Una de las herejías históricas respecto de Dios es la del monarquianismo, surgida hacia el siglo II d.C. Recibió este nombre porque enseñaban que Dios es una Persona, un único Monarca. Existieron dos clases de monarquianistas: los dinámicos (o adopcionistas), que enseñaban que el Padre había adoptado a Jesús en ocasión de su bautismo; y el modalismo, que afirmaban que las expresiones Padre, Hijo y Espíritu Santo se referían a tres modos (no tres Personas) en que Dios el Padre se había manifestado.
Hoy existen algunos grupos religiosos que repiten los argumentos modalistas del pasado. De forma general, afirman que las palabras Padre, Hijo y Espíritu Santo son solo «títulos» que adoptó un único y solitario Ser, cuyo nombre es Jesús, y que él se manifestó de dos modos: uno que se llamaba Hijo, como hombre; y otro que se llamaba Padre, como Dios. Hay varias razones para rechazar esta teoría. Veamos:
1-El lenguaje bíblico.
No es posible encontrar el modalismo en la Biblia. En Salmo 110:1, se lee: «Dijo el Señor a mi Señor: ‘Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies». Es evidente que aquí se observa el diálogo entre dos Personas, pero el modalismo asegura que solo es entre una. Jesús dijo: «Y yo rogaré al Padre, para que les dé otro Consolador que esté con ustedes siempre» (Juan 14:16). Es evidente que el texto habla de tres Personas, pero si llevamos el modalismo hasta su conclusión lógica, Jesús se habría rogado a sí mismo para enviarse él mismo. En Romanos 8:34 encontramos que Jesús está «a la diestra de Dios e intercede por nosotros».
Ahora bien, para que exista intercesión, por lo menos deben existir dos partes y un mediador (1 Tim. 2:5). No existe intercesión si es que uno no suplica ante otro por un tercero. Así, Cristo «intercede» ante el Padre «por nosotros». Pero la conclusión que se deriva del modalismo es que Jesús habría intercedido ante sí mismo.
2-La enseñanza de los apóstoles.
El Nuevo Testamento nunca confunde al Padre con el Hijo, pues siempre se hace una clara distinción entre ambos. Encontramos frases como: «De Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo» (Romanos 1:7; 2 Corintios 1:2); «Por medio de Jesucristo y de Dios el Padre, que lo resucitó de los muertos» (Gálatas 1:1); «Háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por él» (Col. 3:17); «Nuestra comunión con el Padre, y con su Hijo Jesucristo, es real» (1 Juan 1:3).
3-El contrasentido de la teoría de la naturaleza de Dios.
Afirmar que «Padre» se refiere al modo divino de Jesús e «Hijo» al modo humano no concuerda con la evidencia bíblica. Por ejemplo, tendríamos que aceptar el absurdo de que un modo es capaz de amar al otro, porque Jesús dijo: «El Padre ama al Hijo» (Juan 3:35; 5:20; 15:9, 10) y «[Yo] amo al Padre» (Juan 14:31). En el bautismo, el Padre manifestó: «Este es mi Hijo amado» (Mateo 3:17; 2 Pedro 1:17). Y cuando Jesús oró (Lucas 22:42), ¿se oraba a sí mismo o su modo humano le oraba al divino? ¿Qué ocurre si vamos a la Cruz? ¿A quién le clamó Jesús? ¿Se clamó a sí mismo? ¿El modo humano le estaba clamando al divino?
La Biblia registra ocasiones en que Jesús y otros escucharon desde el Cielo la voz del Padre (Mateo 17:5, 6; 2 Pedro 1:17). En una ocasión, Jesús habló y el Padre respondió (Juan 12:28). ¿Debemos concluir que un modo le hablaba al otro? Además, si esto fuera verdad, ¿por qué razón aun después de que el supuesto modo terrestre de Jesús (Hijo) volvió al Cielo, al divino (Padre), la Biblia sigue hablando del Padre como alguien diferente del Hijo? (Apocalipsis 3:5, 21; 5:5-7, 13; 7:10; 11:15; 12:10; 14:14; 20:6; 22:1, 3).
Los trinitarios no tienen problemas en aceptar que una Persona de la Trinidad ame, ore y responda a la otra; pero cuando los modalistas rechazan esto, están forzados a aceptar contrasentidos que van en contra de la evidencia bíblica.
Autor: Cristhian Álvarez Zaldúa, Doctor en Teología, actualmente trabaja como director de los departamentos de Escuela Sabática, MIPES y Evangelismo de la Unión Ecuatoriana.
Publciación original: Una herejía resucitada