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Para el sábado 31 de marzo de 2018.

Esta lección está basada en Mateo 28:1-10; Lucas 24:13-35 y “El Deseado de todas las gentes”, capítulo 81-82.

  • Los soldados romanos no pudieron esperar para compartirlo.
    • Los soldados estaban guardando la tumba para que nadie robase el cuerpo de Jesús.
    • Cerca del amanecer, la tierra tembló y una luz iluminó la oscuridad. Un ángel quitó la piedra del sepulcro y Jesús resucitó triunfante y victorioso.
    • Los soldados cayeron desmayados y todo quedó a oscuras y tranquilo.
    • Cuando se levantaron, corrieron a contar a todos los que encontraban la noticia: ¡Jesús ha resucitado y Jesús está vivo!
  • Las mujeres no pudieron esperar para compartirlo.
    • Al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro para realizar los ritos fúnebres que el viernes por la noche (al ser ya sábado) no habían podido realizar.
    • Al acercarse a la tumba vieron que estaba abierta y un ángel les dijo que Jesús había resucitado. En el camino, Jesús mismo se les apareció.
    • Corrieron a Jerusalén para contar la buena noticia a los discípulos: ¡Jesús está vivo!
  • Los discípulos de Emaús no pudieron esperar para compartirlo.
    • El domingo por la tarde, dos discípulos se volvían a su pueblo (Emaús). Comentaban todo lo que había pasado ese fin de semana. Ellos no creían que Jesús había resucitado.
    • Un extraño se les acercó preguntándoles de qué hablaban. Luego, les explicó todo lo que la Biblia decía acerca del Mesías.
    • Cuando llegaron a Emaús lo invitaron a cenar. Cuando pidió la bendición por los alimentos, reconocieron que era Jesús. Entonces, Jesús desapareció.
    • Corrieron todo el camino de vuelta hasta Jerusalén de noche para contar que: ¡Jesús está vivo!
  • No esperes para compartirlo.
    • La salvación es una noticia tan buena que debemos compartirla con los demás.
    • Pide a Dios que te de el entusiasmo de los soldados, de las mujeres y de los discípulos de Emaús para compartir a Jesús con los demás.
    • Piensa en la forma o formas en que puedes compartir la historia de Jesús. ¿A quién se la puedes contar?
    • Si se lo pides, Jesús te dará la habilidad necesaria para compartir esta historia. Usa tus dones para compartir con otros lo que Jesús significa para ti.
    • Muestras que sirves a Dios compartiendo con los demás que Jesús murió y resucito. Podrás vivir toda la eternidad con Jesús y con todos aquellos que acepten este mensaje.

Resumen: Debemos contar a los demás que Jesús murió por nosotros.

Resumen, y selección de materiales, de Eunice Laveda, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposo Sergio Fustero, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es 

Foto: Jason Rosewell on Unsplash

Revista Adventista de España