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Prestemos atención al lado bueno de la vida. El tiempo es implacable y debemos elegir bien cómo utilizar cada minuto. Dedique tiempo para estar presente con quienes realmente le importan. Es salud mental.

¿Cuál debería ser nuestra motivación hoy? Después de toda la confusión, el sufrimiento y las muertes causadas por la pandemia de la COVID-19, ¿cómo podemos celebrar que seguimos vivos? Voy a darte una razón: todavía estamos vivos. Debemos agradecer a Dios por la vida que él nos dio, porque hemos sobrevivido a esta calamidad y porque todavía tenemos un empleo, una familia y amigos. A pesar de la crisis, todavía tenemos motivos para agradecer.

La bicicleta oxidada

Cierto día, estacioné mi coche bajo la ruta de aterrizaje del lado de afuera del aeropuerto en mi ciudad natal, Porto Alegre. Mientras observaba a los aviones ir y venir, me llamó la atención un señor con su bicicleta. ¿Dije bicicleta? Sí, era una bicicleta vieja, oxidada y gastada. Sus ropas también estaban en malas condiciones, el pie derecho de este hombre estaba vendado, y yo asumí que nunca se había subido a un avión. Sin embargo, allí estaba él contemplando aquellas aeronaves a la distancia y las actividades del aeropuerto. Parecía estar contento de ver ese otro mundo que había dentro de aquel lugar. Luego, se subió a su bicicleta y se fue.

Después de ver eso, comencé a pensar sobre la satisfacción en la vida. Aquel pobre hombre con su bicicleta oxidada se estaba divirtiendo solo al ver algunos aviones a la distancia. Yo, que ya he pasado por decenas de aeropuertos alrededor del mundo, me vivo quejando. ¿De qué? De las filas del control de seguridad, del pote de mantequilla de maní que me confiscaron y de mi amada navaja que no me dejaron pasar.

O porque mi vuelo se atrasa, o por el cambio de puerta de embarque, o porque me dan el asiento equivocado; porque la comida era muy cara, el agua era horrible, porque todos los restaurantes estaban cerrados, porque las máquinas de venta automática no funcionaban, o porque no había bancos disponibles para sentarme en el aeropuerto, etc.

Es increíble, pero con todos los privilegios que tengo para viajar, aun así parezco la persona más infeliz del planeta. Nuestro amigo nunca despegó en un avión, sin embargo, estaba feliz solo de estar cerca del aeropuerto con su bicicleta oxidada. Debemos detenernos y pensar. Deberíamos reflexionar y ser agradecidos por todo lo que tenemos y encontrar más placer en las cosas simples. Y durante los próximos 365 días, debemos hacer planes para ayudar a las personas necesitadas y pasar más tiempo con la familia. Deberíamos considerar más la vida, el amor y a Dios, y usar nuestros minutos más en actividades eternas y no en cosas pasajeras.

Esté contento

«No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Filipenses 4: 11-13).

Autor: Hildemar Santos, médico y docente de la Faculdad de Salud Pública en la Universidad de Loma Linda, Estados Unidos.

 

PUBLICACIÓN ORIGINAL: Préstele atención al lado bueno de la vida

Revista Adventista de España