Para el sábado 27 de enero de 2018.
Esta lección está basada en Mateo 14:1-13; Marcos 6:14-29 y “El Deseado de todas las gentes”, capítulo 22, pp. 191-202.
- Herodes y Juan
- Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande (el que mató a los niños de Belén), gobernaba sobre Galilea y Perea.
- Herodes se casó con su cuñada Herodías, viviendo aún su marido.
- Juan lo acusó de adulterio, y le dijo que tenía que dejarla.
- Instigado por Herodías, Herodes metió en la cárcel a Juan.
- Herodes sabía que Juan era profeta y lo escuchaba de buena gana. No lo liberaba por causa de Herodías, pero tampoco se decidía a matarlo como ella pedía.
- La fiesta
- Herodes hizo una gran fiesta para su cumpleaños a la que invitó a los principales de su reino.
- En la fiesta había mucha comida, bebidas embriagantes y diversiones. Todos intentaban agradar a Herodes.
- Al final de la fiesta, la joven Salomé bailó ante todos con una danza sensual. Esto agradó a Herodes, que le ofreció: “Todo lo que me pidas te daré, hasta la mitad de mi reino”.
- Salomé, instigada por su madre Herodías, pidió la cabeza de Juan el Bautista.
- Perder la cabeza
- Herodes estaba completamente ebrio cuando Salomé bailó ante él, incapaz de distinguir entre el bien y el mal.
- Quería parecer poderoso y generoso ante sus invitados.
- Accedió a matar a Juan. Esta decisión nunca la hubiera tomado si no hubiese estado afectado por el alcohol, el exceso de comida y el ambiente sensual que le rodeaba.
- Con esta decisión, tanto Juan como Herodes perdieron su cabeza. Herodes perdió también el último vestigio de conciencia que le quedaba.
- No pierdas la cabeza. Filipenses 4:8-9; 1ª de Corintios 10:31.
- La elección de lo que comas y bebas impactará en tu capacidad para pensar y tomar decisiones.
- Es importante que, cuando tomes una decisión, tengas tu cuerpo y mente limpios y sanos, para ser capaz de distinguir lo bueno de lo malo.
- Piensa que tu comunión con Dios también se ve afectada por ello.
- Guárdate de sustancias dañinas, para tomar decisiones que honren a Dios.
- El alcohol: “Los jóvenes y los niños deben saber que el alcohol, el tabaco y otros venenos similares provocan la ruina del cuerpo, el entorpecimiento de la mente y la corrupción del alma. Debe explicarse que cualquiera que use esas cosas con el paso del tiempo perderá toda la fuerza de sus facultades físicas, mentales o morales” (Ed, pg. 183).
- El tabaco: “El tabaco es un veneno lento, insidioso, pero de los más nocivos. En cualquier forma en que se haga uso de él, mina la constitución; es tanto más peligroso cuanto sus efectos son lentos y apenas perceptibles al principio. Excita y después paraliza los nervios. Debilita y anubla el cerebro. A menudo afecta los nervios más poderosamente que las bebidas alcohólicas. Es un veneno más sutil, y es difícil eliminar sus efectos en el organismo” (CPI, pg. 186).
- El café y el té: “El té estimula y hasta cierto punto embriaga. Parecida resulta también la acción del café y de muchas otras bebidas populares… El consumo continuo de estos excitantes de los nervios produce dolor de cabeza, insomnio, palpitaciones del corazón, indigestión, temblores y otros muchos males; porque estos excitantes consumen las fuerzas vitales. Los nervios cansados necesitan reposo y tranquilidad en vez de estímulo y recargo de trabajo” (CPI, pg. 188).
- Las drogas: interfieren en la capacidad de concentración y en la memoria a corto plazo; aumentan el riesgo de trastorno mental; distorsionan la percepción; pueden causar ansiedad, depresión y paranoia; incrementan el riesgo de infarto.
- Pide a Dios que guíe tus apetitos, sentimientos y emociones.
Resumen: Adoramos a Dios cuando le ofrecemos cuerpos y mentes sanos.
Resumen, y selección de materiales, de Eunice Laveda, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposo Sergio Fustero, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Foto: Smoke & Vibe en Unsplash