experimentaremos en la faz de Jesucristo.
Gozándoos en la esperanza
Entonces Pablo dice en Romanos 12:12 y 5:2: “gozándoos en la esperanza”, el gozo cristiano fluye de esta esperanza. O usted pudiera decir: el gozo cristiano está dirigido hacia esta esperanza. Quizás usted piensa: Esto es demasiado limitado. ¿No debiéramos regocijarnos en algunas cosas buenas ahora? ¿Acaso es todo nuestro gozo un gozo en la esperanza? Creo que hay dos maneras de responder esa pregunta. Una manera de pastores y una manera de sabios. Los pastores tenían poco o nada. Los sabios tenían oro, incienso, y mirra. Hay un modo de regocijarnos en la esperanza cuando nada tenemos. Hay un modo de regocijarnos en la esperanza cuando tenemos mucho.
La manera de los pastores es esta: si la tribulación es normal, entonces Pablo necesita enfatizar que el gozo fluirá de la esperanza y que no está presente en los buenos momentos. El presente es duro. Y nuevamente digo, si usted no piensa que sea cierto, lo pensará alguna vez. Y si la vida es dura, podemos rendirnos en nuestra búsqueda del gozo, o podemos obtenerlo de la esperanza. Pablo no se rendiría en su búsqueda del gozo. Lo exigió una y otra vez en sus cartas a los creyentes. “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocijaos!” (Filipenses 4:4). El regocijo en la esperanza es un eco de la convicción de Pablo de que la vida es dura. El sufrimiento es normal. Pero viene una gloria que hará que toda tribulación valga la pena.
La otra manera de explicar esta frase (“gozándoos en la esperanza”), la manera de los sabios, es decir que aun en esos momentos en que abundan los placeres, todos señalan al Creador y meta del placer, Cristo mismo. Cristo será experimentado más plenamente en el futuro. Disfrutamos su compañía ahora en medida. Pero entonces será cara a cara (1 Corintios 13:12). Todo gozo futuro se encontrará en Cristo. Y todo gozo presente señala ese futuro de plenitud en Cristo. Si no lo hace es un ídolo. Así que digo con el apóstol Pablo, sea en dolor o en el placer: regocíjense en la esperanza, en la esperanza de la gloria de Dios en la faz de Cristo.
Ahora, por último, enlace los tres últimos elementos: la perseverancia paciente, el amor, y la oración unos por los otros, con el regocijo en la esperanza. Romanos 12:12 dice: “perseverando [siendo pacientes] en el sufrimiento” Hebreos 12:2 muestra cómo se relaciona la perseverancia con la esperanza, y el gozo, y el amor. “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo [¡hay gozo!] puesto delante de El [hay esperanza] soportó la cruz [hay amor]”. El mayor acto de amor que alguna vez existió, la muerte de Jesús por los pecadores como nosotros, fue soportado por el gozo sostenido por el futuro, es decir, por el gozo en la esperanza. “Por el gozo puesto delante de El soportó la cruz”.
Resumen
Así resumiría todos los elementos de Romanos 12:12: Las condiciones normales de vida en este mundo caído son tribulación-problema, calamidad, conflicto, cáncer, muerte. Pero Cristo ha venido en Navidad. Se ha abierto paso a través de nuestra tribulación y la ha tomado para sí mismo. Llevó nuestro pecado, y cargó nuestra maldición, y absorbió la ira de Dios, y se volvió nuestra justicia, y conquistó la muerte y al infierno y a Satanás, y abrió las puertas del paraíso para todos los que confían en él. Convirtió su gloria en el centro de ese paraíso para que pudiéramos tener los mayores placeres posibles (Juan 17:24). Nos regocijamos en esta esperanza con gozo inefable y lleno de gloria (1 Pedro 1:8), ahora, a pesar e incluso a causa de nuestras tribulaciones que dirigen nuestro gozo profundamente, hacia las raíces de la esperanza. Y en este gozo perseveramos con Jesús en todos los sacrificios de amor.
El presente y el futuro
Por tanto, no cometa el error de pensar que el gozo orientado hacia el futuro y sostenido por el futuro limita la utilidad del presente. No la limita. La libera. Si su futuro es glorioso y cierto (¡que lo es en Cristo!), usted no vive para el dinero, o para el poder, o para la fama. No tiene que agarrar y arrebatar y perseguir los placeres que se resbalan entre sus dedos avejentados. Es libre ahora para vivir para otros. Es libre para ser otro tipo de persona diferente a la que vive para este mundo. Si su esperanza es gloriosa y cierta, buscará primeramente el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas básicas le serán añadidas (Mateo 6:33). Su amor será genuino. Será radical, arriesgado, sacrificado, por el gozo puesto delante suyo.