Para el sábado 17 de febrero de 2018.
Esta lección está basada en Lucas 10:25-37 y “El Deseado de todas las gentes”, capítulo 54, pp. 464-475.
- ¿Por qué razón buscas a Jesús?
- La gente acudía a Jesús por distintas razones:
- Porque les transmitía esperanza.
- Porque les ayudaba a entender el amor de Dios.
- Porque tenían dudas.
- Porque querían ponerlo a prueba.
- Un abogado quiso poner a prueba a Jesús y le preguntó qué debía hacer para tener la vida eterna.
- Jesús le dijo que diera él mismo la respuesta. Respondió: Amar a Dios, y al prójimo.
- La gente acudía a Jesús por distintas razones:
- Cómo amar a Dios.
- ¿Te has preguntado alguna vez cómo puedes amar a Dios?
- La única manera es conociéndolo. Cuanto más lo conozcas más lo amarás.
- Llegarás a amarlo con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente.
- Cómo amar al prójimo.
- Mi prójimo es cualquier persona. En la escuela, mis compañeros y profesores. En la calle, los viandantes. En mi casa, mi familia y cualquier persona que venga a ella.
- Cuando amas completamente a Dios, amarás también a tu prójimo como a ti mismo.
- No obstante, el abogado quería que Jesús le aclarase quiénes estaban incluidos como “prójimos”.
- Entonces, Jesús se lo aclaró con una parábola.
- Jesús presenta a mi nuevo prójimo.
- Un hombre iba de Jerusalén a Jericó y fue atacado por ladrones que le dejaron sin ropa y medio muerto.
- Pasó un sacerdote e hizo como que no lo veía. Pasó también un levita y, por no contaminarse, no le ayudó.
- Pasó un samaritano. Se detuvo y le curó con vino y aceite. Vendó sus heridas y, montándolo en su cabalgadura, lo llevó a una posada para que lo cuidaran. Él mismo pagó todos los gastos que ocasionó su estancia allí.
- ¿Cuál de los tres fue el prójimo del hombre herido?
- El abogado contestó: el que se compadeció de él (ni siquiera mencionó la palabra “samaritano”).
- Jesús le pidió que fuese e hiciese lo mismo.
- Amar a mi nuevo prójimo.
- Cualquier persona que necesita mi ayuda es mi prójimo y debo ayudarle (Mateo 25:34-40).
- Dios no nos trata como merecemos. Por eso, debemos tratar bien a los demás, aunque creamos que no lo merecen (Filipenses 2:5-11).
- Debemos tratar a los demás como nos gustaría que ellos nos trataran a nosotros (Mateo 7:12).
- No importa el color de su piel, su inteligencia, su nacionalidad, su cultura, su religión, su estado social o cualquier otra cosa que me diferencie de mi prójimo. Debemos amar a todos y ayudarles, tratándolos con misericordia y bondad.
- Pídele a Dios que te ayude a amar a los demás como a ti mismo, y darte cuenta de cuáles son sus necesidades y de cómo poder ayudarles.
- Si no puedes ayudar a tu prójimo en alguna situación, ora y busca a alguien que le pueda ayudar.
Resumen: Cuando amamos a Dios, Él nos ayuda a amar a nuestro prójimo.
Resumen, y selección de materiales, de Eunice Laveda, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposo Sergio Fustero, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Foto: Jenn Evelyn-Ann en Unsplash