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Foto: Personal del Hospital Adventista Cooper en Liberia durante la epidemia de ébola. Foto: ahiglobal.org

La doctora Gillian Seton, graduada en 2008 de Loma Linda, ha trabajado desde febrero en el Hospital Adventista Cooper de Liberia como participante del programa Designación Misionera Diferida. El programa, desarrollado por la Asociación General de la Iglesia Adventista, brinda apoyo financiero a estudiantes médicos y odontológicos comprometidos con el servicio misionero en el extranjero.

Se espera que otro médico, el doctor James Appel, quien se graduó de Loma Linda en 2000, llegue esta semana a Liberia para ofrecer atención médica junto con Seton en el Hospital Adventista Cooper. Appel ha pasado la última década como médico de medicina familiar en Chad, otro país del norte de África.

La Asociación General, en colaboración con Salud Adventista Internacional con sede en Loma Linda, ha decidido mantener abierto el Hospital Adventista Cooper de Liberia a pesar del brote del virus. El hospital de 45 camas, y el Hospital Oftalmológico asociado, está ubicado en el corazón de Monrovia, la capital del país, en la que vive casi la tercera parte de los cuatro millones de habitantes. La República de Liberia fue fundada por esclavos estadounidenses y caribeños liberados, y declaró su independencia en 1847.

Muchos hospitales públicos de esa nación de África Occidental y de zonas adyacentes han cerrado o se rehusan a recibir a nuevos pacientes, pero el personal de Cooper ha tomado la decision de mantenerse abierto para tratar las enfermedades no relacionadas con el Ébola. Siguen revisando a los pacientes antes de que ingresen al hospital, para seguir libres del virus del Ébola todo lo posible, con el objetivo de ser una fuente de ayuda y seguridad para los pacientes y el personal.

Como cirujana general del hospital, Seton dijo que cree que la necesidad de atención médica supera los peligros que implica seguir atendiendo a la gente.

“El lugar más peligroso en este momento es en un hospital pero, ¿qué podemos hacer cuando llega una paciente con una emergencia obstétrica, o con apendicitis? ¿O casos severos de malaria, con una anemia casi mortal?, preguntó.

Seton dijo que no han cerrado el hospital porque han visto lo desesperada que está la gente de conseguir ayuda, después de haber sido rechazados de cuatro o cinco hospitales como resultado del cierre implementado por el personal de esas instituciones.

El doctor Richard H. Hart, presidente de Salud Adventista Internacional y presidente de Salud de la Universidad de Loma Linda, dijo que la agencia sigue apoyando las operaciones de Cooper al subsidiar costos y suministrar lo necesario para su funcionamiento. También dijo que probablemente envíen más personal a Liberia, y que solo se están presentando a trabajar los voluntarios que deciden permanecer.

“Me siento orgulloso del personal de Cooper, en particular de Gillian and James, que escogieron el deber por sobre la seguridad, y han decidido seguir brindando atención médica”, dijo Hart, quien agregó que ahora se ha establecido una unidad especial de enfermedades infecciosas en otro hospital para atender a los pacientes que, se sospecha, podrían estar sufriendo de Ébola, brindando así al Hospital Cooper una esencial opción de derivación.

Otro hospital integrante de Salud Adventista Internacional, el Hospital Adventista Waterloo de Sierra Leona, también está enfrentando la crisis del Ébola. Tanto Cooper como Waterloo están necesitados de ayuda externa para pagar por los materiales, equipos y personal médico adicionales.

Si desea más información sobre la respuesta humanitaria a la crisis, visite ahiglobal.org.

Revista Adventista de España